“Tiempo de Matar”

La Justicia es Conforme al Color que se Mira

HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO

“Tiempo de matar” (“A Time to Kill”) película americana, dirigida por Joel Schumacher, basada en la novela homónima de John Grisham, que protagoniza Matthew McConaughey (Jake Brigance), Sandra Bullock (Ellen Roark), Samuel L. Jackson (Carl Lee Hailey) y Kevin Spacey (el fiscal Rufus Buckley), estrenada en 1996.

Clanton es una tranquila localidad sureña de Mississippi donde la mayoría de la población es blanca y racista; Tonya, una niña negra de 10 años, es salvajemente violada por dos jóvenes blancos borrachos; Carl Lee Hailey, padre de la menor, decide tomar la justicia por su cuenta y mata a los violadores ante la mirada estupefacta de varias personas; Jake Brigance, un joven abogado blanco, y su ayudante Ellen Roark, lo defenderán para evitar que sea condenado a pena de muerte alegando enajenación mental.

Este thriller legal está basado en la primera novela de John Grisham, abogado y político estadounidense, quien en 1984 presenció en el juzgado del condado de DeSoto en Hernando, el triste testimonio de una niña de 12 años, víctima de una violación, y le surgió una pregunta; ¿qué hubiese sucedido en caso de que el padre de la niña asesinase a sus atacantes?

El filme es un fiel ejemplo de la subjetividad y relatividad de la justicia, que en ocasiones es ajena al Derecho, pues atiende a los intereses de quien la invoca y de quien la determina; se afirma que la justicia tiene una carga de subjetivismo porque depende de los condicionamientos mentales del juez, y de relativismo porque acata las circunstancias sociales y políticas del asunto que se decida.

El Abogado Defensor y

el Subjetivismo Justo

Carl Lee Hailey le pregunta a Jake Brigance si podría lograr que reciba una absolución en el caso de que matara a los dos hombres; Jake le dice a Carl Lee que no haga tonterías, pero admite que si se tratase de su propia hija, él mataría a los violadores.

Cuando Jake se entera que Carl Lee ha matado a los violadores, acepta ser su defensor, pues sabe que de alguna manera él influyó en esa determinación; esto le ocasiona un conflicto interno, ya que nunca dirá ni admitirá públicamente que si se tratase de su propia hija, él mataría a los agresores.

De tal forma, sabe que defender a Carl Lee implica defender su propia formar de pensar, aunque ésta sea contraria a lo que señale la ley, por ende, quiérase o no, su noción de justicia será subjetiva y relativa.

El Fiscal y el Subjetivismo

de la Justicia

Una vez que el fiscal ha tomado una decisión sobre el caso, su posición será cerrada e inamovible, con independencia de que a la luz de los demás no sea justa, pues siempre pensará que lo decidido es justo.

Rufus Buckley es el fiscal de distrito que investigó el caso de Carl Lee y por ende el antagonista principal en la película; como buen fiscal, y por temor a perder el caso, busca que no haya miembros de raza negra en el jurado, logrando que todos sean blancos; cada vez que se toca el tema de la violación objeta, pues sólo estaba interesado en que el jurado se centre en el asesinato de dos hombres blancos; cuando Carl Lee es llamado a declarar por la defensa, aprovecha la oportunidad para cuestionarle:

“Usted sabe que ellos serían condenados y estarían libres después de diez años. Así que, señor Hailey, ¿deberíamos liberar a un violador después de diez años? ¿Hay que liberar a un asesino después de diez años? Así que cree que merecían morir.”

Carl explota y responde: “Sí que merecían morir y, espero que se quemen en el infierno.”

Todo indica que el fiscal está haciendo su trabajo, sin embargo, a Rufus Buckley no le interesa saber si fue justo o no que hayan matado a esos dos hombres, pues su real interés es que haya una condena a pena de muerte, porque eso podría proyectar su carrera política dentro de la racista comunidad blanca, por eso utiliza a un perito que nunca atestiguó a favor del estado de demencia de un acusado en los casos criminales en los que se le solicitó su participación, aunque está probado que varios acusados a los que se encontró dementes en sus juicios se encuentran bajo su cuidado a pesar de que él declaró su «cordura» en sus respectivos juicios.

La Subjetividad

del Juzgador

El juez que preside el juicio es Omar “Ichabod” Noose quien, a pesar de no tener un historial de inclinaciones racistas en sus resoluciones, rechaza la petición inicial de Jake para cambiar la sede del juicio, pues la composición racial del condado garantiza un jurado completamente blanco.

En la novela se narra que Noose comenzó su carrera como abogado mediocre con buenas habilidades políticas, fue elegido a la legislatura estatal, sirvió cinco períodos, después de su derrota, se le permitió completar el resto del mandato de un juez que murió, convirtiéndose en un juzgador sabio, respetado y sus resoluciones son generalmente confirmadas por el Tribunal Supremo del estado; pero su actuar temeroso en el caso, es debido a la presión ejercida sobre él por los supremacistas blancos locales que siempre le han brindado apoyo.

El Jurado y la Expresión

Máxima del Subjetivismo

Siempre ha existido la pregunta si un jurado toma su decisión de forma racional (mente) o emocional (corazón), esa es la fina línea de la justicia en los juicios de jurado; y aunque parezca absurdo, la justicia se percibe de un modo distinto para quien ocupe un lugar u otro dentro del orden social.

La película muestra como el caso despierta conflictos raciales entre dos organizaciones: el Ku Klux Klan y la NAACP (asociación pro derechos de los afroamericanos); pero más allá de este conflicto o de las fallas de un sistema legal y el deseo de tomarse la justicia por su mano, el espectador se coloca en la situación de juzgar a Carl Lee: si se justifica la venganza, se obvia la posibilidad de perdonar, pero si no se justifica esa venganza, hay que condenar.

Posiblemente uno de los mejores monólogos de la historia del cine, lo da Jake Brigance; en su argumento de cierre, pide a los miembros del jurado cerrar sus ojos para oír la historia de una niña violada, y después de oírla, les dice: “ahora imaginen que es blanca…”; esto hace que los miembros del jurado fallen a favor de Carl Lee como resultado de una demencia temporal.

Carl Lee es un padre con coraje, que por su hija, decidió hacer lo que probablemente harían muchos padres: tomar la justicia por su mano, pero ¿se hace justicia si se le condena por asesinar a dos personas?, o ¿ya se ha hecho justicia al vengarse de los violadores de su hija?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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