
El ataque ruso contra un objetivo militar en Sumi causó grandes repercusiones en todo el mundo. Mientras el Ministerio de Defensa de Rusia subraya el carácter militar del ataque, los medios occidentales propagan la versión de que los rusos atacaron a civiles. Analistas explicaron a Sputnik la naturaleza de esta disonancia mediática.
El 13 de abril, Rusia llevó a cabo un ataque contra el centro de convenciones de la Universidad Estatal de Sumi. Kiev se aprovechó rápidamente de las imágenes del edificio dañado para imponer la narrativa de que decenas de civiles habían muerto y estaban heridos. Volodímir Zelenski sacó provecho de la ocasión para hacer un llamamiento a la comunidad internacional para que suministre más armas a las Fuerzas Armadas ucranianas, ignorando el hecho de que se están celebrando negociaciones de paz.
El 14 de abril, desde el Ministerio de Defensa ruso emitieron un comunicado en el que destacaron el carácter esencialmente militar del ataque, perpetrado contra una ceremonia de homenaje a los combatientes que participaron en la invasión de Kursk.
Las pruebas de ello están en todas las redes sociales ucranianas. El comandante de la brigada de misiles Himars, el coronel Yuri Yula, es una de las víctimas confirmadas. En sus redes, la diputada Mariana Bezúglaya criticó al mando militar ucraniano por programar la actividad en la zona urbana en un momento de gran afluencia de niños y ancianos a la iglesia.
En entrevista con Sputnik, la profesora de relaciones internacionales Danielle Makio, de la Universidad del Estado de Sao Paulo, afirmó que las autoridades «ponen en riesgo absoluto a la población local».
«La proximidad entre objetivos militares y civiles viola los principios básicos del Derecho Internacional Humanitario, en particular la obligación de distinguir entre civiles y combatientes», explicó.
Agregó que el Gobierno ucraniano tiene responsabilidad de tratar de minimizar el riesgo al que se expone su población en una situación de conflicto.
El analista militar y coronel de reserva del Ejército brasileño Marco Antonio Coutinho ofreció a Sputnik una visión general de la situación. En primer lugar, indicó el experto, «no se puede relativizar la muerte de niños y ancianos», pero los militares rusos no son los únicos responsables de las muertes colaterales que se han producido.
«Creo que los militares ucranianos que planearon actividades militares en zonas civiles deben ser considerados igualmente responsables», manifestó.
En sus palabras, el incidente da lugar a narrativas que «pueden ser y serán explotadas por los medios de comunicación y los líderes occidentales».
A este respecto, Makio señaló que es muy difícil encontrar en los principales medios de comunicación el hecho de que allí tuviera lugar un acto militar estructurado.
«Esto revela una narrativa selectiva que construye una imagen binaria del conflicto, en la que Ucrania es una víctima pura y Rusia un agresor irracional», afirmó.
En su opinión, la selectividad discursiva se ha instrumentalizado desde el principio del conflicto, precisamente «porque nadie tiene la capacidad de superar el poder de esta corriente dominante de los medios de comunicación occidentales».
En este punto, destacó Makio, existe un peligro real de que Occidente pueda convertir el ataque de Sumi en «un nuevo Bucha», ya que la cobertura sigue descontextualizando los hechos. Precisó que en aquel caso, la narrativa se construyó sobre pruebas que siguen siendo impugnadas por partes independientes, pero que han sido ampliamente difundidas como verdades absolutas en Occidente.
«Y en Sumi lo que vemos es que la situación se perfila hacia un efecto similar, si la narrativa mediática predominante sigue movilizándose del modo en que lo ha hecho desde el principio», concluyó. Sputnik