Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Sin meterse en lo que no le importa –es la interpretación de sus palabras-, lo que “nosotros lo que queremos es la paz. No tomamos partido por ninguna de las partes…Lo que no queremos es que inocentes pierdan la vida”.
Y nosotros, los habitantes de este país: ¡queremos paz en México!
Resulta cuestionable y hasta repudiable que el huésped temporal de Palacio Nacional junto con su homólogo chileno, Gabriel Boris, haya demandado en la Corte Internacional con sede en la Haya, Bruselas, investigar “los crímenes cometidos en Palestina” por las fuerzas militares de Israel.
“Lo que está en el fondo, lo que debe de preocuparnos a todos es que se están perdiendo vidas y no podemos ser insensibles”, explicó en su show de monólogos personales de ayer viernes.
Tiene razón: no podemos ser insensibles con lo que pasa en ¡México! y, sin embargo, esa es su conducta con respecto a los casi 180 mil homicidios dolosos cometidos en el país en cinco años y 51 días de gobierno.
¿Acaso entre las víctimas no hay inocentes?
¿Acaso el resultado de su no política contra el crimen y el narcotráfico detuvo la violencia en todo el país?
¿Acaso Israel ha demandado en la Corte Internacional que se investiguen los crímenes que se cometen en México?
El absurdo es mirar la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio.
Desde la campaña hizo una promesa, una más incumplida: en 6 meses se reduce la violencia.
Y en 5 años se ha multiplicado. No hay día en que no existan masacres –más de tres víctimas mortales en el evento-, desapariciones forzadas, hallazgos de cuerpos mutilados; descubrimiento de fosas clandestinas, balaceras en plena luz del día sobre todo en los estados en donde gobierna Morena. Es un largo etcétera imposible de resumir.
El que quiere paz para otros omite procurarla para sus gobernantes.
Cada día que pasa se va cimentando la idea de que el gobierno del señor López pactó con el crimen, como lo denunciara públicamente y con valentía Porfirio Muñoz Ledo. Son muchas las versiones que corren sobre el particular y en específico el “acuerdo” con el cártel de Sinaloa, cuya cabeza fundadora, Ismael Zambada, “El Mayo” ya fue borrado de la lista de los más buscados por la DEA.
Peca de puro, no puritano, limpio, con las manos sin callos que le pisen, de ser incorruptible y de no anhelar ser millonario. Las voces cercanas, las analíticas, las que tienen los verdaderos datos, no los otros, opinan lo contrario.
Un gobierno que pierde escalones en el ranking que evalúa la lucha contra la corrupción y cae estrepitosamente en otros, el que mide el Estado de Derecho, mientras en el país se afirma que “vamos requetebién”.
Extrañamente la prensa izquierdosa –desde las agencias oficiales rusas, chinas, coreanas, cubanas, venezolanas, nicaragüenses por citar solamente algunas- califican las muertes de y terroristas palestinos de “asesinatos”. Sin entrar en defensa de Israel, solamente hay que recordar la masacre cometida por Hamás en contra de los israelitas. ¿Cómo se llamaría la acción de los terroristas?
Y México, su presidente sin tomar partido, se coloca del lado equivocado por una sola razón: Israel le ha negado la extradición de Tomás Zerón, a quien quiere ver en la cárcel por ser coautor de la “verdad histórica” en el caso Ayotzinapa. Historia que no ha podido derribar con las “investigaciones” que encabezó Alejandro Encinas y cuyas conclusiones se acercan cada día más a lo que pretende borrar el huésped temporal de Palacio Nacional.
Por cierto: solamente le quedan 255 días para irse a La Chingada… su finca en Palenque, Chiapas, en donde ha sostenido, habitará hasta que “el creador lo permita”.
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