“El Oficial y el Espía”

Del Cine y las Leyes

La Injusticia de la Justicia

Por Horacio Armando Hernández Orozco

“El Oficial y el Espía” (“J’accuse”, título original en francés). Película franco-italiana, dirigida por Roman Polanski, basada en la novela homónima de Robert Harris, actúan Jean Dujardin (Georges Picquart), Louis Garrel (Alfred Dreyfus), Emmanuelle Seigner (Pauline Monnier), Mathieu Amalric (Alphonse Bertillon), Melvil Poupaud (Fernand Labori) y Eric Ruf (Jean Sandherr); se estrenó en el 76° Festival Internacional de Cine de Venecia de 2019, donde obtuvo el Gran Premio del Jurado.

El oficial francés Georges Picquart  es nombrado jefe de la sección de inteligencia del ejército en 1895, y descubre que se usaron pruebas falsas para condenar a Alfred Dreyfus, uno de los pocos miembros judíos del ejército francés, por pasar secretos militares al imperio alemán. Picquart arriesga su carrera y su vida, luchando durante una década para exponer la verdad y liberar al condenado por error.

La película se centra en el famoso Caso Dreyfus del siglo XIX, que en 1894, siendo capitán del ejército francés es acusado de traición y condenado a cadena perpetua en la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa; este caso junto a otros muchos más, han sido una serie de hechos infames del Tribunal de Guerra Francés, que antes de pretender hacer justicia busca un escarmiento ejemplar.

LA MÁXIMA DESHONRA

En el patio frontal de las instalaciones militares se dan cita cientos de oficiales y generales para presenciar la degradación militar del capitán Alfred Dreyfus, que ha sido condenado por el delito de alta traición a la patria al ser un espía del gobierno alemán.

Esta parte de la condena suele realizarse a puerta cerrada y sólo con la presencia de los elementos militares, pero la efervescencia de la milicia francesa de la época y el falso patriotismo fueron factores para que la deshonra fuera pública, pues al ejecutar la degradación en el patio frontal permitió que cientos de curiosos y enojados parisinos profirieran improperios contra Dreyfus, a quien lo catalogaron de traidor, y el odio se reflejaba más porque el acusado era judío.

Ya desde entonces se entramaba una confabulación contra los semitas, los pogromos han existido desde tiempos remotos, no los inventó Hitler, los rusos ya los practicaban y los franceses los hacían a su manera: a través de la ‘justicia’.

UN NUEVO ENCARGO

Entre los testigos que presencian esta humillación se encuentra el coronel Georges Picquart, a quien se asigna un nuevo encargo: liderar la Unidad de Contrainteligencia Militar que descubrió al espía; y desde ahí Picquart se percata que se siguen pasando secretos militares a los alemanes.

La cinta no se coloca en dos personajes icónicos de este caso: Emile Zola ni en el propio Dreyfus, sino que la originalidad es situar en el centro del relato a ese personaje menos conocido en este legendario escándalo de Estado: el coronel Picquart, quien al principio, al igual que todo parisino, estaba contra Dreyfus, pero cambió de opinión.

Marie-Georges Picquart tuvo un papel primordial en el caso Dreyfus, pues fue quien realizó las pesquisas para descubrir cómo el alto Estado mayor había falsificado las pruebas contra el capitán de artillería Alfred Dreyfus quien, por ser judío, fue calumniosamente acusado de ser un agente alemán en esa Francia presa de una furiosa ola de antisemitismo.

DESPERTANDO AL DRAGÓN

La asignación de este nuevo puesto no es del agrado de Picquart y tampoco de los subalternos, pero en cuando se entera que aún sigue existiendo espionaje a favor de los alemanes, le pregunta al Major Hubert-Joseph Henry cómo es que obtienen la información, éste le contesta que la señora que hace el aseo de la embajada alemana les entrega los documentos que se tiran a la basura.

El espionaje entre naciones no es cosa novedosa, siempre ha existido, en Deuteronomio 1.19-33, se narra que Moisés envío en misión a doce príncipes de los hijos de Israel a reconocer la tierra de Canaán, y ahí espiaran a sus pobladores.

El éxito del espionaje depende de la calidad de la información que se filtre al enemigo, en el caso Dreyfus se acusaba de haber informado sobre el diseño y funcionamiento del armamento de batería del ejército francés, pero había información que no podía haber filtrado pues a él no le constaba la misma.

LA IGNOMINIA DE LA JUSTICIA

En la oficina de Picquart está enmarcada una carta que ha sido pegada en sus pedazos, la cual sirvió para condenar a Dreyfus, pues aparentemente fue escrita por éste, al menos así lo había determinado un perito en caligrafía, quien afirmó ante el Tribunal Militar que el acusado deliberadamente había hecho rasgos distintos en la escritura para no ser identificado, esto es, si era plenamente igual la letra: condena, si era distinta la letra: también condena.

Picquart ve que las notas que llegan de la embajada alemana tienen igual escritura, y consulta al perito que atestiguó en el juicio y reconoce que es la misma caligrafía, entonces el verdadero culpable y espía alemán es el comandante Esterhazy.

No obstante este descubrimiento, el alto comando militar le ordena a Picquart que se olvide de ello, que Dreyfus ya fue condenado y lo que menos se requiere es otro caso similar.

Ante esto, Picquart le da toda la información y la argumentación a Zola, para escribir su célebre artículo periodístico: “Yo acuso”, quien posteriormente fue condenado a prisión; Picquart fue detenido y también se le condenó; fue rehabilitado en 1906, al mismo tiempo que Dreyfus, luego fue nombrado Ministro de Guerra en el gobierno de George Clemenceau, hasta 1909.

La cinta es una poderosa denuncia de la hipocresía y del indigno comportamiento de los altos mandos del ejército francés, que durante doce años encubrieron un error judicial, lo que se tornó en un verdadero escándalo de Estado, todo ello a través del personaje de Picquart, un militar de carrera que fiel a su conciencia y a su ética, puso en peligro su vocación profesional y su vida para denunciar el abyecto montaje del proceso Dreyfus.

Un claro mensaje sobre el falso patriotismo militarista basado en la xenofobia y la intolerancia, pero ¿acaso ya no habrá yerros en la justicia militar o será necesario un Picquart para descubrirlos?

La mejor respuesta la tendrá cómo siempre nuestro amable lector…

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