NIDIA MARIN
¿También fue grilla política la explosión en la Gustavo A. Madero, morenos?
Es lo más probable, aunque lo oculten.
Ya habían pasado las elecciones… ¿Y?
No, ciertamente el huachicoleo en las redes de los ductos de combustible que cruzan por toda la Ciudad de México, así como la falta de vigilancia policial y la ausencia de mantenimiento de los mismos, de parte de Petróleos Mexicanos, han sido la causa del olor que se desprende en diversos puntos de la capital de la República, transformado ya en… ¡explosión!
Así fue en esta ocasión… y por advertencias de parte de los habitantes de la capital de la República no ha quedado. Ocurrió hasta con plantones vecinales en la demarcación Benito Juárez. Hoy, la problemática se agudiza hasta volver imperante que ambas instancias (gobierno capitalino y Pemex) no solamente revisen los ductos, sino detengan a los ladrones llamados huachicoleros.
Actualmente, es notorio que la ordeña de combustible está a la orden del día. Las perforaciones de tuberías se han incrementado en más 200%, entre las cuales se encuentran aquellos ductos procedentes de las refinerías de Tula, en el estado de Hidalgo.
La organización social Ombusdman Energía México señala el planteamiento de Pemex Logística respecto, por ejemplo, a que desde 2022 se fracturó la tendencia a la baja en tomas clandestinas en el país, ya que en 2019 la cifra había sido de 13,054, en 2020 registró 10,968; en 2021, sumaron 10,929 y en 2022, fueron reportadas 13,054.
Y falta saber las cifras de 2023, aunque ahora, seis meses después de iniciado 2024 ya se están viendo, por lo menos en la Ciudad de México, la cual no estaba contemplada entre las entidades con mayor cifra de huachicoleo, ya que casi desde siempre el primer lugar lo ha ocupado el estado de Hidalgo y el segundo el Estado de México.
La ONG, vía Linkedín, ha asegurado también que, el incremento de robo de hidrocarburos se debe a “la poca atención que se le ha dado al tema de seguridad energética”.
Esta, explica de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA), es “la disponibilidad ininterrumpida de recursos energéticos a un precio asequible” y “México está lejos de ser un país que cumpla esto”.
Además, precisa:
“Las tomas clandestinas también representan consecuencias económicas. Las pérdidas financieras por robo de combustible para Pemex en el 2022 incrementaron en 159.7% con respecto a las cifras del 2021. En el cuarto trimestre del 2022, dichas pérdidas registradas equivalen a una merma de $18,700 millones de pesos por el huachicol”.
La agrupación admite que 2018 fue el año donde se presentó el récord de tomas localizadas, “sin embargo, con el inicio de la administración de Andrés Manuel López Obrador el número de tomas se redujo considerablemente debido a que la actual administración implementó un par de medidas para combatir el huachicol, estas medidas fueron el aumentar la vigilancia en los puntos más afectados, además también los ductos se fueron cerrando de forma que la única forma de transportar hidrocarburos era de forma terrestre, lo cual implicó un aumento de costos para Pemex para el transporte de estos recursos”.
¿Pero, siempre no?, preguntamos.
Las autoridades de Petróleos Mexicanos por su parte hace tiempo habían admitido que el robo efectivamente iba al alza y se registraban aproximadamente 10 rupturas de ductos al día, lo que además de poner en riesgo a los habitantes de las zonas también afecta el suministro, porque daña los instrumentos que controlan la presión en el interior del ducto.
¿Qué se está notando hoy en la Ciudad de México?
Indudablemente el ingreso del crimen organizado al huachicoleo en la capital del país, ya que este tipo de delincuentes hace tiempo le dieron preferencia a la perforación de ductos, no sólo porque es menos riesgoso, sino porque es mejor negocio.
Dicen quienes saben, que estos rateros hacen sus perforaciones en aquellos tubos que están en zonas menos a la vista, con poco tráfico, previa ubicación del ducto que tiene letreros amarillos como advertencia de Pemex. De ahí lo ocurrido en Gustavo A. Madero.
¿Y en la Benito Juárez?, preguntará usted
Ese seguirá siendo un enigma, pensamos nosotros.
¿Y entonces qué nos espera?
Es la interrogación de hoy, cuando faltan 13 semanas para que el actual presidente se vaya a su rancho… para felicidad de una mayoría de los mexicanos.
La respuesta está en el viento.
