Por Jesús Michel Narváez
Construir los órganos que le dan seguridad y legalidad a los procesos electorales ha sido una tarea de tres décadas. De aquella caída del sistema atribuida a Manuel Bartlett en 1988 a la elección de 2018 hay un universo de diferencia.
Porque algo que se soslaya pero quizá sea lo más trascendente en los procesos electorales es la presencia de un millón de ciudadanos, en las casillas para dar fe de la legalidad de los votos. Contados uno a uno y colocados en las urnas correspondientes, el ejército de personas que no cobra, realiza un trabajo excepcional y por ello, solamente por ello, merecen respeto de los gobiernos, trátese del federal o de los estatales.
No faltan las descalificaciones. Siempre habrá algún candidato que “mande al diablo a las instituciones” y años más tarde quiera quedarse con ellas para controlarlas, dirigirlas y llevarlas a una involución que solamente beneficie al gobernante en turno para prolongar su proyecto político.
Sin embargo, en la política no solamente hay amargados o sujetos a investigación. También existen los optimistas y uno de ellos es Lorenzo Córdova Vianello, consejero presidente del INE y quien se ha convertido en el “blanco de la feria” para dirigirle las pelotas de beisbol no a la caja de bateo sino al cuerpo.
Durante su participación en el 5° Ciclo de conferencias sobre Gobernanza Electoral realizado en el IIJ de la UNAM, expresó: “hay buenos indicios” en el proceso para la definición de los integrantes del Comité de Evaluación, ya que la convocatoria salió por consenso y el INAI propuso nombres de personajes muy respetables. “Si esta sigue siendo la ruta, nos adentramos hacia el futuro en un sistema políticamente blindado y, consecuentemente, mucho más gobernable”.
Añadió: “El sistema electoral que se replanteó con la reforma 2014, es un sistema que permite justamente hablar, como pocas veces antes, de una gobernanza electoral multinivel”.
Su optimismo se manifiesta en la expresión “(…) el futuro en un sistema políticamente blindado y, consecuentemente, mucho más gobernable”.
Legalista y con fundamento, Córdova no analiza sin filias ni fobias, por supuesto, que a la 4t poco le importan los blindajes así éstos sean de nivel 7 que, cuentan los que realizan el trabajo, no lo destruye ni una bomba nuclear algo menos que el poder ejercido por aquellos que hoy lo detentan y disfrutan de destruir lo que en el pasado y con exceso de problemas se edificó para bien de la Nación.
El sistema electoral está en riesgo con el relevo de 4 consejeros que serán aprobados a modo para que respondan al proyecto político de quien hoy gobierna. No hay que equivocarse: no hay blindaje constitucional que no destruya la 4t. Revisar las reformas energética y educativa corrobora el ánimo destructivo. No más más que añadir.
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