Amor con Amor ¿qué?

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Utilizar los refranes populares, generalmente anónimo, y acomodarlos en la política del actual régimen, es ha vuelto una costumbre y no deja duda de su efecto: manipulación absoluta.

El remate que realiza Mario Delgado en su spot de agradecimiento a los ciudadanos que votaron por los candidatos del presidente, perdón, de Morena en las pasadas elecciones, con “amor con amor se paga”, muestra la distancia entre la verdad y la mentira.

Afirma que gracias a los principios del oficialista partido: no robar, no engañar y no traicionar, los ciudadanos han depositado la confianza en la cuarta transformación.

Ganar una elección no representa que los votantes tengan confianza en el que prometió mucho. Derrotar al que está en el poder y abusó durante seis años, se vuelve fácil. No convence la oposición. Gana el rechazo.

Por ello en 2018 el ahora temporal huésped de Palacio Nacional pudo vencer por amplio y democrático margen. No porque fuera el Mesías que convertiría el país en el Paraíso. No porque tuvieran lógica sus propuestas y descalificaciones. No porque trajera un discurso nuevo. No porque descubriera el nuevo rumbo.

Arrasó en las urnas por el rechazo generalizado hacia el gobierno de Enrique Peña Nieto quien, con su frivolidad, canceló oportunidades de tener un país en marcha y con futuro.

Agravió a los ciudadanos con sus acciones.

Agotó la paciencia y destruyó la confianza.

Elementos, todos, excelentemente bien aprovechados por el candidato por tercera ocasión y que, durante los intervalos entre derrota y derrota, forjó el mensaje destructor del “poder omnímodo” ejercido por su antecesor.

Con el enorme bono democrático obtenido en las urnas, se ha convertido en algo peor que el antecesor: es su voz, es su decisión, es su gobierno, es su país.

Nada se mueve sin su voluntad. Se le aplica y con corrección política lo que hace décadas se decía del Presidente de México cuando preguntaba: ¿qué horas son?… y la respuesta de los súbitos era inmediata: ¡las que usted quiera, señor presidente!

Porque frente a la realidad, inevitable e indestructible, se planta en su mundo paralelo en el que todo está “requetebién” cuando, sin ánimo de amarrar navajas, está requetemal.

Revise usted los datos oficiales del INEGI y comprobará que el 70 por ciento de los habitantes en zonas urbanas temen por su seguridad en virtud de la violencia cotidiana. Observe los informes mensuales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública -órgano del Gobierno federal- y en los que se ratifica que los homicidios dolosos, los feminicidios, los delitos del fuero común, van en aumento y en el mejor de los casos estancados con respecto a meses anteriores. Comparados los números de ejecutados en estos 3 años y casi 10 meses de gobierno, superan y con creces los de tres expresidentes.

Con la memoria corta de la que presumimos los mexicanos -debería ser al contrario-, los ciudadanos han olvidado la promesa de que “en seis meses pacifico el país” o aquella de que desde el primer año de gobierno México crecerá al 4 por ciento anual y dejará atrás el “mediocre 2.5” que se ha registrado en los últimos lustros.

¿No engaña el gobierno?… ¿no roba?… ¿no traiciona?

Es una burla a todas luces apropiarse del refrán: amor con amor se paga. Claro, se omite la letra de la canción que, advierte “…y algún día la pagarás”

Ese día llegará y no tarda mucho, salvo que la decisión presidencial sea, en acatamiento del amor que le ha dado el pueblo bueno, quedarse como huésped en Palacio Nacional, en donde los pobres no viven ni pagando renta, algo que no hace el presidente de México.

Son los mensajes con el que agradecen los morenistas “todo el apoyo y la confianza depositada en nuestros candidatos”.

¡Bah!

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por RADIO CAÑÓN en el 760 de Amplitud Modulada.

 

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