Vendrán Consecuencias

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Estirar la liga y que se rompa, nunca ha sido una buena estrategia política-diplomática. Hay un momento que los extremos tienden a ceder, si el análisis y la inteligencia llega las mentes de los que jalan y jalan.

Hay excepciones. Cuando la terquedad, la ambición, la megalomanía y la falta de escrúpulos se conjugan, el personaje que inició el estiramiento es capaz de llegar a los extremos sin medir las consecuencias de quedarse con la mitad del estirado hule.

Es el caso del presidente de México frente al de Estados Unidos.

La Cumbre de las Américas le concedió el espacio para tratar, solamente eso, de convertirse en el hombre que impusiera condiciones a su vecino. En tiempos no lejanos y cuando el antecesor del norteamericano trató con la punta del zapato a Venezuela, Cuba y Nicaragua con sus respectivos presidentes, los mimos de ahora, nunca hubo defensa que saliera de Palacio Nacional. Aquí, el defensor de la “soberanía, de la libertad y el honor”, perdió hasta el modito de andar. Acató, sí es la palabra correcta, sin chistar lo que le ordenaba el republicano que hizo, momentáneamente, a un lado sus negocios inmobiliarios para dirigir los destinos de la, todavía, nación más poderosa del mundo.

¿Qué llevó al mexicano con el más alto rango político que se tiene en el país, a buscar la confrontación por “defender” a los que no son de otra galaxia?

No ha quedado claro. La repetición de argumentos sin solidez, muestra que detrás de la exigencia de que todos vayan a la fiesta aunque no sean invitados -vaya, que lleguen prácticamente de colados-, está la peregrina idea de “recuperar” el liderazgo de México en América Latina.

Convertirse, en síntesis, en el nuevo Fidel, en el nuevo Hugo, en el nuevo Salvador.

Ser la “cabeza de león” y dejar de ser “la cola de ratón”.

Una obsesión que tienen solamente los autócratas que terminan como dictadores. Los ejemplos sobran. Comenzando por la Isla del Caribe, que emprendió la revolución para cambiar todo y después imponer el modo de vida; siguiendo con el país que más petróleo tenía, con la pequeña nación que tuvo necesidad de una guerra civil, no revolución, para deshacerse, justamente, del dictador.

¿Quién perdería más: México o Estados Unidos?

Parece más que evidente la respuesta.

Lo es para los que no anhelamos ser los conductores de los pueblos al paraíso inexistente. No es igual para el que, como presunto iluminado, se guía por la soberbia que el poder le da. Todavía no entiende que su misión está en la tierra en la que nación y colinda con Palenque. 

Buscar un liderazgo que emule a Simón Bolívar, requiere algo más que preocuparse solamente por sus pobres.

Un elemento no tomado en cuenta: el mexicano soltará la liga y no irá a la reunión que se realizará en Los Ángeles y que comienza el lunes 6 de junio. Se quedará porque el día anterior, el domingo, hay elecciones en 6 estados y desde Palacio Nacional se convertirá en el manager de la sexteta para dirigir el juego y tratar de ponchar a todos los adversarios, aunque no sean neoliberales.

Usará como pretexto la importancia de estar presente. Cerca de su pueblo. Pendiente de su pueblo. Debe tenerlo embelesado con sus palabras. Y no estar el lunes en la mañana para presumir sus triunfos o rumiar sus derrotas acusando al INE del “fraude electoral”, sería abandonar a su pueblo.

Y las consecuencias por el desaire se medirán en millones, miles de millones de dólares.

No hay que vivir mucho para confirmarlo.

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada

 

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