Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Además de mentir, engañar y hacerse como el tío Lolo, ahora sabemos porque la educación en este país es de ínfima calidad.
Cuando alguien ha pasado 17 años en la universidad para alcanzar el título -que por cierto, prometió mostrarlo públicamente desde hace cinco meses y aún no cumple- y no sabe distinguir entre pedir y ofrecer disculpas, se entiende la razón para justificar lo mal hecho.
La mañana del miércoles, el inquilino temporal de Palacio Nacional, tuvo dos enormes resbalones que le costarán votos: exhibir que tiene problemas óticos, fracasaría como chistosito. Y a la mañana siguiente, enseñó la mala educación que recibió. No saber distinguir entre pedir y ofrecer disculpas raya en la supina ignorancia.
En el primero de los casos, mostró que su discurso con el que quiere convencer a los mexicanos y “más allá de las fronteras” que su gobierno es “humanista”, es solo eso: palabrería barata. Hacerse o estar sordo para escuchar la pregunta sobre una opinión de lo ocurrido con el secuestro y –prácticamente confirmada- la ejecución de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, desveló que tiene todo menos humanismo. La tormenta, el huracán, el terremoto de críticas en redes sociales, que ahora deben ser malditas, orillo a su voz-cero, Jesús Ramírez Cuevas, a salir en su cuenta oficial de X –sí, equis de Xóchitl- a desmentir lo que en las imágenes grabadas y los audios difundidos por Cepropie –la entidad responsable de las transmisiones presidenciales a través de televisión de y radio- e iniciar la operación de control de daños acusando a los medios conservadores, corruptos y manipuladores, de un, prácticamente complot, una conspiración en contra del presidente de la República, no logró su objetivo. ¿Cómo desmentir lo que dijo públicamente?
En su cuenta de X –si equis de Xóchitl- difundió, 8 horas después su mensaje de defensa. En lo personal le respondí: cínico manipulador. No obtuve mensaje de regrese.
A la mañana siguiente, como dicen los cuentos de hadas, el inhumano personaje, confirmó no haber escuchado la pregunta porque “los reporteros estaban gritando”. Si se pone atención a los audios se oirá que las voces elevadas son posteriores al “chistecito” contado y que festejó con carcajadas la encargada de hablar de las mentiras de otros, mientras ambos abandonaban el set de las matinales.
Frente a desmentidos imposibles de comprobar, salvo que los videos y audios sean editados, que para esos se pintan solos los expertos cibernéticos de la Presidencia de la República, resulta que aparece la idea de que todos estamos contra la mal llamada transformación de cuarta.
Por supuesto, ambos personajes se mantendrán tratando de que el macho no los tire y elevarán el tono de sus señalamientos contra quienes hicimos público el dislate del miércoles y la metida de pata del jueves.
Así como el huésped temporal del virreinal inmueble se ha curtido para que le resbale todo lo que no le agrada, lo cual debe provocar cascadas de… los periodistas también hemos blindado nuestras pieles. Y lo hemos hecho sabedores de que hasta que termine el quinquenio y 10 meses, los ataques, las descalificaciones, la diatriba y la agresión abierta, subirán de tono.
Por lo pronto, quien ha quedado exhibido como alguien al que no le importa lo que le pase a sus gobernados, es el iluminado … por los reflectores, no por la deidad a la que le rece.
Cuando los ciudadanos salgan a las urnas en 2024, muchos recordarán la falta de humanismo del hombre que prefirió contar un mal chiste que responder una pregunta. Y si está sordo, que lo atiendan en el Hospital Central Militar o le coloquen un aparato que le permita escuchar.
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