“Pinocho de Guillermo del Toro”, la Virtud de la Desobediencia

 

 

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Pinocho de Guillermo del Toro”, película musical animada en stop-motion mexicana, codirigida por Guillermo del Toro y Mark Gustafson, con las voces de Gregory Mann (Pinocho), David Bradley (Geppetto), Ewan McGregor (Sebastian J. Grillo), Finn Wolfhard (Lampwick), Cate Blanchett (Sprezzatura), Ron Perlman (Podestá), Christoph Waltz (Conde Volpe) y Tilda Swinton (Hada del Bosque); la premier fue presentada en el Festival de Cine de Londres el 15 de octubre de 2022.

Geppetto ha perdió a su pequeño hijo Carlo, y reniega hasta de Dios, así que en medio de la frustración y del enojo crea una marioneta del tronco de un pino a la que llamara Pinocho, pero cuando éste cobra vida, resulta no ser un buen chico, causando travesuras.

Basada en las ilustraciones de Gris Grimly para su edición del año 2002 de la novela italiana Las aventuras de Pinocho de Carlo Collodi, la cinta marca el debut de Del Toro como director de largometrajes animados; es una historia de amor y desobediencia en la que Pinocho lucha por estar a la altura de las expectativas de su padre.

EL NIÑO OBEDIENTE Y 

EL DESOBEDIENTE

El carpintero Geppetto y su hijo Carlo, ambos fervorosos creyentes, son extremadamente queridos en el pueblo, más cuando la imagen del cristo de la parroquia les ha sido encomendada; Carlo, además de ser un buen chico, es muy obediente y va a la escuela como cualquier otro niño.

Lo primero que los padres enseñan a sus hijos es que sean bien portados y obedientes, que sean estudiosos y que no causen problemas; sin embargo, los padres deben ser el ejemplo de esas virtudes que se exigen a los hijos, deben guiarlos por el bien.

Pinocho no es como Carlo, no es que sea malo, simplemente es un niño que quiere vivir la vida con toda su inocencia, travieso, curioso, juguetón y en ocasiones desobediente, pero aprenderá que además de vivir para sí, también se debe vivir para los demás.

EL DUELO

Un día, un escuadrón de aviones sobre vuela el pueblo, y tiran algunas bombas para aligerar el peso; una bomba hace estallar la Iglesia en el momento en que se encontraba Geppetto con Carlo.

Aquí hay una de las muchas lecciones que brinda la cinta, pues Geppetto es incapaz de aceptar la pérdida de su hijo Carlo, lucha por encontrar esa resignación a la que todos en algún momento todos han enfrentado por la muerte de un ser querido.

No debe interpretarse esta escena como fatalista, sino vitalista, pues la lección está en que la vida se trata de disfrutarla, pero sobre todo de amar a quienes están alrededor, recordar que nadie es eterno.

LA ACEPTACIÓN 

DEL SER

Desde que Pinocho cobra vida, comienza a caminar torpemente, pregunta qué es cada cosa, todo lo quiere tocar, oler, saborear, Geppetto está asombrado de su creación y también un poco horrorizado, pues la marioneta no es estéticamente bonita, así que lo encierra y le dice que no salga de ahí.

Es irremediable hacer comparaciones entre el clásico de Disney de 1940 y la nueva versión de Guillermo del Toro; en la primera, Pinocho es una marioneta bonita, mientras que aquí Pinocho tendrá que aprender a ser una persona perfectamente imperfecta, es decir, apegarse a sus “defectos” y a sí mismo, dando un giro a la historia.

En la nueva cinta Pinocho aprende a conocerse y a ser un ser humano capaz de cometer errores -algo completamente normal- esta marioneta tendrá que aprender de todo lo malo que se le presente.

Es un niño de madera no aceptado por su padre ni por la comunidad que lo ve como algo espantoso, pero Pinocho da la lección más grande cuando ve el cristo de madera de figura imperfecta por la bomba que lo daño, y se cuestiona que si pueden querer y adorar a ese cristo pues igual lo pueden querer a él.

LA MALDAD

Podestá y su hijo Lampwick asisten a la Iglesia y Geppetto los invita a su casa a tomar un chocolate caliente, ahí Lampwick le dice a Pinocho que caliente sus pies en la chimenea y se quema con el fuego.

Posteriormente, Geppetto le da a Pinocho un libro que pertenecía a Carlo para que vaya a la escuela; Sprezzatura, el mono, ve a la pequeña marioneta y se lo informa al Conde Volpe, dueño de un espectáculo de marionetas, quien embabuca a Pinocho, no obstante, las advertencias de Sebastian J, Grillo.

Más tarde, Podestá descubre que Pinocho resucita después de la muerte y le pide que se alisté en la Academia Militar, pues cree que sería el soldado perfecto para combatir por la gloria de Il Duce (Benito Mussolini.); pero al ver que no es así, le entrega un arma a su hijo y le dice “dispárale a la marioneta”.

Todos estás escenas ponen de manifiesto que la maldad radica en el hombre, no en la marioneta por más monstruosa que parezca, Pinocho es incapaz de hacer daño en forma dolosa, su imperfección es física no moral.

EL VALOR 

DE LA VIDA

A Pinocho lo atropella un camión, y muere, pero por suerte la Muerte lo manda de regreso a la Tierra, esto es, que Pinocho es inmortal, y cada vez que tiene una fatalidad vuelve a regresar a este Mundo.

En la versión animada de Disney, Pinocho muere y es el Hada quien, le otorga una segunda oportunidad y lo convierte en niño de verdad; sin embargo, esta nueva cinta, Pinocho aprende el valor de la vida a través de la muerte, pues sacrifica su inmortalidad para salvar a Geppetto, además, el espectador sabe cómo Pinocho afronta la perdida de Geppetto, Sebastian J. Grillo e incluso de Spazzatura.

Pinocho sí ha sido capaz de afrontar la pérdida de seres queridos, ello a través del amor y cariño que les demostró en vida; el haberse aceptado como es, sin pedir que lo transformaran en un niño de verdad, y nunca pidió que lo volviesen a la vida cuando se convirtió en mortal, fue el deseo de Grillo que le brindó una segunda oportunidad.

A lo largo de la película, Pinocho ayuda a otros a transformarse; es decir, amar lo imperfecto y lo carente, para aceptarlo, no para moldearlo en la obediencia, no para moldearlo como madera, sino para transformarlo en aceptación; Pinocho es tan puro que cambia a todos, a Geppetto, a Grillo, a Spazzatura, e incluso a Lampwick.

Este Pinocho da la lección de lo que debe ser un verdadero ser humano; y al final, Pinocho se convierte, no en un niño real, sino en un buen niño, y eso lo hace en un niño de verdad.

Es un relato oscuro del famoso cuento de hadas de Carlo Collodi, sobre un títere de madera que cobra vida y sueña con convertirse en un niño de verdad, aborda la dicotomía sobre el bien y el mal, la obediencia y la desobediencia, así como el duelo, la pérdida de un hijo, la identidad y la búsqueda de la libertad; pero sobre todo rompe con esa falsa idea de que, si un niño no es suficientemente “bueno”, no merece ser humano.

Geppetto logra ser feliz al entender que Pinocho nunca será como Carlo, y que a un hijo se le debe querer por lo que es y no por lo que uno quiere que sea; pero, ¿en verdad de la aceptación nace el amor a nuestros semejantes?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector..

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