Concertada y Planificada Campaña Contra los Libros de Texto

 

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

 

No porque lo haya expresado el presidente en su charla mañanera el pasado jueves 3 de agosto, sino porque el día anterior (2) y luego lo que escuché al día siguiente en los medios de comunicación, las invectivas contra los libros de texto gratuito editados por la SEP me parecieron un coro bien orquestado -incluido el timing político- acerca de las preocupaciones, diatribas y en menor medida los argumentos puntuales expresados por analistas en programas de radio y televisión, conductores de los mismos programas, editores de revistas, líderes partidistas y estudiosos universitarios. TODOS Y REPITO TODOS, parecían tener el mismo guion de reproches -muy generales- de lo que se iba a criticar, de las oposiciones a los supuestos contenidos, revelando posturas ideológicas muy retardatarias y reproches pedagógicos acerca de dichos libros gratuitos. Se supone que la mayoría de los mexicanos no conocemos tales libros de texto, pero a la doctora Dresser le llegaron todos los libros vía filtraciones en contra de la 4T; la posesión y lectura que realizó de semejantes textos fue expresado en el programa de Aristegui, del día tres de agosto.

El dirigente del PAN, Marko Cortés, declaró, dado que el presidente de la República no detendría la distribución de los libros, desacatando con ello una orden judicial emitida por una jueza de las tantas que hay en el país, él pedía directamente que las autoridades estatales de la federación, los directivos de las escuelas y los padres de familia, cada quién en su esfera de competencia, detuvieran la distribución de dichos libros en las entidades, no las repartieran al interior de los planteles educativos y “arrancaran” las hojas de los libros cuando los páter familias identificaran asuntos y temas contrarios a su ideología y los consideraran disolventes. El llamamiento del líder panista es fascismo puro y duro. Poco le faltó vociferar que quemaran los libros, como hicieron los nazis en los años de 1930 y en sentido opuesto el estalinismo soviético -porque hay fascismo de izquierda. Hoy en lugares como Florida, EUA, en algunos circuitos escolares han tirado libros por ser muy liberales, en Madrid han prohibido obras de teatro como una cuyo argumento es de Lidia Cacho y su lucha feminista, o aquella escuela estadounidense que prohibió la enseñanza de diversas obras del renacimiento italiano -como el David de Miguel Ángel- aduciendo que su desnudez era pornografía. En tiempos de Sabonarola, de los puritanos en Boston, de la Inquisición española y más recientemente contra la literatura marxista o en sentido opuesto contra la literatura burguesa, se han llevado a efecto los más atroces crímenes aduciendo contenidos disolventes, los cuales han costado a la humanidad millones de muertes y la destrucción de obras invaluables. El verdadero liberal permite la expresión de las diversas posturas ideológicas, aunque critique si estas son promovidas por un gobierno determinado. El liberal practicante ve los libros de la Dresser en Samborns y decide comprarlo o no, pero no hacer una pira ardiente purificadora con ellos. Por cierto, ella dijo que los libros de texto (SEP) se parecían a libros de autoayuda que se venden en dicha cadena de tiendas, los de ella tienen algo acerca de lo que critica.

¿Quiénes se han opuesto a la reciente edición de los libros de textos? Entre otros la imperdible Unión Nacional de Padres de Familia. Desde que estaba en la secundaria por allá de los años setenta, dicho organismo se oponía a que en los libros de texto se pusieran sendos esquemas de los aparatos reproductores femenino y masculino, amén de un breve texto que explicaba su funcionamiento como parte integral del cuerpo humano. Con dedo flamígero señalaron “pornografía”, origen de la disolución de la familia mexicana y demás sandeces; tales voces no podían callar y mucho menos ocultar un problema demográfico que era el excesivo crecimiento del pueblo mexicano como el de Centroamérica, asunto que preocupaba en demasía al gobierno de los Estados Unidos. Por ello éste financió programas internacionales tendientes a paulatinamente introducir “la planificación familiar”. Y con todo y lo anterior, vienen hoy los europeos y se sorprenden de la cantidad de jóvenes mexicanos que ven por todos lados, en calles, avenidas y antros en la república mexicana.

Para finalizar, no puedo señalar si los contenidos de los libros son buenos o malos, si son comunistas o chavistas (doble sic), tampoco si el correspondiente a la historia de México y del mundo está bien o mal realizado: PORQUE NO LOS CONOZCO. Sin embargo, puedo afirmar que todo libro de historia, su concepción académica, la lectura realizada por el interesado, la recomendación que hace éste a otras personas o instituciones para que lo lean y lo compren, todo este proceso implica una postura política, y su difusión entre el público general o el estudiantado: una forma de adoctrinamiento. Leer al liberal Justo Sierra es distinto a los vitriólicos textos del conservador Francisco Bulnes, por señalar tan solo un caso de dos porfirianos radicalmente opuestos en su análisis de la historia de México.

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