Almirante, con Todo Respeto…

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

¿Ha visto usted un helicóptero de la Marina aterrizar en el Estadio Olímpico con la mascota de Los Pumas’

¿O en Guadalajara con una chiva a bordo?

Vaya, ¿en el campus del PIN con un burro blanco como pasajero?

Confieso que ni en fotografías publicadas en los diarios y revistas deportivas o en redes sociales he visualizado un “pasajero” de ese corte. Aunque sea botarga.

Lo ocurrido el pasado jueves no tiene nombre. 

Observar cómo una aeronave de la Secretaría de Marina se posaba en el campo de beisbol de Macuspana -por lo menos eso indicaba el audio del video que se difundió en Twitter- y de su interior bajaban dos marinos acompañando a la “mascota”, una persona, con una bolsa en la que cargaba bates mientras la algarabía en las tribunas se expresaba a toda su capacidad.

Por la mañana de ayer, el presidente expresó no estar de acuerdo con que una nave oficial traslade a personal civil y menos a una “mascota”.

Ante la descalificación presidencial, por la tarde la Secretaría de Marina emitió un breve comunicado cuya parte sustantiva señala:

“… al personal de esta institución le es grato participar en dichas actividades, que permiten acercar a la Marina con la sociedad de los diferentes lugares del país y exaltar los valores patrios, que distinguen a los marinos navales”.

Le paso lo acercarse a la sociedad. 

Lo de exaltar valores patrios, es una recordada de 10 de mayo.

¿Qué valor patrio tiene el beisbol?

Salvo que los olmecas, mayas o chamulas lo hayan jugado. Tenían el juego de pelota, cuya esférica era más dura que una rebanada de pan de caja del osito de ojos azules dejada a la intemperie, pero no usaban bates, guantes, spikes en los zapatos, uniformes de franela, gorras con visera.

Es probable que el arribo de una aeronave militar o de marineros a un estadio de beisbol o de futbol ubicado en el alejamiento de las urbes, llame la atención del respetable. Quizá nunca tuvieron una de manera tan cercana.

Posiblemente los adultos mayores y los niños se acerquen a curiosear. Los jóvenes no muestran interés. Ellos en su mundo cibernético, porque hasta en las lejanas comunidades hay un celular, están más enterados de los modelos de aviones y helicópteros que los habitantes de una ciudad grande, en donde todo se hace de prisa y nunca alcanza el tiempo para cumplir todas las tareas.

La curiosidad no se compara con valores patrios.

Ahora, si se trata de desmitificar a los marinos y decir que son de carne y hueso y no como los que aparecen en las películas o series de televisión luciendo sus musculaturas, sus trajes protectores y contras balas, sus cascos tecnológicos, tampoco se cumple la misión de “exaltar los valores patrios, que distinguen a los marinos navales”.

Así no, con todo respeto, almirante Rafael Ojeda.

Y menos cuando el comandante supremo ordenó ya, vivir en la pobreza franciscana.

A no ser que, para marinos, soldados y los de la guardia nacional -así, en minúsculas- no aplique cambiar el cinturón de piel por un lazo o cordel a punto de reventar.

E-mail: jesusmichelmp@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada

 

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