RAÚL MONDRAGÓN vo BERTRAB[1]
“Puedes vivir dentro de las instituciones y trabajar duro para cambiarlas.”
– Noam Chomsky, intelectual estadounidense
“El Estado es la vasta maquinaria de la delincuencia y de la agresión institucionalizadas, la organización de los medios políticos con el objetivo de enriquecerse, esto quiere decir que nos hallamos ante una organización criminal y que, por consiguiente, su categoría moral es radicalmente distinta de la de cualquiera de los legítimos dueños de propiedades.”
* Murray Newton Rothbard, teórico político estadounidense
“Otra vez la burra al trigo”.
-Refrán popular
En los últimos años, México ha experimentado una serie de cambios significativos en su gobierno y en sus instituciones. Desde la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador en 2018, se ha dado un proceso de debilitamiento de las instituciones que ha generado preocupación en la sociedad mexicana y en la comunidad internacional.
Una de las instituciones más afectadas ha sido la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que ha sido objeto de ataques constantes por parte del presidente López Obrador. En varias ocasiones, el mandatario ha criticado públicamente a los jueces y ha cuestionado sus decisiones, lo que ha generado una tensión constante entre el Poder Ejecutivo y el Judicial. Además, el presidente ha propuesto una serie de reformas que han sido interpretadas como una forma de debilitar la independencia del poder judicial e intentar aumentar su control sobre él.
Otra institución que ha sido afectada es la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que ha sido objeto de críticas por parte del gobierno y ha visto disminuida su capacidad de acción. El presidente ha cuestionado la labor de la Comisión y ha propuesto cambios en su estructura que han sido interpretados como una forma de debilitar su independencia y su capacidad de denuncia.
La prensa, la iniciativa privada, los “aspiracionistas”, los “fifís”, los vecinos del Norte, también han sido objeto de ataques constantes desde Palacio Nacional.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación falló en estos días en el sentido de que el Gobierno federal no puede decretar que el Tren Maya y sus otros proyectos de obras públicas sesn asuntos de “seguridad nacional”, sin violar el derecho del público a la información.
Con agilidad maquiavélica, el mandatario emitió un nuevo decreto en el que declara como de seguridad nacional e interés público la construcción, funcionamiento y operación del Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo y los aeropuertos de Palenque, Chetumal y Tulum.
Otra institución en la mira, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) había aplaudido que la Suprema Corte fallara a su favor, afirmando en sendo comunicado que el derecho de la sociedad al acceso a la información y transparencia había sido salvaguardado:
“El fallo de la Corte deja a salvo el derecho de la sociedad a conocer y acceder a toda la información relacionada con los proyectos y obras a cargo del Gobierno, lo cual permitirá monitorear su desarrollo y vigilar que el gasto público se lleve a cabo de manera eficaz y eficiente”-
Mediante controversia constitucional, el INAI había advertido que el decreto del mandatario mexicano realizaba una “reserva anticipada y generalizada de la información” relacionada a proyectos y obras del gobierno federal, lo cual vulneraba el derecho de la sociedad a saber:
“El acuerdo ampliaba el concepto de seguridad nacional y alteraba los supuestos de excepción para la reserva de la información pública. Por tanto, el Instituto concluyó que existía una posible violación al derecho de acceso a la información”.
El INAI coincidió con que el carácter de seguridad nacional e interés público son causales de reserva o clasificación de la información.
Pues otra vez la burra al trigo y el gobierno malgastando los recursos de los poderes, sembrando el caos interinstitucional y apostando a que la ecuación popular de escasa educación más abundante recurso circulante le dé para seguir inventando necesidades.
La mala noticia para el oscurantismo oficial es que, a pesar de todo, el mundo está volteando, más que nunca, hacia México.
