La producción europea está disminuyendo debido a la crisis energética provocada por las sanciones contra Rusia. Y a pesar del rumbo por una economía más verde, la UE se volvió al combustible menos ecológico: el carbón. Mientras, el coste del combustible importado por la comunidad política subió un 50% por tonelada entre enero y marzo.
«La UE atraviesa actualmente una crisis muy grave», declaró Cristina Lobillo Borrero, directora general del departamento de Relaciones Internacionales de la Comisión Europea, en el Foro de la Energía de Bakú. Y señaló la importancia de diversificar el suministro de gas. En particular, se están llevando a cabo negociaciones con Armenia.
Debido a la escasez de combustible, se redujo la producción, pero la electricidad seguía escaseando, sobre todo en invierno. Para resolver este problema, muchos países aumentan las compras de carbón. Ahora Alemania, Polonia, República Checa y Países Bajos son sus mayores consumidores de este combustible, indicó Namer Radi, doctor en Economía.
Esto sucede al tiempo que la energía verde no está a la altura de las expectativas.
«Ya ha habido inviernos en los que las centrales eólicas no funcionaron debido a fuertes heladas y las solares sufrieron interrupciones», recordó Leonid Jazánov, experto industrial independiente.
Namer Radi aseguró que la rápida sustitución por otras fuentes de energía provocará problemas de suministro eléctrico y dificultades económicas.
«Tampoco es posible prescindir del gas natural. Harán falta enormes inversiones y la Unión Europea no dispone de esos fondos por el momento», añadió Jazánov.
«La crisis energética ha provocado una escalada de precios»
Pero los programas de descarbonización siguen en marcha. En enero-marzo, el coste del combustible importado por la Unión Europea ascendió a 184 euros por tonelada, frente a los 120 euros de antes de las sanciones contra Rusia, muestran los cálculos de Sputnik basados en datos de las aduanas europeas. Al mismo tiempo, en los mercados mundiales el coste medio de este combustible para 2021 era de unos 117 euros y a finales de marzo de este año cotizaba en torno a los 122 euros.
El consumo de carbón fue un 29% menor que en el mismo período de antes de las sanciones de 2021. Pero los costes aumentaron un 9%, hasta 1.100 millones de euros, frente a los 987 millones de euros. Como consecuencia, el precio medio de una tonelada de carbón se multiplicó por 1,5 durante el período.
«La crisis energética ha provocado una escalada de precios y no hay nuevos proveedores en el mercado. Además, al rechazar nuestro carbón, Europa ha perdido una corta ruta de transporte. Estados Unidos, Australia y Sudáfrica están muy lejos: es mucho más caro transportar carbón desde allí», explicó Ígor Yushkov, experto del Fondo Nacional de Seguridad Energética.
Además, el combustible estadounidense y australiano tiene unos costes de producción elevados y existen restricciones a la extracción en algunas regiones, subrayó Radi, agregando que China y la India compiten por el suministro.
La UE también espera una diversificación a través de Indonesia, Sudáfrica, Mongolia y Colombia. Pero se necesita tiempo para aumentar la producción allí y el transporte desde esos lugares no es más barato que desde Estados Unidos y Australia. Sputnik