Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Llamar las cosas por su nombre, tiene enorme valor.
Darle vueltas al tema, confunde y genera incertidumbre,
Sí, la desconfianza se sembró desde Palacio Nacional y continúa.
La participación del crimen organizado y el narcotráfico en elecciones pasadas es imposible de negar. Quienes llegan al poder con el “respaldo” de los malandros, no lo reconocerán. Los ciudadanos de los municipios que gobiernan los “recomendados y amenazados de muerte”, lo saben y bien.
Ahora estamos frente a una elección en la que se advierte la presencia criminal. Los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Mónico Aralí Soto, Felipe Fuentes, Felipe de la Mata y Reyes Mondragón –de Janine Otálora no se conoce su postura o no se ha difundido- fueron claro y precisos: el riesgo de que el crimen organizado infiltre las elecciones de 2024, es latente.
Negar lo evidente, es intentar ocultar lo que millones de ciudadanos conocen y que las autoridades ignoran.
El valor de la magistrada y sus pares del TEPJF merece reconocimiento. No la postura débil y demagógica de la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei Zavala, quien señala que el Instituto lleva a cabo un trabajo de coordinación con las autoridades federales, estatales y los Organismos Públicos Locales, para que el próximo 2 de junio se tenga una Jornada Electoral con seguridad y la población salga a votar con tranquilidad. La información está contenida en el boletín número: 053, emitido a las 14.31 horas del primer día de febrero.
Para tener elecciones no basta con tener reuniones de coordinación con las autoridades –no menciona con cuáles- sino que el Estado Mexicano garantice la “seguridad de todos los ciudadanos que acudirán a las urnas”, como una obligación Constitucional.
Concediendo sin aceptar que al huésped temporal de Palacio Nacional le asista la razón en negar sus presuntos nexos con el cártel de Sinaloa que, por dos reportajes de Anabel Hernández y Tim Golden, lo colocó en incómoda situación, es un aviso en tiempo y forma –como dirían los clásicos- que no puede ni debe ser desechado solamente porque lo pide el que exige una disculpa de la Casa Blanca.
Múltiples investigaciones periodísticas y de organizaciones de la sociedad civil a través de sus trabajos, han puesto el dedo en la llaga y advertido que el crimen y el narcotráfico están infiltrados en los comicios, sobre todo municipales, de legisladores locales y federales y hasta de algunos gobernadores.
Hasta ahora, el gobierno federal ha sido omiso en atender las denuncias, que si bien no se realizan ante la Fiscalía General de la República –ocupada en encontrar al segundo tirador en el artero crimen en contra de Luis Donaldo Colosio-, son públicas y tienen sustento: hay nombres, datos, cifras, documentos etcétera.
Según el inquilino del Virreinal inmueble, los 170 mil homicidios dolosos no son una tragedia.
“(…= tragedia son los 100 mil muertos en Estados Unidos por consumir fentanilo”, afirmó en su show de los monólogos matinales del pasado martes. La negación permanente de que en México se produce fentanilo, cae por su propio peso cuando el general secretario de la Defensa Nacional muestra pública la confiscación y destrucción de laboratorios clandestinos y los millones de pastillas encontradas.
(Un documentado reportaje realizado por el equipo de reporteros de la agencia Reuters-México, señala que los laboratorios estaban abandonados).
¿Qué hace falta para que el presidente ordene actuar con mano dura en contra de los delincuentes que le han robado la paz y tranquilidad a millones de sus gobernados?
La elección que habrá de realizarse dentro justamente dentro de cuatro meses y en la que se renovará 21 mil cargos, es la oportunidad del gobierno federal de mostrar que el crimen no impedirá unas elecciones libres, secretas y universales.
¿En cuántos municipios de Chiapas, Guerrero, Sonora, Sinaloa, Baja California, Zacatecas, Jalisco, Colima, entre otros, no se podrán instalar las casillas?
Las pruebas están a la vista.
Sin embargo, todo indicaría que el crimen y el narco sí estarán presentes en la elección y no para emitir su voto, sino para coaccionar a los ciudadanos.
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