Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Identificados como estudiantes de “arte un diseño” en la UNAM, unos 200 encapuchados vandalizaron el icónico mural de David Alfaro Siqueiros, realizados entre 1952 y 1956 en tres de las cuatro caras de la Torre de Rectoría y a los que bautizó como “El pueblo a la Universidad, la Universidad al pueblo. Por una cultura nacional neohumanista de profundidad universal, en el costado sur; El derecho a la cultura (o Las fechas en la historia de México), muro norte, y Nuevo símbolo universitario, muro oriente (dixit: Gaceta de la UNAM).
Los “estudiantes” mostraron que del arte y el diseño son unos ignorantes. La obra del nacido en Ciudad Camacho, Chihuahua en 1896, no tiene precio.
Es posible restaurarla. Sin embargo, quienes sin mostrar el rostro la vandalizaron, merecen recibir todo el peso de la ley.
No hay que suponer que los rijosos actuaron por voluntad propia. Tiempos de la cuatroté en los que busca apoderarse de la llamada y con razón, la Máxima Casa de Estudios. Está calificada dentro de las 100 mejores de América Latina y entre las 500 del globo terráqueo. Es la que cuenta con mayor número de matriculados y de donde han salido buenos, regulares y pésimos presidentes de México. El actual tardó 16 años en titularse y ante la petición del INAI para conocer la tesis del huésped temporal de Palacio Nacional, dejaron al organismo sin comisionados suficientes para sesionar en el Pleno y obligar a las autoridades a informar.
No soy universitario, pero respeto a la única institución que dedica gran parte de su esfuerzo no solo a la docencia sino a la investigación.
Saber que ignorantes del arte, irrespetuosos con los creadores mexicanos de grandes obras que, incluso son comparables con las de los artistas de los siglos de oro del muralismo, irrita.
Hay un claro intento de desestabilizar a la UNAM.
Se inició en 2019 cuando Enrique Graue fue reelecto para mantenerse por otros cuatro años como Rector. Enfrentó la presión ejercida por John Ackerman, quien desde Palacio Nacional recibió la encomienda de postularse; Rosaura Ruiz Gutiérrez, quien fue directora de la Facultad de Ciencias (FC) para el periodo 2010-2014 y fue reelegida para el periodo 2014-2018. Al vencer su gestión, fue contratada por su colega, Claudia Sheinbaum quien la nombró secretaria de Educación y Tecnología. Dos personas que intentaron derrumbar el casillo de los médicos y fracasaron.
La presencia de los encauchados, cuya carrera terminará convirtiéndolos en copy and paste, no es espontánea. Justo cuando las llamas del infierno, la que será su residencia cuando “el creador lo decida”, aparece la bola de humo.
Ahora no se trató de palabras. No fueron las descalificaciones desde Palacio Nacional. Fueron hechos delictivos.
¿A quién beneficia deteriorar la imagen de la UNAM?
En primera instancia a quien propuso a Yasmín Esquivel Mossa para ocupar un asiento en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y en segundo, a la jurista que se encuentra a un tris de perder el título de abogada por el plagio de la tesis de Ulises Báez.
Es provocar la irritación en otros ámbitos para que el dictamen del Comité de Integridad Académica, que saldrá a la luz más pronto que la llegada del verano, pase inadvertido o bien sea favorable para los intereses presidenciales de controlar la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Ignoro si los 200 vándalos cuentan con respaldo de sus compañeros de facultad y de otras. Si no es así, cuidado con echarle gasolina al fuego.
La comunidad estudiantil, estimada den 350 mil alumnos, está dedicada a superarse no a destruir obras de arte y menos sumarse a movimientos desestabilizadores que terminen por paralizar a la UNAM.
Ojo: con los estudiantes no se juega… y si algunos dicen serlo y se encapuchan, son como las golondrinas: no hacen verano.
E-mail; jesusmichelmp@hotmail.com, Facebook Jesus Michel, Twitter @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.