Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Enviar pésames a los familiares de quienes han sido asesinados por integrantes del crimen organizado y narcotráfico, no dejan de ser golpes de pecho para expiar los pecados por tratar como “seres humanos” a quienes viven de matar, extorsionar, mutilar.
Se hace costumbre escuchar que, de todo corazón, envío mi pésame a…
Miles, decenas de miles, de familias tienen el dolor de haber perdido a un ser querido.
Tal y como ocurrió en el condado de Uvalde, la autoridad no frena la compra de armas que son utilizadas para asesinar niños, jóvenes adultos. Lo mismo en una escuela que en un supermercado.
Aquí, en tiempos electorales, el gobierno de la República pavimenta el camino para que los “criminales se porten bien ese día” -como se reconoció en la mañanera del 8 de junio de 2021- y los define como “seres humanos”. Según su dicho, parafrasea a Tolstoi y pregunta: ojo por ojo, diente por diente… nos quedaríamos ciegos… estaríamos chimuelos”. Por eso, hay que cuidarlos.
En las elecciones del domingo 5 de junio los criminales tienen patente de corzo para combatir a los adversarios y por tanto defender a sus amigos.
¿Quiénes son los enemigos?
¡Los del pasado!
Porque los perseguía la autoridad, los enfrentaba, repelía las agresiones, mataban a sicarios, decomisaban drogas, los encarcelaba y extraditaba.
Hoy son intocables.
Vaya, el pétalo de una rosa desataría la furia.
¿Qué lleva al presidente de México a defender a los criminales en tiempos electorales?
No hay que ser genio. Tampoco físico matemático. Vaya ni siquiera presentador del clima. Simplemente utilizar la lógica conlleva a sacar conclusiones: los criminales mandan en muchas partes del país y tienen controladas las zonas en donde actúan con impunidad insospechada.
Y ellos, los líderes estatales, los jefes de plaza, de los grandes cárteles criminales, imponen candidatos, inhiben al ciudadano, amenazan a quienes se opongan y los ejecutan si es el caso.
Y ¡no pasa nada!
Dos acciones son imborrables: la liberación de Ovidio Guzmán para “evitar la muerte de cuando menos 200 civiles” y el saludo a la abuela, la mamá de El Chapo “porque me extendió la mano y a una persona mayor no la puedo dejar con la mano al aire”. Son las que marcaron el inicio de libertad para los que “también son seres humanos” actúen con impunidad, humillen y maten a elementos castrenses, extorsionen a los aguacateros -por eso el kilo está en 140 pesos-, quemen viñedos, asalten tiendas, roben cualquier cosa. Saben que nada les pasará porque, entienden, están “bendecidos” por YSQ.
Y los muertos en este sexenio suman más de 120 mil. Y cada ocasión en que hay muertos, desde Palacio Nacional, como si fuera el escenario de ultratumba, se lanzan los pésames.
Allá en Uvalde los padres reclamaron al gobernador Greg Abbott ser defensor de la cofradía del rifle, lo que ha permitido que un adolescente compre un rifle y asesine a 21 personas. Y desde aquí se envía el “sentido pésame”.
¿Les importa a los padres que perdieron a sus hijos?
¡Pamplinas!
Son los pésames balines que se utilizan solamente para “compartir el dolor” y que de nada sirven para frenar a la delincuencia de cometer sus arteros crímenes.
Veremos el resultado de las elecciones del primer domingo de junio y sabremos cuánta participación tuvieron los criminales para que el partido oficialista, sus candidatos, lograran el triunfo.
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