Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Ordenar, porque eso significan sus palabras, “descartar” a su gobierno del atentado en contra del periodista Ciro Gómez Leyva, tiene una definición: cobardía.
Tergiversar los hechos y colocarse como la víctima, nos indica que quien habita en el “Palacio de la Pureza”, es ruin.
Estas son parte de sus palabras:
“No descartar ninguna hipótesis, yo creo que la única hipótesis que se debe descartar, es que nosotros, el Gobierno que yo represento no es un Gobierno represor, nosotros no silenciamos a nadie, somos respetuosos de los derechos humanos y el principal derecho humano es el derecho a la vida, pero sí puede ser un caso vinculado al proceso de transformación que estamos llevando a cabo y que no les gusta a algunos”.
Preparó el arma, cargó, apuntó y disparó: El atentado contra el periodista de Imagen TV y Radio Fórmula pudo ser debido a un reportaje que sacó tres o cuatro días antes en sus espacios, y dejó entrever que también podrían existir grupos contrarios a su Gobierno que buscan desestabilizarlo.
De acuerdo con sus datos, ejemplificó: que sea un grupo de la delincuencia, se habla de que hubo un reportaje de Ciro tres o cuatro días antes de este atentado que puede ser una respuesta, ahí está eso. También el que grupos contrarios a nosotros, para afectarnos, hayan llevado a cabo un acto con esas características”.
¿Por qué no señala a los fanáticos, a los fieles seguidores de su proyecto político?
El presidente López puede ser, por sus palabras, el autor intelectual. No hace falta contratar a sicarios. No es necesario firmar contratos para que ejecuten a alguien.
Basta el ataque artero, desmedido, abusivo desde el púlpito de la mañanera.
Omitió que el periodista exhibió sus mentiras, sus engaños, sus fracasos tres días antes del atetado. Borró del video la severa crítica hacia sus acciones. Rompió los papeles en donde se escribieron los datos duros.
Para él, tener supuestamente “calidad moral y principios”, lo hace el personaje de la historia. El mejor de todos. El destinado para cometer desaciertos y encubrirlos culpando a todos, sí, todos, los que han tenido la posibilidad de gobernar el país.
Habla del avance en su lucha contra la corrupción y en los índices internacionales se muestra lo contrario. Insiste en que su “no-estrategia” para combatir el crimen organizado y el narcotráfico, da resultados y las cifras revelan que hay 150 mil homicidios dolosos en 4 años, 30 mil desaparecidos y aumento de la pobreza.
Todo lo que dice no se sostiene. Su soberbia, su impunidad para acusar y no aportar las pruebas, el odio hacia los comunicadores, no obedecen a una persona íntegra. Es todo lo contario.
Su actitud lo coloca al nivel que tiene: en el piso.
Y grita: ¡al ladrón… al ladrón…al ladrón!, mientras esconde la cartera que sustrajo.
Presidente: deje de apuntar a los mensajeros y busque a los que lo emiten. Abandone su reyerta con los comunicadores y gobierne para todos. Si no quiere ser criticado, retírese de la política. Un hombre público, siempre estará expuesto a ser señalado por sus ineficiencias, por sus abusos de poder, por su carencia de calidad al gobernador.
Y si quiere aplausos, arme sus marcha de desagravio. En ellas, las focas abundan.
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