Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
“En política, nada sucede por accidente. Si sucede, puede apostar que fue planeado de esa manera”. Franklin Delano Roosevelt.
Aquí se modificaron las palabras no el concepto: en política no hay coincidencias.
A cuento, porque desde hace unas semanas los vecinos de la Alcaldía Benito Juárez, denunciaron que el agua que corría por sus tuberías y subía al tinaco para llenar las tuberías y abrir las llaves del baño, la cocina o la cochera, olía a gasolina.
El doctor en derecho, Eduardo Andrade, fue de los primeros, sino que el primero, en hacer público el problema.
Sin embargo, el silencio y el desprecio mostrado por el jefe de gobierno sustituto a la denuncia, hizo que paulatinamente la irritación de la gente creciera. Una voz que despertó a otros y éstas a más hasta que el pasado martes centenares de personas bloquearon Insurgentes y Xola por horas. Olvídese del caos. El derecho a ser atendidos es exigible.
Cuando se supo que el agua de la Benito Juárez estaba “contaminada”, comenzó a surgir el rumor que el olor era el tufo político proveniente del Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Nadie asumió que era verdad la denuncia. En el gobierno capitalino están más preocupados y ocupados en la estrategia que haga ganar a los candidatos de Morena en las alcaldías y, sobre todo, arrebatar al PAN la BJ, en donde gobierna desde hace 12 años ininterrumpidamente.
Cuando Santiago Taboada anunció el deseo de ser el próximo Jefe de Gobierno de la Capital del País, comenzaron a surgir acusaciones de ser parte del llamado cartel inmobiliario y la fiscalía general de la CdMx encabezada por Ernestina Godoy Ramos, presionó abiertamente para lograr órdenes de aprehensión en contra de funcionarios y exfuncionarios de la alcaldía. De Taboada no logró armar la carpeta de investigación para encarcelarlo. Doña Ernestina ya no es la fiscal y ahora será senadora a partir de septiembre próximo.
Si a Claudia Sheinbaum se la cayó la Línea 12, a Martí Batres le tocó el “agua envenenada”.
Un hecho similar al ocurrido hace 59 años en Ciudad Hidalgo, Michoacán, en donde el agua presuntamente había sido envenenada y Lázaro Cárdenas, ya como vocal ejecutivo del Río Balsas, acudió y después de escuchar los reclamos tomó un pocillo, lo colocó debajo del choro y lo llenó de agua, misma que bebió para demostrar que el agua estaba en estado para consumirse sin ningún riesgo.
¿Haría lo mismo Martí con el agua que llega a la Benito Juárez?
Porque ya localizaron el “foco” del “mal olor”: un pozo ubicado en el parque Alfonso XIII, en la Alcaldía Álvaro Obregón.
«El Gobierno de la Ciudad de México informa que fue identificado y cerrado el punto donde se originó la problemática del agua reportada por vecinos del poniente de la alcaldía Benito Juárez. En el marco de estos hallazgos, fue cerrado un pozo de agua en la Álvaro Obregón, que únicamente abastecía a Benito Juárez», posteó el jefe de gobierno sustituto.
¿Coincidencia que el pozo que abastece a la BJ esté ubicado en Álvaro Obregón?
Dos Alcaldías que gobierna la oposición y que, conforme a las encuestas recientes, mantendrán.
Haber ignorado a los habitantes de la Benito Juárez provocó la ira ciudadana. De inmediato se “localizó y cerro” el pozo, el foco de la contaminación.
Semanas pasaron y de no ser por el cierre de 7 horas en Insurgentes y Xola, los vecinos estarían todavía esperando ser atendidos.
No, en política no hay coincidencias. Hay intereses políticos que podrían tipificarse como “actos criminales”, más cuando se pone en riesgo la salud de las personas.
Con estas acciones, no ganarán en Benito Juárez ni en Álvaro Obregón los candidatos oficialistas.
¿Ese será el costo para Batres?
Es poco monto.
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