Los Desplazados por la Violencia en México Durante los últimos Tres Años

Por Margot Acosta

La violencia que se registra en varias entidades de la República Mexicana debido a la acción del crimen organizado está cambiando los patrones de desplazamiento interno y externo de las personas en México.

Habitantes de las zonas de mayor peligro están siendo obligadas a migrar. Algunas toman camino hacia la frontera norte fundamentalmente y otras buscan en las entidades de menor violencia la posibilidad de llevar una vida de trabajo y tranquilidad.

Las entidades con un mayor número de migrantes internos y externos en lo que va de 2021 son: Michoacán, Guerrero (ambos con expulsión en la región de la Tierra Caliente), Guanajuato, Zacatecas y Veracruz.

Tal y como recuerda Ana Laura Vázquez Moreno en su libro “Desplazamiento interno por violencia en México Causas, consecuencias y responsabilidades del Estado”, dado a conocer por la Comisión Nacional de Derechos Humanos en 2017:

“La Organización de las Naciones Unidas señala que las personas desplazadas internamente son aquellas que se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida.

“De acuerdo con lo anterior, los motivos que ocasionan el desplazamiento interno se pueden clasificar en dos grandes rubros: 1) para evitar los efectos de un conflicto armado y de situaciones de violencia generalizada o de violaciones de los derechos humanos, o bien 2) como consecuencia de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano. Este trabajo abordará el tema de personas desplazadas internamente que se encuentran dentro de la primera clasificación”.

En el México de 2021 es la violencia del crimen organizado la expulsora de miles y miles de personas, como son muchos habitantes de la región de la Tierra Caliente, misma que abarca 17 municipios en el estado de Michoacán cuya población y 9 en el estado de Guerrero.

El primer caso, el más problemático, la cifra total de habitantes de la entidad era recientemente de 4,749.000 personas, de las cuales hasta hace poco 489,828 radicaban en los dos valles de la Tierra Caliente: el de Apatzingán-Tepalcatepec y el de Huetamo. El primero con nueve municipios: Apatzingán, Nueva Italia, Buenavista, Parácuaro, La Huacana, Tepalcatepec, Aguililla, Gabriel Zamora, y Nuevo Urecho. El segundo con ocho: Huetamo, Turicato, Tiquicheo, Tuzantla, Nocupétaro, Carácuaro, Churumuco y San Lucas.

En cuanto al estado de Guerrero, cuya cifra de habitantes es de 3,540.685 personas, son 244,555 las que habitaban la zona de la Tierra Caliente guerrerense, conformada por 9 municipios: Ajuchitán del Progreso, Arcelia, Coyuca de Catalán, Cutzamala de Pinzón, Pungarabato, San Miguel Totoloapan, Tlalchapa, Tlapehuala y Zirándaro.

Una gran migración desde ambos estados de la República se ha estado registrando sobre todo en los últimos dos años, sea hacia otras entidades o bien hacia Estados Unidos, aunque en este último caso una mayoría ha sido obligada a retornar a México.

Y el principal desplazamiento que se está presentando, es el denominado “preventivo” definido por Ana Laura Vázquez Moreno como “…propiciado para evitar los efectos violentos de un conflicto social, político, religioso, armado, etcétera. Generalmente se da a causa de amenazas, alertas, insultos y ofensas, partiendo de un suceso o conflicto violento previamente acontecido y del cual la población desplazada tiene conocimiento”.

Sean familias completas o uno que otro integrante del grupo familiar están saliendo de aquella extensa zona. Ocurre lo que ha dicho la investigadora en su libro:

“…se ven obligadas a abandonar su hogar, siendo que en ocasiones lo hacen sin dar aviso a nadie y llevando a cuestas la pérdida de un ser querido, o los efectos propios de haber sido víctimas de actos de violencia como secuestros o asaltos, aunado a que a estas experiencias de por sí traumáticas, se le suman otras tales como el no saber a dónde acudir o la incertidumbre de que pasará en un futuro próximo”.

Pero, además: “Por ello, se considera que quienes viven esta situación se encuentran en condiciones de extrema vulnerabilidad debido a la falta de protección física, a la pérdida irreparable de sus seres queridos, redes sociales, medios de subsistencia y su patrimonio familiar. Asimismo, en la búsqueda de un lugar más seguro, se exponen a nuevos riesgos y carecen de acceso a los servicios de salud, vivienda, documentos personales, trabajo y educación”.

Agrega: “Otra causa que aumenta la vulnerabilidad de estas personas es su invisibilidad, la cual puede ser producto de varios factores: cuando el desplazamiento ocurre de manera gradual también conocido como “gota a gota”, éste es difícil de detectar por las autoridades locales; cuando el miedo y la persecución directa provocan el desplazamiento, sus víctimas buscan ser invisibles para evitar caer en las manos de sus victimarios y, finalmente, los flujos de desplazados internos son fácilmente confundibles con otros tipos de migración interna. Este fenómeno vulnera a comunidades enteras, destruye el tejido social, causa desarraigo y pérdidas irremediables con consecuencias psicológicas de gran impacto para millones de seres humanos en México y alrededor del mundo”.

Eso exactamente está ocurriendo en la actualidad en varias de las entidades de la República Mexicana. Hasta ahora se desconocen las cifras oficiales o extraoficiales en la materia. Tal vez con los años alguien (no las autoridades, desde luego) informen a los mexicanos de las cifras de desplazados y migrantes obligados por la violencia que hay en México desde 2019 hasta la fecha.

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