¿Quiere Conocer a don Lomo Verde el Enorme Cocodrilo que Saluda a Paseantes en Oaxaca?

*Es en una Pequeña Isla Donde se Ubica la Reserva Comunitaria de Ventanilla

*Ahí se Encuentra la Unidad de Manejo Para la Conservación de Vida Silvestre

*La Comunidad se Encarga, por lo que la Aportación “Amorosa” es de 200 Pesos

*Héctor “El Nahual” Explica Primero Sobre las Virtudes de la Letrina Ecológica que Usarán los Visitantes

*Advierte de la Arena Quemante de Píes Para Quienes se Atreven a Caminar Descalzos

*Porque ahí se Cruzan dos Placas Tectónicas: la de Cocos y la Norteamericana

*Desde Luego Está el Romántico Lugar Donde una Cactácea Sólo Florece en Luna Llena

*Conozca la Historia de las “Cocodrilas”, Unas Madres de Medio Pelo, Semi Cuidadoras de sus Crías

*Y Observe el Encantador Momento de una Venada Amamantando a su Pequeño 

*Anímese a Disfrutar Algo Nuevo Cargado de Conocimientos: un Recorrido Ecoturístico

SUSANA VEGA LÓPEZ,

Enviada

SANTA MARÍA TONAMECA, Oaxaca.- Aquí puedes alimentar a las  iguanas; convivir con venados que comen cereal de la palma de tu mano; saludar a un mono araña que se deja tocar la mano luego de tomar el plátano que se le ofrece; se tiene un acercamiento con cocodrilos que salen del río sabedores que recibirán comida; se observan víboras en frascos de vidrio, pero, sobre todo se conoce más de la ecología y medio ambiente.

Por ejemplo, te explican: que debajo del cachete, los cocodrilos tienen un músculo llamado macetero que les permite cerrar el hocico con una fuerza de 150 kilos por centímetro cuadrado, ¡casi media tonelada! cuando muerden con sus más de 60 dientes; que en México habitan tres clases de este reptil; que las hembras depositan de 25 a 70 huevos y tardan de 75 a 90 días en eclosionar y que, al nacer, miden de 25 a 32 centímetros.

Se trata de la Reserva Comunitaria de Ventanilla, localizada en el municipio de Santa María Tonameca donde, en una pequeña isla, se encuentra la Unidad de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre (UMA) que administra la comunidad.

RECORRIDO 

ECO-TURÍSTICO

Ventanilla se puede visitar cualquier día a partir de las nueve de la mañana y hasta las cuatro y media de la tarde para realizar un recorrido ecoturístico, con una aportación amorosa de 200 pesos por persona. Incluye el traslado, la visita a un pequeño museo y la explicación de la vida de los animales que allí se encuentran.

Al adquirir el boleto de partida, Héctor Guzmán, “El Nahual”, comienza su exposición con la ayuda de un mapa que se encuentra en la pared para señalar lo que se va a visitar.

Antes de partir pregunta si alguien quiere pasar al baño, para lo cual se suben escaleras y se llega a un ¡baño ecológico en el cual no se usa agua! Una especie de letrina o inodoro con dos orificios: uno, el más pequeño, para la pipí; otro para defecar donde la excreta cae en seco a un terreno y los encargados se ocupan de poner aserrín para, después, ocuparlo de abono.

Comienza una pequeña caminata y la explicación: “aquella playa, de las 10 de la mañana a las cuatro de la tarde, con el sol en su esplendor, la arena está sumamente caliente por lo que si alguno se atreve a caminar descalzo puede sufrir quemaduras de segundo grado”.

Y es que, dice, aquí se atraviesan dos placas tectónicas: la de Cocos (dentro del mar) y la Norteamericana (que abarca Estados Unidos y México) mismas que producen tal fenómeno.

“El Nahual”, biólogo de profesión, es el motor de una embarcación para diez personas; es el motor porque con pala en mano y su fuerza provoca que la lancha se mueva lentamente para iniciar el trayecto.

Nos ofrece un chaleco salvavidas para abordar la lancha. Se desplaza sin prisa al tiempo que asegura que, al fondo, está la bocabarra, o bocana, que cuando llueve permite la entrada de muchos peces, crustáceos y moluscos que aprovechan los animales de la laguna para completar su ciclo de vida. Ahora se encuentra abierta porque aumentó el nivel de la laguna y los animales aprovechan.

En el trayecto, señala una planta, una cactácea que, asegura, florece sólo en luna llena. En el lago, se aprecian árboles con flores que, comenta, cambian su color tres veces al día: de un amarillo intenso, a un anaranjado y en la noche se tiñe de rojo, todo con la finalidad de atraer a los insectos polinizadores.

Tonameca, uno de los 570 municipios de Oaxaca, (la mayoría regido por usos y costumbres) significa, en náhuatl, “lugar donde la gente del sol vive” y está muy cerca de Pochutla, Mazunte y San Agustinillo.

DON LOMO VERDE 

Y LOS MANGLARES

“El Nahual” nos acerca a una zona de manglares y comienza a llamar a “Don Lomo Verde”, un cocodrilo que, afirma, es el más grande que vive, por ahora, en esa zona; “mide cinco metros y es de los más viejos”. Con su remo de madera ‘tolote’ agita las aguas y hace ruido para llamar la atención del reptil que, como si lo tuviera practicado, sale del agua, asoma sus grandes ojos: 

-Te traje visitas, saluda, 

Dice Héctor y pregunta: 

-¿Alguien quiere nadar con él?

Nos alejamos. Refiere que los manglares son muy importantes pues les ayuda a protegerse de los huracanes que llegan; también les permite combatir las problemáticas del cambio climático.

Al llegar a la isla, bajamos; habla de la importancia de la zona. “No se acerquen a las palmeras, hay viento y se pueden caer los cocos. En estos ambientes dicen que sería más fácil tener un accidente por la caída de un coco que por algún percance con cocodrilos”, explica.

Nos espera la UMA con un museo donde se ofrece una plática acerca del cocodrilo, de las víboras y serpientes que existen en México.

Detalla qu,e si bien se conocen 23 tipos de cocodrilos, “en México existen tres especies: crocodrylus acutus o cocodrilo de río (con hocico largo y agudo hacia la punta); crece hasta seis metros de longitud y se encuentra en la costa del Pacífico, en la punta de Florida y en la parte norte de Sudamérica. La otra especie se llama Moreleti, aunque también se le conoce como mexicano o de pantano. Se encuentra en el Golfo de México, en Tamaulipas, Veracruz, hasta Belice y Guatemala. Llega a medir hasta cuatro metros; su cabeza es ancha y poco aplanada. Y la tercera especie es el caimán que se encuentra en Chiapas y Oaxaca (donde ya se consideran extintos); cuando cierran el hocico sólo se le ven los dientes de arriba”. Dijo que México es el segundo lugar en cuanto a diversidad de reptiles.

Los cocodrilos tienen más de 260 huesos, pero no todos están unidos al sistema esquelético, como el ostiodermo, que se encuentra dentro de la piel y es para protegerse.

Cuando eran cazados y el disparo les daba en la espalda, la bala salía rebotando. Se calientan al sol hasta llegar a una temperatura de 38 grados centígrados. La sangre les corre más rápido y el animal entra en calor. Como no sudan se deben meter al agua o abrir el hocico para refrescar la parte más cercana a su cerebro.

“La temperatura es la que define el sexo del animal. Los grados 20, 21 y 22 y, de 26, 27 y 28 es donde se produce la hormona de la progesterona. Ahí se forman los órganos femeninos; mientras que los grados de en medio (23, 24 y 25) es donde se produce la hormona de la testosterona que forman los órganos masculinos”, agrega “El Nahual”.

Cuando la cría va a nacer, ocupa un pequeño diente que tiene en la punta del hocico. Empieza a romper el cascarón y después ese diente se cae y ya nunca le vuelve a salir. Cuando eclosiona el huevo, de inmediato llama a su mamá (y emite una onomatopeya) y afirma que a pesar de tener una de las mordidas más fuertes del reino animal, la mamá tiene la suficiente sensibilidad para tomar a la cría, llevarla en el hocico y ponerla en el agua. Sólo la cuida una semana y a veces ni la cuida; otras especies como el cocodrilo Moreleti y los caimanes cuidan hasta más de dos meses a sus crías.

Luego habló de las serpientes marinas localizadas en la costa del Pacífico. Comenta que prefieren estar muy alejadas de los seres humanos, pero se da el caso de que las corrientes del mar las expulsan a la playa. Por ser torpes, la gente se confía y las agarra, lamentablemente no hay antídoto para su veneno. Hay otra serpiente que pertenece al grupo de las boas, que no muerden, pero constriñen a su presa.

Aquí, indica, hay una nauyaca hocico de puerco, semejante a la serpiente de cascabel y “está bien decirle víbora, y no a algunas de nuestras amigas”; acá está la Coralillo, con sus colores RANA (rojo, amarillo, naranja, amarillo). Y estas son culebras, “no por mala onda” sino porque son las de mayor diversidad en el mundo; si bien la mayoría son inofensivas, algunas tienen veneno, pero no son de cuidado médico. Más allá, un Cienpiés…

Al salir del museo caminamos hacia la zona de las iguanas. “Los que traigan cubetita le pueden dar de comer”, dice. Y es que, antes de abordar, puedes adquirir, allí mismo, verduras (calabazas y zanahorias) para alimentarlos, y como dijo, despejar la incógnita y ver “de qué lado masca la iguana”.

“Las de coloraciones anaranjadas son los machos y las verdes, las hembras”, precisa “El Nahual”. Sus principales depredadores son los ocelotes por lo que utilizan su larga cola como látigo. Si no les funciona, se desprenden de su cola (proceso de autotomía) para correr por su vida. Otro dato interesante es que las iguanas -y las lagartijas- tienen tres ojos: los ojos normales a los lados y en medio de la cabeza, una pequeña escama clara, como del tamaño de un arroz, llamado ojo pineal o parital, con el que detectan, también, a sus depredadores.

Más adelante, ofrece un poco de carne o pescado a un cocodrilo que sale del río, entre la maleza. Se ve imponente. Los visitantes preferimos alejarnos de inmediato.

Al seguir el camino se llega a un “tendajón” donde se puede comprar, por 20 pesos, una bandeja con cereal para, en el área de los venados, darles de comer e, incluso, acariciarlos. Al entrar a la zona resalta el área maternal: venadas dando de amamantar. Adelante, otros venados que, acostumbrados, esperan pacientes a que se les ofrezca, en la palma de la mano, la avena que disfrutan hasta lamer la palma que, de inmediato, es retirada.

Antes, el espacio de Yupi, un mono araña, quien no se mueve ante la presencia de personas.

LA UMA

Primero fue un colectivo, ahora es ya una cooperativa para hacer recorridos ecoturísticos y promover la educación ambiental, dice Héctor al dar la bienvenida a la Reserva Comunitaria de Ventanilla. “Este sitio, desde hace más de 26 años, ha sido un lugar de resguardo y protección de una gran cantidad de animales, plantas y organismos vivos en general.

“Esta es un área natural comunitaria protegida, es el pueblo el que administra esta zona para protección de la biodiversidad. El gobierno aquí no se mete excepto para hacer algún trato amable, pero quien realmente administra este sitio es la comunidad para resguardar la gran biodiversidad donde existen especies endémicas”.

Cabe señalar que en la isla se pueden comer tlayudas, sopes, quesadillas, tacos de tasajo (carne asada), cecina natural o enchilada y, por qué no, una cerveza al gusto (natural, chelada o michelada), cerveza artesanal, mezcal y licores varios, así como agua de coco o de sabor o tomar un refresco bien frío.

Llaman la atención los productos de belleza elaborados sin conservadores, es decir, son naturales, de manufactura artesanal (shampoos, aceites y cremas varias de belleza, para dolores musculares, ungüentos labiales, jarabes para la tos); además de mezcales, licores, vino tinto de Jamaica, galletas de cereal, chocolate y café, por citar algunos, hasta ropa y ¡sillas de caballo!

También hay liberación de tortugas, pero eso es una experiencia aparte con un costo que va de 150 pesos por persona (si se encuentra uno en el lugar donde zarpa el bote) a 800 pesos, según el prestador del servicio porque no es lo mismo que lo apartes desde un hotel, restaurante, la calle o la playa.

Se recomienda el uso de sombrero, repelente y protector solar; tenis o zapato cómodo. 

¿Te animas?

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