Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Nuevo distractor y más leña a la hoguera de leña verde en donde habrá de ser quemada – ¿más? – la ministra que presuntamente plagió no solamente su tesis para obtener el título de abogada sino la del doctorado que no cursó en la Complutense.
Ahora resulta que el caso ha sido inflado como globo de cantoya y hay quien espera se desinfle como el caso del “súper policía”.
Comparar una situación con la otra, es colocar a la protegida en la misma situación que el exsecretario de Seguridad federal durante el sexenio de Felipe Lex Calderón.
Sin embargo, así lo hizo el cachetón ángel de la guarda de la togada, que seguramente sopló y sopló hasta que hizo que el globito se elevara..
“Lo de la ministra Esquivel lo han inflado, casi está al nivel de García Luna. En el caso de la ministra Esquivel es un proceso legal, eso no nos corresponde a nosotros. La campaña contra la ministra surgió por parte de un grupo de “intelectuales orgánicos» cuando ella aspiraba a ser la presidenta de la Corte”.
“Está muy manejado, de acuerdo a intereses”, clamó el querubín alado para rematar: “no pasa nada como no dijeron nada cuando Felipe Calderón se robó la Presidencia”.
¡Híjole! Magnesia con gimnasia.
El asunto no es invento de los “intelectuales orgánicos” sino de un “error de juventud”.
Probablemente en sus años mozos, la ahora cuestionada abogada -¿sin maestría?- y “doctora”, no valoró lo que significaba piratearse una tesis. O a lo mejor lo hizo porque se le hizo fácil. Vaya, no hay una razón que justifique la situación.
Y es seguro que hay más de verdad que de mentira en la realidad. De otra forma no se entiende la razón para que una subordinada del Poder Judicial de la Federación haya confirmado la sentencia que le impide a la UNAM y al Comité Técnico que investiga el tema, hablar del caso y avanzar en la resolución, respectivamente.
“El que nada debe, nada tema”, se escucha en la voz del arcángel que fue arrojado al averno por desobedecer a los superiores. Algo similar a los cabos vinculados a proceso por el asesinato de 5 jóvenes en Nuevo Laredo, el domingo pasado. No irán a prisión por haber ejecutado, masacrado a los tamaulipecos sino por no cumplir las órdenes del superior o haberlas interpretado de manera errónea.
Así es el mundo celestial, de fraternidad, de humanismo que se ha tejido en la mal llamada cuarta transformación.
Nadie ha inflado el caso. Nadie ha comparado a la ministra con García Luna. Bueno, nadie hasta que el ángel de la muerte lo hizo.
Si nada hay de cierto en todo lo que se ha dicho desde el 23 de diciembre pasado, emergen dudas severas para las autoridades que no han mostrado los documentos de la falsaria. Por ello, la titular de Educación Pública ha señalado que la dependencia no tiene facultades para retirar el título que tiene marca de agua: Santo Domingo.
Ciertamente es un escándalo. Propiciado por la actora principal. Nadie la ayudo a entrar en el pantano del que ahora quiere salir y con sus constantes movimientos más se hunde. Y de seguir así, terminará perdiendo el oxígeno cuando el lodo le cubra la nariz.
Y al angelito vestido de guida y con cuernos, no le gusta meterse en el lodo solo “para salir en la foto” y después enfermarse.
Distractor, sí. Los temas fundamentales que afectan al país, ahí siguen y nadie les los infló con helio.
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