Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Felicitar a los expriístas que se unieron a Morena y decir que “todas las alianzas son buenas”, contradice la postura presidencial y de Morena, además del MC.
Si osan llamar PRIAN la alianza entre dos históricos antagonistas a partir de ya se confirma la existencia del PRIMOR.
Durante su gira como corcholata, la ganadora de la encuesta hizo en Sinaloa un llamado para que los “priístas progresistas” se unieran a Morena. En el evento, hubo rechifla, recordatorio materno y hasta sombrerazos. Hubo cierta corrección política, pero la invitación quedó en firme.
Y no son sinaloenses los que decidieron aceptarla. Uno es oaxaqueño, otro mexiquense y el último chilango, los que ya crearon un membrete para “solidarse con Claudia”.
¿Oportunismo o protección?
Las dos cosas.
Alejandro Murat es investigado por presunto desvío de mil 300 millones de pesos de recursos federales. Y el sucesor, Salomón Jara, ha declarado que no “importa que tan cerca ande de mi amiga Claudia”… las investigaciones continuarán. De Eruviel Ávila, sería difícil que le comprobaran malos manejos financieros aunque la relación con Enrique Peña Nieto está rota y todo es posible.
Adrián Rubalcava, alcalde de Cuajimalpa, se integra como parte de la Hidra que busca demostrar que aunque le corten la cabeza le saldrá otra y así sucesivamente.
Llama la atención que el huésped temporal de Palacio Nacional afirme que todas las alianzas son buenas. Sus palabras textuales obligan a la reflexión:
“Yo no puedo opinar sobre eso, nada más todas las alianzas son buenas cuando tienen un objetivo superior: la transformación del país, el beneficio al pueblo. Cuando hay por delante un programa, cuando no nos mueve el interés personal, sino servir a los demás”.
Desmenuzar el párrafo es simple y se demuestra que el oportunismo está en el corazón priísta que tiene López. El objetivo de Murat, Ávila y Rubalcava jamás ha sido superior a detentar el poder y ejercerlo para beneficio personal.
Justificar el arribo de los trásfugas con “Cuando hay por delante un programa, cuando no nos mueve el interés personal, sino servir a los demás”… es una quimera. ¿Qué transformación, qué programa, que servicio hicieron a los pueblos que gobernaron, cómo sirvieron a los demás?
Casado con su idea de que es el gran transformador de México y que el mundo seguirá su ejemplo, los dislates se multiplican y defiende lo que siempre atacó: al PRI y a los priístas. Se entendería el odio: no pudo ser gobernador de Tabasco por el partido en el que inició su carrera política. Perdió las elecciones presidenciales en dos ocasiones y la frustración quedo en su mente, aunque haya ganado en la tercera participación.
Desde la campaña acusó a los corruptos tricolores. A los albiazules. A los perredistas. A Murat le tomó “cariño”. Siendo gobernador de Oaxaca, en donde la pobreza se incrementó durante su mandato, fue anfitrión del Presidente mexicano en más de 16 ocasiones. Se habló mucho de los avances sobre todo en la construcción de caminos empedrados realizados con mano de obra de los habitantes de las zonas. Se confirmó que la súper carretera de Oaxaca a Huatulco sería inaugurada antes de que terminara su gestión. Todavía está en construcción y a paso de quelonio.
¿Qué puede aportar el exgobernador oaxaqueño? Vergüenzas. Señalado de tener propiedades en Nueva York y París, no lo dejan bien parado.
En el caso de Ávila, habría que preguntarse si su gobierno fue de excelencia que antes de terminar estuvo a un tris de entregar el Estado de México y solamente las carretadas de dinero inyectadas en el campaña de Alfredo del Mazo hicieron el milagro de la victoria por una diferencia porcentual de 4.7 por ciento sobre Delfina Gómez.
Y Rubalcaba fue incapaz de ganar la encuestas del Frente Amplio por México rumbo a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. ¿Dónde están sus votos?
Los tres cochinotes aportarán miseria y, en la historia pasarán como los roedores que abandonaron la nave en cuando hizo agua.
¿En Morena se admiten todas las alianzas hasta con los enemigos, señor Virrey?
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