*El Propósito: Bien, si se Acompaña de Acciones
*Tranquilidad, Orden y Reconciliación no son por Decreto
*El Actual Deterioro en el Desarrollo Democrático
*La Concentración Poder, Circunstancia Preocupante
Por Alejandro Zapata Perogordo
Al hacer un recuento del primer año de ejercicio de la actual administración, nos salen debiendo. Hay rubros importantes, tales como economía e inseguridad que presentan saldos negativos, a la par que también se observa un deterioro en el desarrollo democrático al impulsar un régimen de imposición y evidentes desequilibrios.
Lo cierto es que han tomado las riendas del país gobernando a su estilo, no se aprecian modelos ideológicos más allá de concentrar el poder, circunstancia preocupante en virtud de propiciar campo fértil a un sistema con tendencia al totalitarismo, aunque algunos analistas consideran el panorama pesimista pronostican que no llegara a esos extremos.
El conjunto de diversos factores como la violencia e inseguridad y el camino hacia una recesión económica predicen escenarios poco alentadores, los indicadores muestran desconfianza e incertidumbre.
Así este 2020 comienza en condiciones difíciles; es un año crucial, además por ser víspera de procesos electorales, con el objetivo puesto por todos los Partidos Políticos en la Cámara de Diputados, así como en la renovación de quince gubernaturas, previéndose muy movido por todo lo que implica, aunado a una serie de eventualidades externas que tendrán su impacto en México.
En ese tenor el titular del Ejecutivo Federal anunció que uno de sus propósitos para este año es serenar al país, lo cual fue secundado por el líder de los senadores de Morena, al señalar que se buscara la unidad y reconciliación, pronunciamientos que me parecen prudentes dadas las circunstancias, siempre y cuando vengan acompañadas de acciones encaminadas a lograr ese fin.
De esas afirmaciones se desprende una verdad de Perogrullo: existe fragmentación social, inseguridad y violencia. Parece extraño que dos de los liderazgos más importantes a nivel nacional se pronuncien por obtener calma en el país, pues ese aspecto no es susceptible de anunciarlo como un propósito personal, sino que es una obligación del cargo que desempeñan, no obstante, bienvenidas.
La pregunta es ¿Cómo lograrlo?, pues de continuar haciendo lo mismo, seguirán obteniéndose los mismos resultados.
Es de advertirse que la tranquilidad; el orden social; la reconciliación y; la unidad nacional, no se consiguen por decreto, sino que es menester que el Estado y el gobierno se organicen y hagan lo suyo, de entrada, apego a la legalidad, actuar con humildad y recuperar la confianza a través de decisiones que otorguen certidumbre.
Uno de los problemas de la actual administración es la confusión entre “unidad” y “sometimiento”, que son dos conceptos diferentes. El primero se construye con un propósito común basado en el entendimiento de un bien superior; mientras que el segundo es la imposición forzada que implica una natural postura a la resistencia.
“Del dicho al hecho”.