Extorsión a condóminos

Punto de Vista

 

Por Jesús Michel Narváez

 

Acapulco, atiborrado de elementos de la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina, además de la policía estatal y la ineficiente municipal, vive ahora algo insospechado: el crimen organizado, llámese como se llamare el grupo, encontró el nuevo filón de oro para sus actividades ilícitas: cobrar derecho de piso a los propietarios de departamentos en condominios.

El pasado domingo, Gilberto Ramírez, propietario de un espacio en el condominio ubicado entre el Hotel Calinda y el desaparecido Presidente, acudió al llamado de la administradora para estar presente en la primera junta de dueños después de la devastación provocada por Otis.

Resulta que termina la reunión, quienes estuvieron en ella, decidieron aprovechar el día, asolearse para quitarse el color amarillo telegrama y se prepararon para estar en la playa.

El edificio tenía las puertas cerradas. No había salida hacia la Costera ni tampoco a la playa.

Inquietos, cuenta Ramírez, buscaron a la administradora para saber qué estaba pasando y porque los tenía prácticamente secuestrados.

Vino la explicación:

No hay solo vendedor en la playa, no hay sillas y el servicio de bebidas y comida, está paralizado.

¿A qué se debe?, fue la pregunta en coro.

“Grupos criminales están pidiendo el pago de derecho de piso”.

¡Córcholis y recórcholis!

Se presume que hay elementos de la Marina resguardando las playas de Acapulco. Está la llamada policía turística. Patrullajes a lo largo de la Costera. Nada intimida a los criminales.

Ramírez comentó a este tecleador que los extorsionadores -no supo identificarlos por su nombre- no solamente impiden que los propietarios de departamentos salgan a la playa a tomar el sol o la exquisita bebida con la que soñaron durante horas.

No. También “pide cooperación” a los turistas y cuando no entienden el lenguaje e ignoran las peticiones, son agredidos, golpeados y les roban sus pertenencias.

¿Dónde están los miles de militares?

¿Dónde los cientos de la policía Estatal?

¿Dónde la policía turística?

¿Dónde el ineficiente cuerpo policial del municipio?

Acapulco ya estaba tomado por el crimen organizado. El rostro visible del jefe de la plaza, controlada des tiempo atrás por los Beltrán Leyva. Las “visitas” presidenciales a la otrora Perla del Pacífico, sirvieron para lo que se le unta al queso: para nada. Solamente hablar y prometer -que nunca le ha costado nada- que llegarían centenares, miles, llegó a decir que estarían 11 mil elementos de las fuerzas castrenses, para proteger a los ciudadanos afectados por el perverso Otis.

Por las informaciones difundidas en redes sociales y conformadas por autoridades de los tres niveles de gobierno, los criminales estuvieron ausentes una semana y después regresaron al Puerto y otros municipios, como Chilpancingo, Taxco y los alejados en la Montaña, con una fuerza inusitada.

Se burlan la Guardia Nacional y hacen lo mismo con elementos del Ejército y e la Marina.

Uno se pregunta con la seriedad del caso si Acapulco ya se perdió y quedará en manos de los criminales.

En estos momentos es jugarse la vida viajar por la autopista del Sol; estar en el puerto, en cualquiera de sus zonas playeras, representa entrar el laberinto sin salida.

Presidente: ¿está usted enterado de lo que realmente pasa o le siguen mintiendo?

Por guardar y proteger la “investidura presidencial”, Acapulco está, además de devastado por el huracán, hundido en la inseguridad.

 

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