*En el Filo de la Navaja los Órganos Autónomos
*CNDH, INEGI, CFC, CRE, IFT, IEE, CNEPDS, INAI
*También el Principal: el Banco de México
*Se Fueron Funcionarios, Técnicos y Expertos
*INE: Reducción de Presupuesto y Recorte de Personal
Por Jesús Michel Narváez
Arrancarle –literalmente- al Gobierno federal los controles político-electorales y financieros, tardó décadas.
Los gobiernos de las “instituciones” que sepultaron la “era de los caudillos” mantenían bajo su absoluto dominio el manejo del dinero y ordenaban que se imprimieran billetes, aunque no hubiera respaldo; en materia de comicios federales, estatales y municipales imponían candidatos y gobernantes. El Congreso de la Unión lo formaban los incondicionales del Jefe Máximo de la Revolución Mexicana hasta que fue expulsado del país para que el general Lázaro Cárdenas siguiera el mismo camino, aunque con una visión de Estado diferente: socialista.
Si algún sexenio se distinguió por imprimir billetes fue el de Luis Echeverría. El Banco de México no era autónomo constitucionalmente.
El presunto fraude electoral de 1988 y la caída del sistema, marcaron el fin de la Comisión Federal Electoral y el nacimiento, dos años más tarde, del primer organismo electoral con tintes de independiente integrado por consejeros ciudadanos, pero con la abierta intervención gubernamental. El Instituto Federal Electoral era presidido por el secretario de Gobernación y dirigido por un funcionario nombrado por el Presidente de la República.
Parafraseando lo enunciado el 13 de mayo de 1940 por Winston Churchill, ciudadanizar el sistema electoral y alcanzar la autonomía constitucional del Banco de México costó sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas.
Y, sin embargo, hoy lo mismo que otros órganos autónomos, como la CNDH, el INAI, el INEGI, el Coneval, el INEE, el IFETEL, la COFECE, la CRE y la CNH, se encuentran amenazados por dos de los tres Poderes de la Unión: El Ejecutivo y el Legislativo.
La descalificación presidencial de todos ellos y la reducción presupuestal para ese conjunto en el ejercicio 2019, pone en riesgo su existencia y surge la sombra del retorno a los tiempos en los cuales solamente el Ejecutivo, avalado por el Legislativo, controlaban las decisiones tomadas sin pesos ni contrapesos de ninguna especie.
LA TRAGEDIA DE LOS AUTONÓMOS
Con la frase “echen a andar la maquinita”, los presidentes desde Plutarco Elías Calles hasta Carlos Salinas de Gortari, ordenaban la impresión de billetes sin control alguno.
En abril de 1994, en términos prácticos, la autonomía del Banco de México se hizo realidad. Su responsabilidad implica que ninguna autoridad pueda exigirle la concesión de crédito, con lo cual se garantiza el control ininterrumpido del instituto sobre el monto del dinero (billetes y monedas) en circulación. La finalidad de la autonomía es que la operación del banco central sea conducente a la conservación del poder adquisitivo de la moneda nacional.
“La autonomía del Banco de México está sustentada en tres pilares. El primero es de naturaleza legal. En su parte medular se integra con el mandato constitucional que establece que la misión prioritaria de la Institución es procurar el mantenimiento del poder adquisitivo de la moneda nacional. Este objetivo está especificado de igual manera en la ley, actualmente en vigor, del Banco de México promulgada a finales de 1993. El segundo pilar reside en la forma en que está integrada su Junta de Gobierno y las normas a que está sujeto su funcionamiento.
Dicho órgano colegiado está conformado por un gobernador y cuatro subgobernadores; funcionarios que son designados por el Ejecutivo pero que no pueden ser destituidos de su cargo discrecionalmente. Los periodos de servicio de dichos funcionarios son alternados. El de gobernador es de seis años y empieza en la mitad de un sexenio gubernamental para concluir al cierre de los tres primeros años del siguiente. Los periodos de servicio de los subgobernadores son de ocho años y su reemplazo se da cada dos años, de manera alternada. El tercer pilar de la autonomía es la independencia administrativa que la ley concede al banco central”, apunta la versión oficial del organismo en su página informativa.
Gracias a la autonomía constitucional del Banxico se sorteó la crisis de 1994 –diciembre 28, celebración del Día de los Inocentes- ocasionada por una economía “sostenida con alfileres” y con escasez de liquidez. Las reservas internacionales alcanzaban 10 mil 457millones de dólares y hubo necesidad de solicitar a la Casa Blanca 50 mil millones de dólares. El control del Banco de México evitó que surgiera la orden de “hagan más billetes”.
Desde 1994 el Banco Central ha sido el dique para impedir un golpe de inflación por exceso de circulante y ausencia de controles en los sistemas financieros. Hoy el instituto vive una de las más severas crisis: 300, cuando menos, funcionarios, expertos, técnicos, analistas, lo han abandonado por la aplicación –aun ilegal- de la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos.
Con el IFE ahora INE, el tema se replica: reducción de 900 millones en su presupuesto, instrucción de reducir los salarios a menos de 108 mil pesos mensuales y recorte de personal de carrera.
La historia del IFE-INE conduce a la “autonomía constitucional” lo que impide la intervención gubernamental.
“1996 el Congreso de la Unión realizó una nueva reforma electoral al aprobar la modificación del artículo 41 constitucional, así como un nuevo Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. Entre los aspectos más importantes de esta reforma destacan los siguientes: Se reforzó la autonomía e independencia del IFE al desligar por completo al Poder Ejecutivo de su integración y se reservó el voto dentro de los órganos de dirección para los consejeros ciudadanos”.
El nuevo artículo 41 de la Constitución estableció que «la organización de las elecciones es una función estatal que se realiza a través de un organismo público autónomo denominado Instituto Federal Electoral, dotado de personalidad jurídica y patrimonio propios, en cuya integración participan el Poder Legislativo de la Unión, los partidos políticos nacionales y los ciudadanos, en los términos que ordene la ley» (www.ine.gb.mx).
Con esta reformase eliminó el cargo de Director General desempeñado primero por Emilio Chuayffet y después por Arturo Núñez e inició la nueva era del Instituto: el de la autonomía e independencia del Poder Ejecutivo Federal.
Conformado ya por ciudadanos, el IFE fue actor principal de la primera transición Presidencial. Le tocó a José Woldemberg presidirlo cuando Vicente Fox ganó la elección en el año de 2000.
Los siguientes fueron los comicios del que resultaron dos presidentes: el legal y el legítimo.
La crisis político-electoral llegó al Instituto. Su presidente, Luis Carlos Ugalde, se vio obligado a renunciar. A pesar de las presiones, salvaguardó el principio democrático: se gana o se pierde por un voto.
Vendría una nueva reforma política-electoral y de ella salió fortalecido el organismo. Sin embargo, ahora enfrenta las descalificaciones y amenazas de su posible desaparición.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos no escapa a la tentación de ser sometida.
De entrada, se ignoran sus facultades. Creada el 28 de abril de 1992 como una «agencia descentralizada» con personería jurídica propia, el 13 de septiembre de 1999, le concedió su actual autonomía presupuestaria y de gestión, desvinculándola definitivamente del poder Ejecutivo.
Para este año se recortó su presupuesto, se le ordena ajustar los salarios y terminar con los
“privilegios” de que gozan (gozaban) los funcionarios de primer nivel como su presidente y los Visitadores, entre otros empleados.
Y SIGUE LA MATA DANDO
No solamente los órganos autónomos constitucionales pierden su esencia. Otros, autónomos, aunque no estén listados en la Constitución viven la misma suerte.
Están el INEGI, cuyo consejo directivo se niega a ceder parte de sus salarios; la Comisión Federal de Competencia, que funcionado para impedir la existencia de monopolios, es “observada”; la Reguladora de Energía es acusada de tener conflicto de intereses y se encuentra incompleta para sesionar; el Instituto de Evaluación Educativa desaparecerá al aprobarse la nueva reforma educativa; el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social, cuya función es medir la reducción o no de la pobreza, ha sido ignorado en los nuevos programas sociales del actual Gobierno federal.
El Instituto Federal de Telecomunicaciones, surgido a raíz de la reforma en Telecomunicaciones, evitó que la larga distancia se siguiera cobrando, ordenó a los preponderantes en telefonía celular no cobrar a sus competidores, lo que ocasionó una sensible reducción en las tarifas que se aplicaban; abrió la licitación para nuevos canales de televisión y otras concesiones en el espectro de la radiofonía. Con todos sus logros, también está en la lista de observaciones.
El caso más representativo de cómo se busca eliminar a un órgano autónomo es el del INAI. El presidente ha sostenido desde que era candidato y ratificado en su papel de Jefe de Estado, que el organismo no sirve para nada y cuesta mucho. Es el más señalado de “ineficiente”.
Y 90 AÑOS DESPUÉS ¿NUEVO CAUDILLISMO?
Desde la campaña en busca de la Presidencia de la República, el ahora presidente de México puso énfasis en el exceso número de órganos autónomos que avalaron las reformas constitucionales o surgieron de ellas, de ser ineficientes, corruptos y con conflicto de intereses.
Ante las reiteradas acusaciones y señalamientos, desde los propios órganos autónomos han salido las voces para defender su actuación y recordar que en una democracia la Constitución los protege.
Una de las voces más críticas ha sido la del presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos Walther, quien ha sostenido que los órganos autónomos enlistados son el contrapeso para frenar las decisiones autoritarias de los gobiernos.
A pesar de la solidez de sus afirmaciones, el Ejecutivo federal acompañado del Legislativo, reviven los tiempos del PRESIDENCIALISMO FUERTE.