Presidente Agresivo, con Lenguaje Soez y Veladas Amenazas

*La Institución Presidencial Usada Contra Libertades: Manifestación, Reunión y Expresión 

*La Promesa de una Reconciliación Nacional se Guardó en el Cajón de los Olvidos

*En Discursos y Mensajes, se Rompió la Mesura y se ha Dejado de Lado la Prudencia

*Ciertamente, los Mexicanos Tampoco lo Respetan… lo Agreden Verbalmente

*Artículo Primero Constitucional: Promover, Respetar, Proteger y Garantizar los Derechos Humanos

ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO

Nunca habíamos visto a un Presidente conducirse con un lenguaje tan agresivo, rayando en lo soez, insultando y descalificando lo que le molesta y a todos a quienes considera sus adversarios, los epítetos acostumbrados ahora van acompañados de veladas amenazas.

También es cierto, que el Titular del Ejecutivo ha recibido numerosas críticas, incluyendo los correspondientes apodos, donde cotidianamente lo colocan como mono de feria en el tiro al blanco, la sorna y la ironía abundan.

El respeto en México se encuentra en entredicho desde hace meses, paulatinamente han ido subiendo de tono los discursos y mensajes, se rompió la mesura y se ha dejado de lado la prudencia. La promesa de una reconciliación nacional se guardó en el cajón de los olvidos, abriendo la puerta a las conductas rijosas y la permanente confrontación.

Es normal que en un país que se precie de ser democrático existan voces disidentes, inclusive sirven para nutrir el debate social, generan ideas, propuestas y da paso a la pluralidad, se crean equilibrios y fortalece la cultura de la democracia, son ejercicios saludables, necesarios en un sistema de pesos y contrapesos, la discusión de los temas torales constituye mecanismos fundamentales.

Los derechos humanos que contemplan a las libertades de las personas reconocen de forma destacada la de pensamiento, expresión y reunión, facultad acotada en el artículo sexto constitucional, pues mientras no se ataque a la moral, la vida privada, los derechos de terceros, provoque algún delito o perturbe el orden público, fuera de ello, nadie puede ser increpado por autoridad alguna.

No obstante, la degradación de la institución presidencial al ser utilizada como medio para contrarrestar las libertades de manifestación, de reunión y de expresión, es una forma de intimidar, proceso inquisitorio proveniente de la autoridad administrativa, una intentona al margen de la constitución para coartar los derechos ciudadanos.

El uso de la voz a que tiene derecho el Presidente, no es en carácter de ciudadano, pues mientras se encuentre en el ejercicio de su encargo, lo hace en función de la investidura que tiene. Así al haber oficializado las mañaneras, le habla al pueblo de México en calidad de Titular del Poder Ejecutivo.

En esa medida, se encuentra obligado como autoridad, de conformidad al artículo primero de la norma suprema a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, bajo los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, lo que no lleva a cabo, por el contrario, lanza insultos y descalificaciones reprochando el uso de esas libertades.

Se hace patente la discriminación originada por razón de opinión, pues agrede a quienes no piensan como él, cuestión que, sin duda, es un atentado en contra de la dignidad humana con el objeto de menoscabar los derechos y las libertades de las personas.

En este país, aunque no esté de acuerdo es posible disentir, discutir, debatir y manifestarse, es la esencia del asunto, el reto consiste en recuperar la fuerza de la razón critica desde la esfera civil, procurando formar una opinión pública para orillar a las autoridades políticas a que actúen con sensibilidad, disposición y sobre todo con respeto.

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