ALFREDO MEJÍA MONTOYA
Innumerables ocasiones desde la tribuna de las matinales en Palacio, se nos ha dicho, repetido y hasta el cansancio, que el país no ha sido endeudado, esto es, que no se ha contratado deuda pública. Sin embargo, los números oficiales de México y el Mundo nos reportan otros datos. México, con una población de 127.792.000 personas, es un país muy poblado y presenta una moderada y variada densidad de población, 65 habitantes por Km2.
México es la economía número 16 por el volumen de su PIB. Su deuda pública en 2021 fue de 630.793 millones de euros, con una deuda del 57,63% del PIB. Su deuda per cápita el año pasado fue de 4.936 € euros por habitante.
La última tasa de variación anual del IPC publicada en México es de abril de 2022 y fue del 7,7%, esto es la Inflación.
Los programas asistenciales de López Obrador, dentro de la política presupuestal, están conduciendo al país, por su propia naturaleza y componentes, a un déficit público; tema que en la realidad nos conduce a otro no menos importante, la Deuda Pública. Al no ser suficientes las asignaciones de presupuesto para dichos programas. Más aún, los están engrosando con firmes ideas de carácter electoral para el 2024, su sucesión. Por lo tanto, la deuda pública acabará por pagar los programas asistenciales.
La deuda pública está compuesta por los bonos y obligaciones emitidos por el Estado para captar el ahorro de los inversores. Y cuando los gastos del Sector Público son superiores a sus ingresos, una de las alternativas que tiene el Estado para cuadrar sus cuentas es la emisión de deuda pública. El volumen de deuda pública que circula en los mercados financieros es enorme. Si intentábamos medir la dimensión de los mercados financieros, una estimación del Banco Mundial que valoraba los bonos de deuda pública en circulación en 2011 en unos 45 billones de dólares.
“El termino para controlar la deuda pública, es la sostenibilidad.”
Los Otros Datos
Tales datos, son sobre la deuda pública en México, que ha crecido en números reales, desde 2020 cuando fue de 575.181 M€ a 21 pesos promedio por euro, (12,078’801,000.00 MN), lo que significa el 60.30% del PIB, teniendo una deuda per cápita, esto es, por cada ciudadano de 4,301 € (90,321.00 MN). la deuda en 2021 alcanzó 630,793 M€ (13,246’653,000.00 MN) esto es, el 57,63% del PIB México, una caída de 2,67 puntos respecto a 2020, la deuda percápita ascendio a 4,936 € por habitante, esto es 435 euros mas que en 2020.
Al cierre de marzo 2022 el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), se situó en 13 billones 123 mil 780.9 mdp, lo que significó un aumento de 19 mil 817.0 mdp sobre lo registrado a diciembre de 2021, cuando la deuda ampliada ascendió a 13 billones 103 mil 963.9 mdp.
Por otra parte, la Deuda Neta del Sector Público ascendió a 13 billones 60 mil 571.0 mdp, de los cuales, ocho billones 698 mil 759.3 mdp fueron contratados en el mercado interno y 218 mil 153.9 mdd en moneda extranjera.
Iniciativa de Ley de Ingresos para 2021.
Haciendo una investigación en la ILIF 2021, se propuso un monto de endeudamiento interno neto del Gobierno Federal hasta por 700 mil millones de pesos.
El endeudamiento externo neto del sector público, que incluye al Gobierno Federal y a la banca de desarrollo, propone un techo de endeudamiento neto de hasta 5.2 mil millones de dólares.
Los techos de endeudamiento neto para las Empresas Productivas del Estado son los siguientes:
Empresas productivas del Estado: propuesta de endeudamiento 2021
Petróleos Mexicanos (PEMEX) y sus empresas productivas subsidiarias: techo de endeudamiento interno neto hasta por 22 mil millones de pesos y techo de endeudamiento externo neto de hasta 1.0 mil millones de dólares.
Comisión Federal de Electricidad (CFE) y sus empresas subsidiarias: techo de endeudamiento interno neto de hasta 10.8 mil millones de pesos y un techo de endeudamiento externo neto de 500 millones de dólares.
Tan solo en 2020 se incrementó 7.3% del PIB. En dónde el costo de esta deuda o pago por intereses representó el 3% del PIB, el nivel más alto registrado desde el año 2000, llevándose una proporción del 11.4% del presupuesto de egresos en 2020, el margen de maniobra es negativo.
Por lo tanto, las expresiones sensacionalistas del inquilino de Palacio, de que el Gobierno Federal no ha realizado contratos de deuda pública, interna o externa se viene para abajo, y resultan inoperantes e improcedentes. Con el soporte que se establece en la Ley de Ingresos de la Federación 2021 y 2022, y los refinanciamientos que se han pactado, hay Deuda Pública.
No obstante, para que la deuda pública se utilice como un instrumento adecuado de política económica, para estimular el crecimiento de la economía, la inversión productiva, el empleo y el bienestar social, se requiere un cambio de enfoque y de modelo económico.
Deuda Pública
Porque en lugar de invertir en megaobras en la que su rentabilidad no esté sustentada en un Plan de Negocios, que promueva el empleo, el ingreso, genere impuestos, ahorro, consumo, producción, exportación, entre otras actividades. Y que esas Megaobras sean pagadas con el dinero fresco de los contribuyentes de hoy, esto es dinero fresco, y no con deuda pública, en la que se comprometa a las futuras generaciones para el pago correspondiente de deuda con su alícuota anual, con sus impuestos; y utilizar el dinero fresco en la creación de grandes polos de desarrollo de producción, que traerá aparejado los conceptos citados del plan de negocios, esto es, generar ingresos suficientes para amortizar deuda o bonos a su vencimiento en vez de refinanciarlos.
Imaginemos un individuo de 10 años o una joven de 15, no generan riqueza, pues no trabajan (legalmente) en el momento en que lo hagan, ya entran al mundo coactivo de los impuestos y en su caso, con el pago de sus contribuciones pagarán la parte que les corresponda de la deuda por las obras de infraestructura que se crearon en años anteriores, no contemplamos redistribución de la riqueza, sino el pago de la deuda con sus impuestos por el uso de la infraestructura creada y la cual al día de hoy estará gozando y disfrutará durante muchos años y probablemente lo haga su descendencia, es como una medida de justicia tributaria. “Porque tenemos que pagar con dinero fresco de hoy, las obras que utilizarán los ciudadanos del mañana”, ¿No es mejor que cada quién pague el costo de lo que usa cuando lo use y no como ahora, que los que pagaron sus contribuciones paguen una infraestructura que usaran poco o nada si mueren, es justo? Y el gobierno lo sabe y aun así gasta el dinero fresco en obras sedentarias.
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