Por Silvestre Villegas Revueltas
La semana pasada se llevó a cabo en Madrid la Cumbre Mundial del Clima o COP 25 auspiciada por la ONU que reunió a miles de participantes, desde ambientalistas y científicos serios, hasta algunos empresarios además de una variopinta fauna ligada a la causa del ecologismo. Desde esta trinchera afirmo que la degradación del planeta se puede ralentizar, pero no tiene remedio porque somos millones y millones de seres humanos que comemos, defecamos y sobre todo consumimos. ¿Podemos comer menos filetes de res? Sí, pero nuestro apetito se irá a otros productos como los pescados y frutos marinos, ergo nos acabaremos la fauna de los mares. Si nuestra dieta es a base de soya, el terreno para cultivar tal producto necesariamente desplazará miles o millones de hectáreas de una variedad de productos para convertirlos en terrenos de monocultivo, como ahora sucede con el fenómeno de la producción de aceite de palma. El vegetarianismo y la dieta vegana le caen muy bien al colon pero para sostener dichas dietas entre millones de personas, necesariamente la tendencia será cambiar la vocación natural de muchísimos terrenos con los males que ello ha conllevado desde hace cientos de años.
Hace un par de sexenios un eminente ingeniero de PEMEX me explicó que el país desaprovechaba las miles de toneladas de mierda que los habitantes del Valle de México producían y producen diariamente. Nuestro subdesarrollo como el de la humanidad tercermundista arroja sus inmundicias a los ríos, cañadas y demás lugares que más pronto que tarde se convierten en causes y terrenos con altos niveles de toxicidad. Cuando el que escribe estas líneas como los estimados lectores proceden a tomar un baño, estamos contaminado porque bañarse resulta en agua sucia que termina en ríos y mares, y para que el agua esté calientita los calentadores, por muy “ecológicos” que sean, producen a nivel mundial millones de toneladas de CO2 que se va a la atmósfera. Los asépticos estadounidenses lanzaron a los cuatro vientos la necesidad de bañarse diariamente, pero los italianos y franceses, con una experiencia milenaria que los gringos no tienen, les dirían que un baño a la semana es cosa sana y una vez al mes “es de marqués” (pensar en otros temas corporales es solamente una mera coincidencia). En fin, existen muchos temas y ejemplos cuyo denominador en común es que la existencia de miles de millones de seres humanos… simplemente termina por ser el gran factor de contaminación mundial. A todo lo anterior debemos agregar que desde el siglo XVII el consumo mundial de satisfactores materiales es por definición contaminante. ¿Por qué cambiar de celular cada año o antes? El otro día un periódico especializado en temas ecológicos señalaba que hablamos de las bondades de los autos eléctricos, pero la toxicidad cotidiana es por los millones de SUV que circulan a nivel mundial; camionetas pesadas que necesitan más aluminio, más gasolina, más plásticos, mayores llantas, mayor cantidad de tela para cubrir asientos, piso y techo de la carrocería. ¡¡Pero eso sí, están de moda y como ejemplo vea las filas de SUV afuera de las escuelas donde las señoras madres de familia recogen a sus lindísimas princesas y príncipes (doble sic).
Finalmente, el tema de la corrección en el lenguaje como en otros temas. Días atrás escuche un debate parlamentario donde se estipuló que utilizar diminutivos es una forma de agresión personal. Ya no se podrá decir negrito, cojito, gordito. Muy bien, prefiero decir “aquél negro de la Costa Chica” que “aquel afro-mexicano de la costa oaxaqueña”. Vamos para atrás, al país y a la sociedad mexicana le costó mucho tiempo y muertos transitar de la muy racista sociedad colonial de la Nueva España, donde real y jurídicamente se estableció una diferenciación cuya base era el color de piel, a la sociedad republicana donde todos deberíamos ser mexicanos y tener la condición de ciudadanos. Claro, ello no acabó con el racismo que no es consustancial, pero a diferencia de los EU donde los formularios establecen una diferenciación racista entre white, black, native american, asian american e hispanic, nosotros en México y producto del triunfo del liberalismo simplemente se ponía mexicano o extranjero, ciudadano o no, aunque todos sabíamos del racismo hacia “los más prietitos” ups, ups ups. Yo me quedo con la anécdota de Jorge Luis Borges quien decía: no soy invidente estoy ciego.