*Oídos Sordos a las Solicitudes de los Presidentes Estadounidenses
*El Aumento de la Recompensa por “El Mayo” sin Comentarios
*Sin Esperanza Alguna Para una Nueva Iniciativa Mérida
*“Está Muerta”, ha Insistido en Este 2021, el Secretario Ebrard
*Hoy, ya no se Comparte con México la Información “Clasificada”
Por Gerardo Lavalle
La amenaza comenzó el 15 de septiembre de 2020.
Algo así como el regalo para la Noche del Grito.
Y provino del amigo del presidente López, que dejó de lado el “trato amable” para poner en duda la cercanía entre ambos mandatarios y cuestionar la “estrategia” basada en “abrazos, no balazos”. Eran los tiempos de campaña en Estados Unidos y Donald Trump hizo publicar el memorándum: “A menos que el gobierno mexicano demuestre un progreso sustancial en el próximo año respaldado por datos verificables, México correrá un grave riesgo de que se concluya que no ha cumplido de manera demostrable sus compromisos internacionales de control de drogas”.
El mensaje fue ignorado en Palacio Nacional. hizo caso omiso de y México mantuvo su política de no enfrentar a los criminales.
Jugaba con el tiempo y algunos consejeros del presidente López habrían sugerido no tomar en cuenta la amenaza porque, Trump está en campaña y cuando gane las cosas volverán a ser como antes.
Los cálculos fallaron y el republicano fue obligado por el voto ciudadano y del Consejo Electoral a abandonar la Casa Blanca.
A un año de distancia, exactamente el 15 de septiembre de 2021, llegó la información.
Siguiendo con la política estadounidense antidrogas, el presidente Biden incluyó a México entre los 21 países por los que transitan o se producen las drogas que llegan a la Unión Americana.
Biden anunció que “buscará expandir la cooperación con socios clave, como México y Colombia, para diseñar una estrategia colectiva y comprehensiva y expandir los esfuerzos para resolver la producción y tráfico de peligrosas drogas sintéticas responsables de muchas de nuestras muertes por sobredosis, particularmente el fentanilo, los análogos del fentanilo y las metanfetaminas”.
El año pasado, Trump demandó del gobierno mexicano desbaratar las organizaciones criminales, seguir extraditando a sus integrantes, incrementar las confiscaciones de droga, e implementar un programa de desarrollo sostenible alternativo para erradicar el cultivo de amapola.
Exigió, además, detener la “alarmante tendencia” a la producción de fentanilo, la principal droga vinculada a muertes por sobredosis en Estados Unidos, y de metanfetamina.
Nada de lo solicitado fue atendido. El fentanilo y la heroína siguen produciéndose a gran escala en México y mantienen su exportación ilegal a Estados Unidos.
En el comunicado difundido por la Casa Blanca, el presidente Biden señala que “debemos seguir trabajando juntos para intensificar esfuerzos para desmantelar las organizaciones y redes del crimen organizado, incrementar la persecución de líderes criminales y facilitadores, y fortalecer los esfuerzos para confiscar activos ilícitos”.
¿Otro llamado parecido al que se hace para asistir a misa?
¿VOLVERÁ LA CERTIFICACIÓN?
Desde 1986, con Ronald Reagan como presidente, Estados Unidos puso en vigor el Proceso de Certificación de las Drogas, una espada de Damocles pendiendo sobre los territorios de aquellos países que producían o por cuyo territorio cruzaban las drogas que se consumían por millones de estadounidenses.
En aquella época dos eran las drogas “favoritas”: marihuana y cocaína. Hoy son decenas más. Destacan heroína, fentanilo, cocaína y cristal. La marihuana perdió supremacía, pero no por ello deja de consumirse. En Estados Unidos está legalizada para uso lúdico en 29 de los 50 estados que conforman la Unión Americana. Hay centenares de tiendas en donde se vende y miles de norteamericanos se convirtieron en “pequeños productores”.
La temida certificación, decisión unilateral de Washington fijó la mirada en cuatro países: Bolivia, Perú, Colombia y México. Los tres primeros han sido considerados como los mayores productores de cocaína de la región.
El mecanismo se aplicó entre los años 1986 y 2002. El fundamento: evaluar los esfuerzos de cooperación con Estados Unidos de los países con un alto índice de producción o tránsito de drogas. El procedimiento fue establecido mediante la Ley contra el Abuso de Drogas de 1986 como parte de una reforma antidrogas más amplia que respondía a la preocupación que habían mostrado los votantes estadounidenses por la violencia y la adicción provocadas por los narcóticos (Wikipedia).
¿Qué significaba no ser certificado positivamente?
De entrada, perder los apoyos económicos y en equipo y armamento para combatir la producción y trasiego de drogas. Sin que exista ahora, sin embargo, Estados Unidos ha puesto en marcha otras alternativas y en el caso de México y se estableció la llamada Iniciativa Mérida, cuya principal aportación es la de entregar equipo acondicionado para la batalla contra los criminales.
Durante el primer año de operar la Iniciativa, México recibió 400 mil 600 millones que se aplicarían en tres años. No se entregó dinero en efectivo sino 13 helicópteros Bell 412 (8 para la Fuerza Aérea Mexicana y 4 para la Policía Federal); 8 Helicópteros de transporte UH-60 Black Hawk y 4 Aviones CASA 235 Persuader de patrulla marítima para la Armada de México, además de refacciones y entrenamiento en mantenimiento de las aeronaves y entrenamiento de personal en labores de planificación y ejecución nocturna de operaciones antinarcóticos.
El pasado 21 de julio, Marcelo Ebrard afirmó en entrevista concedida a The Washington Post que, “la Iniciativa Mérida está muerta. No funciona. Ahora estamos en otra era”.
Para mantener dicha Iniciativa Mérida el Congreso de Estados Unidos aprobó 3 mil millones de dólares y el presidente López anunció que prefería el dinero para utilizarlo en programas sociales. Ignoraba que se entrega equipo y se ofrece adiestramiento.
En opinión del titular de Relaciones Exteriores del gobierno mexicano, se busca un nuevo enfoque para combatir la criminalidad y violencia que se registra en México.
SIN DECOMISOS NI DETENIDOS
Durante la presente administración y bajo la idea de “abrazos y no balazos”, los decomisos de droga se han reducido notablemente y las aprehensiones de quienes integran los cárteles y forman no solamente el circulo del narcotráfico -siembra, cosecha, trasiego y comercialización- sino lo complementan con la criminalidad organizada -secuestro, cobro de derecho de piso, extorsión- dista mucho de estar presente.
Muchos detenidos de poca monta. Ninguno de altos vuelos.
Por ello, el gobierno estadounidense aumentó la recompensa por información que contribuya a la ubicación y posterior detención de Ismael Zambada, “El Mayo”, por el cual se ofrecían 5 millones de dólares y elevó la cifra hasta 15. Es la segunda más alta en la historia de las recompensas por capturar a narcotraficantes. La otra es la de Rafael Caro Quintero que alcanzó la cantidad de 20 millones de dólares (400 millones de pesos).
El reclamo inicial de Donald Trump evidenció que el gobierno de Andrés Manuel López no ha cumplido con sus compromisos con Estados Unidos y los tratados internacionales firmados por los gobiernos anteriores y cuya vigencia no está a discusión.
El presidente se aferra a su política anticrimen. Y en una declaración oficial, expresó: Se ríen, se burlan de que he dicho “abrazos, no balazos”. Y añadió: “Vamos a demostrar que funciona”.
Luego aseguró que los resultados llegarán “poco a poco”, aunque las tragedias, cada vez más recientes y cotidianas, siguen poniendo la estrategia en entredicho.
Para el presidente de México la existencia de los cárteles es una herencia de los gobiernos anteriores -Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto- que no pudieron contener sus violentas acciones.
Y sostiene que la pobreza y la falta de oportunidades permite a los criminales cooptar a los jóvenes que no tenían futuro, porque ahora, con sus programas sociales se está rescatando a la juventud.
Sin embargo, ha sido en sus casi 3 años de gobierno que grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación, cuya cabeza es Nemesio Rubén Oseguera Cervantes “El Mencho” -nacido en Aguililla, Michoacán en 1966- y el de Sinaloa que comanda Ovidio Guzmán, se han fortalecido y pelean por las plazas en donde siembran o trasiegan amapola y tienen laboratorios para las drogas sintéticas.
A pesar de la presencia de 55 mil soldados y marinos y 89 mil de la Guardia Nacional, durante este gobierno se ha registrado el mayor número de homicidios dolosos, principalmente por los enfrentamientos entre grupos criminales.
LAS LLAMADAS QUE NO SON ATENDIDAS
Las dos llamadas de Estados Unidos para que México redoble esfuerzos para combatir el narcotráfico y el crimen organizado, no han sido atendidas. Oficialmente no se ha informado de fortalecer las acciones, aumentar los decomisos, incrementar las detenciones y extradiciones y hacer el trabajo de contención que han solicitado Donald Trump en 2020 y Joe Biden en 2021.
Sin existir información oficial, se presume que hay coordinación y apoyo entre los gobiernos de Estados Unidos y México, aunque a raíz de la detención del general Salvador Cienfuegos y posterior liberación, la información “clasificada” con la que cuenta la DEA ya no es compartida con el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional, el Centro Nacional de Inteligencia ni con la Fiscalía General de la República.