Humboldt y la Relación Mexicano-Alemana

Por Itzel Toledo García

El 14 de septiembre se celebró el 250 aniversario del nacimiento de Alexander von Humboldt y en el Foro Humboldt en Berlín se llevaron a cabo varias actividades artísticas y académicas para celebrarlo por sus contribuciones a la ciencia y el mundo natural.

También este año se han realizado varios eventos en América Latina para conmemorarlo, por ejemplo un equipo de la Deutsche Welle lleva a cabo un recorrido siguiendo los pasos de Humboldt en América Latina “Expedición Humboldt 2018-2019”. Además, varias universidades e institutos científicos han realizado conferencias internacionales para celebrarlo tanto en Alemania como en América Latina, por ejemplo, el Coloquio Internacional “Estética y ecología de las montañas. La herencia conceptual de Alexander von Humboldt en las Américas” en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. También las comunidades de los colegios alemanes en la región han promovido actividades para entender la importancia de Humboldt e incluso se ha organizado el establecimiento de un Planetario Humboldt en Caracas y la difusión de la película Humboldt en México. La mirada del explorador de Ana Cruz en México.

A lo largo de este año se ha conmemorado a este personaje como parte fundamental para el desarrollo de ámbitos científicos tales como la botánica, la geografía, la geología y la biología. También por ser parte importante para el acercamiento en la relación entre Europa y América Latina pues presentó las maravillas de esta región a los europeos. Humboldt es fundamental para el lazo entre Alemania y México; en palabras del Embajador de México en Alemania, Rogelio Granguillhome “El legado de Humboldt está en lo mucho que han avanzado los vínculos bilaterales en rubros como inversión, comercio y turismo, pero también en humanidades y ciencias sociales, geografía, física, matemáticas, robótica, astrofísica, neurociencias y una gran variedad de ingenierías.” (Rogelio Granguillhome, El Universal, 14 de septiembre de 2019)

Fue justamente la riqueza que presentó Humboldt en su Ensayo político sobre la Nueva España, escrito después de recorrer junto con Aime Bonpland la Nueva España en 1803 y 1804 bajo el permiso del rey español Carlos IV, lo que dio un gran ímpetu al interés europeo en este país. Así, diferentes ciudades-estado y reinos alemanes establecieron acuerdos con México en la primera década de su independencia con lo que se reconocía su existencia como Estado y se sentaron las bases legales para el intercambio de productos y el asentamiento de alemanes en México y viceversa. El 20 de junio de 1827 el reino de Hannover firmó un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con México y lo mismo hizo Prusia en 1831 y las ciudades hanseáticas en 1832. La relación permitió la llegada de alemanes que se dedicaron sobre todo a actividades artesanales y comerciales, los “conquistadores comerciales” -como los ha llamado Jürgen Buchenau- que regresaron a Alemania después de años exitosos en México. Esto se reforzó cuando en 1869 México firmó un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con la Confederación Alemana del Norte que mejoró el lazo entre mexicanos y alemanes a pesar del apoyo diplomático de algunos reinos y ciudades-estado alemanas al Segundo Imperio Mexicano a cargo de Maximiliano de Habsburgo de 1864 a 1867.

La relación entre México y el Imperio Alemán también fue estable durante el Porfiriato. En 1882 se firmó un nuevo Tratado de Amistad, Comercio y Navegación bastante favorable para los intereses mexicanos, al establecerse la recíproca libertad de comercio y navegación entre ambos países, así como al incluirse la cláusula de la nación más favorecida.

El gobierno alemán aceptó que no haría una intervención por presiones de sus súbditos por pérdidas de propiedad o monetarias en momentos de insurrección y también se aceptaron tres leguas marinas de distancia para la vigilancia y aplicación de reglamentos aduanales. Por su parte, los alemanes tendrían permitido adquirir y poseer bienes inmuebles en los mismos términos que los nacionales y no pagarían mayores impuestos o derechos. Esto aumentó la llegada de alemanes a México y, como ha señalado Buchenau, a partir de 1894 los alemanes que llegaron al país establecieron en México su segunda patria y muchos ya no retornaron a Alemania: crearon su propia comunidad con un Colegio Alemán y otras instituciones culturales y sociales como el Club Alemán. Estos alemanes también trabajaron en casas comerciales y algunos establecieron industrias pequeñas de productos químicos, tenían plantaciones de café y producían cerveza.

Incluso durante la Revolución Mexicana y la Primera Guerra Mundial se mantuvo una relación estable entre México y Alemania. Como sabemos por el Telegrama Zimmermann existió la idea de formar una alianza entre México y Alemania para llevar a cabo una guerra contra Estados Unidos si ese país declaraba la guerra contra Alemania. Dicha alianza no se formalizó, pero sí hizo a los Aliados criticar a México por, en teoría, mantenerse neutrales, pero en la práctica profesar simpatías por Alemania. La neutralidad mexicana durante la Gran Guerra fue agradecida por la República de Weimar en los años veinte. Además, Adolf von Montgelas señalaba al presidente interino Adolfo de la Huerta en su presentación de cartas diplomáticas el 10 de agosto de 1920 que “el Gobierno Alemán recuerda con agradecimientos cordialísimos el amparo que numerosos ciudadanos alemanes han encontrado en esta hermosa tierra que llaman segunda patria.”(AHSRE, 27-11-32) Aunado a ello, el presidente Plutarco Elías Calles sintió una gran cercanía y admiración por la República de Weimar y sus políticas socialdemócratas, lo que llevó a un mayor acercamiento de los países.

Dicha cercanía se fue tensando con la diferencia en orientaciones políticas en los años treinta, mientras en Alemania gobernaba el nacionalsocialismo de Hitler, México seguía en un proceso revolucionario que se acercó al socialismo con Cárdenas. Si bien México vendió petróleo a la Alemania nazi, en mayo de 1942 México entró a la Segunda Guerra Mundial del lado de los Aliados después de que submarinos alemanes hundieran buques petroleros submarinos.

Las relaciones entre México y la República Federal de Alemania se restablecieron en abril de 1952 y se establecieron con la República Democrática Alemana en 1973. Desde entonces la relación de México con Alemania ha mantenido su estabilidad y la cercanía ha ido en aumento primero con visitas oficiales, después con un mayor intercambio comercial y ahora también con el diálogo a través de espacios multilaterales y en el ámbito bilateral al tener valores similares como la promoción del libre comercio, la democracia y la defensa de los derechos humanos de manera bilateral y birregional, por ejemplo con el Plan de Desarrollo Integral promovido por el Canciller Marcelo Ebrard.

En conclusión, la estancia de Humboldt en la Nueva España y su importante ensayo político han sido la semilla para una cercana relación mexicano-alemana, misma que solamente se ha roto durante la Segunda Guerra Mundial y que el resto del tiempo ha logrado destacarse por el respeto a la soberanía del otro y la solidaridad en valores compartidos. Para las personas interesadas en esta relación bilateral recomiendo revisar los trabajos de Felix Becker, Walther Bernecker, León E.  Bieber, Marianne O. Bopp, Jürgen Buchenau, Friedrich Katz, Wolfgang Kiessling, Silke Nagel, Stefan Rinke, Brígida von Mentz, entre otros.

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