Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Contra la costumbre protocolaria, no obligatoria, de que el titular del Poder Ejecutivo felicite a la presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuando asume el cargo, en esta ocasión, en la que resultó electa Norma Lucía Piña Hernández, el acercamiento no se ha dado.
Será mañana domingo, 5 de febrero, cuando el huésped temporal de Palacio Nacional se encuentre cara a cara ¿de what? con la reconocida jurista que solamente ha recibido descalificaciones y desdeño por parte del vecino en el ala norte de la Plaza de la Constitución.
Sin embargo, con motivo del 106 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917, evento que habrá de llevarse en el Teatro de la República en la ciudad de Querétaro, ambos responsables de dos PODERES DE LA UNIÓN habrán de encontrarse por primera ocasión. Estará Santiago Creel, quien funge como presidente del Congreso hasta el 30 de agosto de este año… si antes no lo remueven los iracundos petistas y morenistas.
Es la oportunidad ¿de limar asperezas?, no lo creo
Según versiones periodísticas, el único acercamiento entre el Poder Ejecutivo y el Judicial se produjo con la una visita que hiciera a la Corte, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López quien estuvo acompañado de la consejera jurídica, María Elena Ríos y en la que, dicen las informaciones, el funcionario planteó las “prioridades presidenciales”.
Se sabe que, como asuntos de urgente resolución para el presidente están: las controversias y acciones de inconstitucionalidad contra la Guardia Nacional, la posible extradición de Ovidio Guzmán y las controversias contra el «Plan b” de la reforma electoral.
La ministra planteó al secretario que en el Poder Judicial también se tiene tiempos y prioridades.
Se entiende la visita del otro señor López, quien también despacha en un Palacio, en la Corte. Es su responsabilidad entablar las relaciones y buscar que sean de lo mejor, con los toros poderes, con los gobernadores, con los partidos políticos y con quien no esté de acuerdo con la cuatroté. T es comprensible que lleve en el portafolio las “prioridades presidenciales”. No podría ser de otra manera. Para eso lo pusieron en ese delicado cargo.
Probablemente para la Suprema Corte de Justicia de la Nación no exista mayor prisa que la necesaria. Como cabeza del Poder Judicial es quien ordena la agenda. Si los ministros a quienes se les encargan los proyectos de equis o zeta asunto no tienen terminado el que corresponda para presentarlo al Pleno, se atienden otros casos.
La relación entre ambos poderes, Ejecutivo y Judicial, no pasará por sus mejores tiempos. Vaya, ni siquiera una parte de cómo se ejercieron las actividades durante cuatro años que estuvo al frente Arturo Zaldívar, cuyas muestras de docilidad y obediencia se manifestaban publicando las fotos de los desayunos, mensuales, que disfrutaba en Palacio Nacional a invitación presidencial.
Ahora, aplica el refrán: como tratas, te tratarán.
El López de Palacio Nacional ha sido grosero, irreverente, hostil con la ministra. Nada qué ver con sus razones para bajarse de su camioneta e ir caminando hasta la que transportaba a la mamá El Chapo, alá en Badiraguato.
Aquí, en las mañaneras, le “brillan las ideas” y las concreta con sus machacones y harto conocidos epítetos. No se puede esperar otra cosa de alguien que intentó cooptar al Poder Judicial de la Federación con una ministra sumisa ante el “amigo”. No importa si plagió o la plagiaron. Importa que se quede en la Corte para, cuando menos, tener tres votos a favor de las “prioridades presidenciales”.
Si bien es cierto que en la promulgación de la Constitución de 1917 estaba amigos y enemigos, ahora no se sabe si habrá el inicio de una buena relación o se mantendrá la tensión hasta que se rompa la liga en Palacio Nacional y las descalificaciones suban de tono.
Porque es capaz de eso y más cuando sus caprichos, sus ilegalidades, no se avalan.
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