Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
En un trabajo especial realizado reporteros de diversos diarios de la Organización Editorial Mexicana, comprobaron que miles de personas son trasladadas desde distintas ciudades y municipios del país para estar “voluntariamente” en la marcha de mañana que encabezará el presidente López.
Ayer en su monólogo matutino dijo, según las crónicas, con ironía:
“Hay millones de personas que van a venir, son acarreados porque vienen a celebrar que ya no domina la oligarquía en México, vienen muchísimos acarreados, están contentos de que haya una auténtica democracia en este país (…) están contentos porque el presupuesto público ya es verdaderamente público y no se queda en manos de una minoría y se distribuye con justicia y alcanza a todos”.
A confesión de parte, relevo de pruebas.
Sabe y muy bien que la mayoría de quienes asistan a “su marcha”, no llegan por convicción sino por las amenazas vertidas para obligarlos a estar presentes. Hay declaraciones de algunos “militantes” que corroboran que recibirán un “obsequio” y que los gastos de trasportación y alimentación corren por cuenta de los funcionarios de Morena, lo mismo en las capitales del país que en centenares de municipios localizados a lo largo y ancho del país.
Por supuesto, en los 20 estados que son gobernados por morenistas se están aplicando a fondo para cumplir el compromiso que hará de la marcha de la venganza, la más “grande de la historia de México”.
Aunque ironice –que no tiene la cualidad de hacerlo-, el presidente sabe y muy bien que “sus gobernadores y presidentes municipales; senadores y diputados federales y locales; dirigentes estatales y municipales de Morena”, están obligados a llenar Reforma desde la Diana hasta el Caballito; Juárez, hasta Lázaro Cárdenas y después Tacuba, 5 de Mayo, Madero y 16 de Septiembre para, al final de la jornada, establecer el nuevo récord de asistentes en un evento en el Zócalo, con lo cual el impuesto por el Grupo Firme, pasará a segundo plano.
Todo el aparato del Gobierno, que no es el Estado, suma esfuerzos para rendir pleitesía al jefe de la banda, quien anunció que “la del domingo podría ser la última marcha que encabece”.
La marcha, originalmente planeada para responder a los conservadores que marcharon para defender al INE, cambió el concepto para convertirla en una a la que los “agradecidos” estén presentes porque “están felices”.
No es sorpresa la movilización que lleva a cabo Morena y todo el aparato que sigue al huésped temporal de Palacio Nacional. Se esperaba y se sabía que pondrían en marcha lo que aprendieron del PRI y que generó resultados en los tiempos del partido único y que ahora se busca replicar.
¿Cuánto le costará a Morena satisfacer el capricho de su mesías?
Lo que fuere, para eso tiene dinero de las prerrogativas públicas y, por supuesto, todo lo que cae de actos de corrupción que, aunque se diga lo contrario, ha sido una yerba que no muerte porque desde Palacio Nacional se riega, se fertiliza, de trata con cariño.
Al igual que a los criminales que, como dice YSQ, “también son humanos”, aunque no lo demuestren cuando descuartizan y ejecutan a sus adversarios.
La marcha de la venganza tendrá millones de asistentes, dice el presidente, en una ecuación que no cuadra. ¿Millones?…
Por cierto, en el Zócalo caben 130 mil personas. ¿Dónde meterá a los millones que llegarán para festejar los avances de la cuatroté?
Vaya usted a saber. Pero de que llegarán miles y formaran parte del acarreo, no hay duda alguna.
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