La Copa Mundial Femenina y la Búsqueda por la Igualdad de Género

Por Itzel Toledo García

Del 7 de junio al 7 de julio tuvo lugar la Copa Mundial Femenina en Francia. En ésta jugaron los equipos de 24 países: 9 de Europa, 2 de Oceanía, 3 de África, 4 de Asia y 6 de América. Se jugaron un total de 48 partidos en nueve ciudades francesas (París, Niza, El Havre, Reims, Velenciennes, Rennes, Décines-Charpieu, Grenoble y Montpellier) y según los cálculos asistieron poco más de un millón de personas a los estadios. La final la jugaron Estados Unidos y Países Bajos (2-0), triunfando el equipo estadounidense con un penalti de Megan Rapinoe y un gol de Rose Lavelle.

La Copa Mundial Femenina es un evento deportivo que la Fédération Internationale de Football Association (FIFA) institucionalizó en los años noventa y la última fue la octava Copa Mundial (2019), las otras habiendo sido jugadas en China (1991 y 2007), Suecia (1995), Estados Unidos (1999 y 2003), Alemania (2011) y Canadá (2016). Antes de la década de los noventa, se registran como antecedentes de las copas mundiales algunos juegos entre equipos de diferentes países a lo largo del siglo XX; por ejemplo, uno en 1920 entre un equipo francés y uno inglés, y otro en 1971 entre el equipo francés y el holandés para calificar a una copa no oficial que se llevó a cabo en agosto de ese año en México, en la que participaron seis selecciones y ganó Dinamarca. Fue precisamente en los años setenta cuando comenzó a institucionalizarse el futbol femenino en el contexto de la segunda ola feminista. Las futbolistas de estos partidos eran aficionadas cuya actividad diaria era estudiar o trabajar, mientras que las jugadoras actuales son futbolistas profesionales.

El campeonato de este año ha sido la base para reforzar los reclamos por la igualdad de género en este deporte, como ha ocurrido en otros ámbitos laborales en varios países en el último par de años. En el contexto de esta copa se ha criticado la falta de esfuerzos por parte de la FIFA para mejorar las oportunidades para mujeres y las condiciones salariales de las jugadoras mientras la brecha entre las selecciones femenina y masculina es enorme. El dinero otorgado como premio para la copa femenina de este año es de 30 millones de dólares, mientras que para la siguiente copa masculina será de 440 millones de dólares.

Ada Hegerberg – la noruega delantera del Olympique de Lyon (equipo que ha ganado los cuatro últimos títulos de la Champions League) y que es considerada como una de las mejores jugadoras del planeta- decidió no jugar en el campeonato internacional en Francia como forma de protesta ante el estado del fútbol en Noruega: falta de compromiso por apoyar más al programa de mujeres, en el cual se sentía como un objeto, y una desventaja salarial y de oportunidades enorme.

Por su parte, a lo largo de esta copa, la jugadora Megan Rapinoe protagonizó las protestas contra las condiciones del fútbol femenil en Estados Unidos. En entrevistas y en campaña publicitaria como Embajadora Visa señaló que su propósito como atleta gay al ser parte del equipo femenil estadounidense es dejar mejores condiciones para la siguiente generación en este juego y en otros ámbitos laborales pues se es más fuerte luchando colectivamente. Esta ha sido una posición general del equipo de fútbol femenino estadounidense, las jugadoras demandaron a la federación estadounidense de fútbol porque ganan $30,000 menos que sus contrapartes en su salario base y $31,250.00 menos de bono que los jugadores estadounidenses por llegar a la Copa Mundial, aunque los cálculos financieros del fútbol estadounidense indican que ellas generaron un millón de dólares más y triunfaron en más campeonatos que el equipo masculino entre 2016 y 2018. Las futbolistas estadounidenses son apoyadas por atletas de otros deportes como la jugadora de tenis Venus Williams y la jugadora de hockey Hilary Knight.

Debe mencionarse que durante la copa mundial Rapinoe también tuvo una importante presencia en las noticias en Estados Unidos pues fue criticada por el presidente Donald Trump por decidir no cantar el himno nacional. Esta ha sido la forma de protestar de la futbolista ante las actitudes de desigualdad y malos sentimientos por parte de la administración de Trump hacia la otredad. Ella se inspiró en los pasos del jugador de fútbol americano Colin Kaepernick, quien en septiembre de 2016 se hincó mientras sonaba el himno nacional de Estados Unidos para protestar ante la brutalidad de la policía y la desigualdad racial. Rapinoe ha sido la primera atleta blanca y mujer en seguir a Kaepernick protestando desde 2016. A través de twitter Trump criticó a la futbolista por no cantar el himno durante el encuentro Estados Unidos-Tailandia el 11 de junio. La crítica de Trump la llevó a señalar que se negaría a asistir a la Casa Blanca en caso de ganar el equipo estadounidense la copa mundial.

La celebración del triunfo de la Copa Mundial Femenina por parte de la selección femenil estadounidense el 7 de julio en el estadio Parc Olympique Lyonnais, en la que Rapinoe ganó el balón de oro y la bota de oro (6 goles en el campeonato), fue acompañado por una afición que gritaba “equal pay” (pago igualitario). Hasta la fecha, el equipo femenil estadounidense ha ganado cuatro campeonatos mundiales mientras que el equipo masculino nunca ha ganado un evento de esta importancia. Por su parte, el equipo masculino estadounidense no logró vencer al equipo mexicano en la Copa Oro el mismo día. Falta ver si estos resultados lograran condiciones de igualdad entre mujeres y hombres en el fútbol estadounidense. Todavía más importante, ¿la FIFA se comprometerá a apoyar de forma más clara y justa al fútbol femenino a nivel internacional?

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