Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
¿Qué se necesita para ser subsecretario?
Apellidarse Encinas.
El papá. Alejandro En Encinas Rodríguez, cercano, muy cercano al presidente de l República, no llegó a ser secretario de Gobernación.
En algunas entrevistas concedidas en el pasado, el que fuera jefe de gobierno sustituto de Andrés Manuel López, confió en que la tarea más difícil que había realizado fue la de convencer a su jefe de retirar el plantón que, por 46 días, estableció desde La Estela de Luz, pasando por la Diana, la Palma, Colón, Caballito y hasta la Plaza de la Constitución, que provocó desempleo, cierre de negocios y cuantiosas pérdidas económicas a hoteles, oficinas, comercios, además de daños materiales como la rotura de cristales, pintas en monumentos y, por supuesto, el colapso automovilístico.
Siempre cerca del tabasqueño, Encinas es considerado un “buen hombre”, aunque nadie sabe para qué. Intentó ser delegado en Álvaro Obregón y perdió. Quiso ser gobernador del Estado de México y fracaso. No ha ganado en su vida una sola elección. Sus cargos se los debe a Andrés Manuel y por ello le es fiel hasta la muerte.
Ahora el hijo, también es subsecretario.
El apellido no da para más.
Del padre conocemos su historia.
Del hijo apenas si llena tres líneas en materia profesional.
Y en la parte académica se informa de manera oficial que es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cuenta con una maestría en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y un doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En la parte laboral, solamente ha desempeñado dos cargos: Director General de Investigación Estratégica en el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República y titular de la Unidad de Política Laboral y Relaciones Institucionales de la Secretaría del Trabajo.
¿Algo qué ver con comercio exterior?
Llega a un puesto en el que su antecesora, reconocida públicamente por sus conocimientos en la materia, sacó adelante muchos de los textos del T-MEC y llevaba el diálogo con las partes estadounidenses y canadienses por el desconocimiento de las secretarias: Graciela Márquez Colín y Tatiana Clouthier. La primera es esposa del subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel. La segunda es de sobra conocida por ser hija de Manuel Clouthier y amiga de la esposa del presidente López y a quien llaman en Palacio, la Tía Tatis.
Con la nueva titular, una fiera para cobrar impuestos con los que se ha podido sostener el presupuesto de la Federación durante dos años, cambia la estructura de la Secretaría de Economía y comienza el endurecimiento hacia todos aquellos que llevaron sobre sus espaldas el acercamiento con el sector privado y los inversores, nacionales y extranjeros, a quienes convencieron de participar en l recuperación del país.
Para nadie es un secreto que el señor López le tiene afecto y confianza a doña Raquel Buenrostro y que la apoyará con todo “el poder de su firma” para que salga en defensa de la soberanía que nos quieren arrebatar los estadounidenses y canadienses.
Parece ser que en el Gobierno federal nadie se ha dado cuenta de que el mayor ingreso del país es el comercio exterior y fundamentalmente con los socios del norte y entrar en la polémica por no respetar lo firmado en el T-MEC.
No respetar las reglas pactadas tiene un costo que se define en una palabra: aranceles.
¿Qué tanto sabrá el nuevo subsecretario?
Quién sabe.
De lo que hay certeza es que, en este gobierno, durante esta administración, ningún Encinas será Secretario de Estado.
La sombra del Principio de Peter, los opaca.
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