*La Reforma Constitucional de 2013, Retomó
el Planteamiento Callista
*Desde 1928 Existe la Posibilidad de Formarlos;
a Calles no le Hizo Falta
*No Existe aún Ley Reglamentaria Para Aplicar la
Coalición de Gobierno
*El Presidente Perdería la Facultad de Nombrar
a Secretarios de Estado
*Serían Ratificados por el Senado Evaluando la
Capacidad de Aspirantes
*Moriría la Máxima de AMLO: 90 por ciento de
Conocimiento y 10 de Lealtad
GERARDO LAVALLE
Al terminar la era de los caudillos e iniciar la del Maximato, Plutarco Elías Calles previó la formación de los gobiernos de coalición justamente por el asesinato de Álvaro Obregón a sabiendas de que la elección de 1930 representaría un choque entre las corrientes que participaron y surgieron en y de las filas de militares que “ganaron la Revolución”.
La gobernabilidad y en aquella sí incipiente democracia, estaban en riesgo.
Controlar los brotes de inconformidad de los segmentos castrenses que se cuadraban ante el hombre que corrompió la Constitución al ordenar a Calles modificar el artículo 84 para ser reelecto y cuyo texto modificado estableció “por única vez”, era la prioridad. Apenas habían pasado 11 años de la promulgación de la Constitución de 1917 -una copia casi exacta de la de 1857- y las inconformidades habían crecido a raíz del golpe de Estado en contra de Venustiano Carranza y el horno no estaba para bollos.
Sin embargo, el férreo control ejercido por Calles en la milicia, permitió que Emilio Portes Gil asumiera el cargo de Presidente por decisión del Congreso de la Unión -controlado por Calles- y en 1930 fuera electo Pascual Ortiz Rubio sin mayores problemas ni enfrentamientos. No en ese momento.
Los gobiernos de Coalición, contemplados en el artículo 89, quedaron en el olvido. No hacía falta coaligarse entre partidos. Menos aún con el nacimiento del Partido Nacional Revolucionario, que aglutinó a todas las fuerzas político-militares.
Pasaron 86 años antes de que a propuesta de Gobiernos de Coalición reapareciera en la Constitución.
La reforma político-electoral de 2013, avalada por cuatro partidos: PRI, PAN, PRD y PVEM, formalizó la redacción que abrió la puerta para que, a partir de 2018, la composición del Gobierno de la República, si el Presidente triunfador en las elecciones de ese año así lo requiriera ,podría formar un gobierno de coalición.
La arrolladora victoria de Andrés Manuel López Obrador -el candidato más votado en la historia democrática de México- hizo que la posibilidad de un gobierno de coalición se disipara.
Sin embargo, se retoma a propuesta de Marko Cortés Mendoza -jefe nacional del PAN, ese es su cargo- y pretende seguir los pasos de Miguel Ángel Mancera quien, en las pasadas elecciones, al quedar fuera de la candidatura presidencial, promovió abiertamente la formación de gobiernos de coalición, sin que su propuesta prosperara y permeara entre la sociedad.
¿QUÉ IMPIDE FORMAR UN
GOBIERNO DE COALICIÓN?
De acuerdo con los artículos 74, 76 y 89 de la Constitución, nada.
El camino está pavimentado gracias al acuerdo del Pacto por México que se logró al inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto y que permitió a la administración realizar una serie de reformas constitucionales calificadas de “gran calado” aunque en el presente se hayan difuminado por el cambio de política en las materias energética y educativa, fundamentalmente.
Las modificaciones realizadas bajo el cobijo de la nueva reforma política-electoral -vigente en sus términos originales- establecieron el candado de que sería a partir de 2018 la aplicación de la norma.
Durante los pasados 10 años, poco interés despertó el tema. Impedido para formar un gobierno de coalición y con su triunfo holgado, Peña Nieto no ordenó o sugirió al Poder Legislativo presentar la iniciativa de la Ley reglamentaria de los incisos constitucionales de los artículos 74, 76 y 89 por lo cual es momento en que no hay forma de poner en práctica la medida.
Miguel Ángel Mancera, en su calidad de senador y coordinador de la bancada del PRD en la Cámara Alta, presentó la iniciativa para reglamentar las acciones necesarias e implantar el modelo de gobiernos de coalición.
En la exposición de motivos de su iniciativa, presentada el 18 de 2018 -a tres meses de instalada la legislatura-, el exjefe de gobierno de la Ciudad de México plantea:
“El término Gobierno de Coalición denota la unión de dos o más partidos políticos que comparten el Poder Ejecutivo y a su vez, juntos, tienen una mayoría estable en el Legislativo, así como una agenda política en común.
“De acuerdo con el profesor Kaare Strom, una coalición de gobierno se define como un conjunto de partidos políticos que acuerdan perseguir metas comunes, reúne recursos para concretarlas y distribuyen los beneficios del cumplimiento de esas metas» pero también, que se asumen como corresponsables.
“Es decir, que el gobierno de coalición es un régimen que se basa en la distribución del poder y en la colaboración entre los poderes ejecutivo y legislativo. Se caracteriza porque, en la formación del gabinete del gobierno y en la integración y ejecución del programa de gobierno, el poder legislativo tiene un papel importante; sin invadir la esfera de competencias del poder ejecutivo”.
Durante una entrevista con MISIÓN POLÍTICA, el congresista insiste en su postura y reclama que la iniciativa no haya sido turnada a comisiones.
Afirma que seria el camino para que cualquier gobierno pueda avanzar en los proyectos políticos, sociales y económicos con el apoyo de uno o más partidos políticos que estarían obligados a firmar un convenio de coalición que sería refrendado por el Senado de la República y que abriría el camino para un esquema semiparlamentario.
Comenta que lo definitivamente importante, es la constante para formar gobiernos de coalición en uno y otro sistema, es la gobernanza democrática en el marco de un sistema multipartidista.
En México, con 7 partidos políticos con registro nacional, se han formado coaliciones exclusivamente en materia electoral. Hasta ahora, el intento de formar gobiernos de coalición -inicialmente en 1929- no avanzó debido que desde entonces han existido partidos dominantes incluso con las alternancias.
En el caso de Vicente Fox, por ejemplo, primer presidente de la República que no perteneció al PRI, solamente alcanzó 223 diputados federales y 51 senadores, lo que le impidió sacar adelante la reforma fiscal que, según sus mensajes propagandísticos, daría oportunidad al gobierno de “regresar copeteado” el dinero a los contribuyentes. Tampoco logró una reforma en materia de hidrocarburos.
Por cuanto a Felipe Calderón, su presidencia se vio manchada por la mínima diferencia de votos frente Andrés Manuel López Obrador.
Los ciudadanos no le concedieron la mayoría en el Congreso de la Unión, al obtener 206 diputados federales y 52 senadores y se vio forzado a buscar alianzas legislativas para lograr algunos de los cambios que se propuso llevar a cabo en su mandato.
En las elecciones de 2012 y que ganó Enrique Peña Nieto, la ciudadanía otorgó mayores curules y escaños a la alianza PRI-PVEM. La coalición sumó 241 diputados y 61 senadores.
A ninguno de los tres gobiernos les alcanzaban los números para por sí mismos y con sus grupos parlamentarios aliados, realizar reformas constitucionales. En el regreso del PRI al gobierno federal se construyó el Pacto por México y gracias a los votos de los legisladores del PAN y del PRD y parte del PVEM, se pudo plantear un nuevo esquema constitucional que hoy ha sido literalmente destruido.
El actual gobierno representó una sorpresa política. El triunfo del candidato de Morena, dejó pasmados a los analistas políticos. Jamás esperaron una victoria obtenida con 30 millones 113 sufragios.
No obstante el arrollador triunfo, en el Congreso de la Unión no obtuvo la mayoría calificada. En la primera legislatura de la administración y gracias a la sobrerrepresentación y alianza de Morena con el PES y el PT, sumó 308 diputados, mientras en el senado se apoderó de 69 escaños.
Tampoco le alcanzaron los números para sacar a través de sus aliados, las reformas constitucionales. Sin embargo, en la primera legislatura de la administración, hubo aval del PAN, el PRI y el PRD para avanzar en, por ejemplo, la Guardia Nacional.
Ya en la renovación de la Cámara de Diputados, el partido del presidente de la República y sus aliados, ahora además de PT se sumó el PVEM, perdió la mayoría calificada y sus iniciativas de reformas constitucionales han sido frenadas por el acuerdo del bloque opositor conformado por PAN, PRI y PRD y aleatoriamente por MC.
En la LXV, el gobierno de Andrés Manuel López ha recibido dos reveses a su proyecto político: la reforma que pretendió en materia de energía, fue desechada. Y la ampliación de la presencia militar en tareas de seguridad, presentada por la diputada Yolanda de la Torre, del PRI, con la cual se fracturó la coalición Va Por México, se encuentra en trámite en el Senado después de haber sido aprobada por los diputados. Los cálculos numéricos indican que será desechada y regresada a la cámara de origen.
GOBIERNOS DE COALICIÓN,
CUANDO HAYA DEBILIDAD
El esfuerzo de Miguel Ángel Mancera y otros congresistas por lograr la Ley secundaria que permita la formación de gobiernos de coalición, ha sido frenada sin explicación alguna.
El coordinador de los senadores del PRD, establece que no hay justificación para mantener su iniciativa en la congeladora.
Admite que la literatura especializada, sostiene que las coaliciones de gobierno, son un rasgo presente mayoritariamente en los sistemas parlamentarios y en menor medida en los sistemas presidenciales.
Sin embargo, en su exposición de motivos plantea que “las coaliciones son funcionales en los sistemas presidenciales en tanto que por una parte introducen mecanismos de control intraorgánico en el gobierno, y por otra parte resuelven el
problema del potencial bloqueo congresual. Estos efectos dinamizan el papel del sistema representativo y actualizan el principio de separación de poderes con mecanismos funcionales propios del Estado contemporáneo”.
Uno de esos mecanismos privaría al Presidente de la República a designar funcionarios de alto rango, es decir, secretarios de Estado, sin que sean aprobados por el Senado de la República, instancia que se convertiría en el vigilante del cumplimiento del acuerdo entre el Gobierno de la República y el o los partidos que se sumen a la coalición.
En este rubro estarían exentos tres nombramientos: los secretarios de la Defensa Nacional, de Marina y de Hacienda.
El planteamiento en el acuerdo que dé vida al gobierno de coalición, es que los funcionarios deben estar capacitados para el cargo que tendrían que desempeñar.
No valdría la máxima actual: 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de conocimientos.
EL PRÓXIMO GOBIERNO
¿BUSCARÁ COALICIÓN?
Conforme a las encuestas que cotidianamente realizan diversas empresas, la elección federal de 2024, en la que se elegirá al titular del Poder Ejecutivo y a los 628 congresistas federales, contemplan que Morena y sus aliados obtengan el triunfo en la Presidencia de la República, aunque estiman que, en materia legislativa, las oposiciones mantendrán un frente que impida el control absoluto con la mayoría calificada.
Las condiciones para impulsar el gobierno de coalición estarán dadas.
Sin embargo, salvo Morena, PT y PVEM, los otros 4, PAN, PRI, PRD y MC no comparten el proyecto de gobierno y no se advierte posibilidad de una sumatoria total para conformar el gobierno de coalición.
Plutarco Elías Calles avizoró la necesidad de los gobiernos de coalición. No necesitó aplicar la reforma constitucional que lo permitía. El nacimiento del PRI le dio las herramientas para imponer el “Maximato”, aunque apenas duró lo que un respiro: 5 años.