Una reunión de más de 4 horas. Una declaración del enviado especial para el cambio climático de EU. Un desmentido horas después. Quién miente ¿John Kerry o Andrés Manuel López Obrador?
Terminada la larga comida-reunión de trabajo celebrada en Palacio Nacional, el funcionario estadounidense desveló el acuerdo de establecer mesa de trabajo, grupo de seguimiento entre ambas partes, al proceso de reforma eléctrica propuesta por el presidente de México.
En la mañanera del viernes, el titular del Ejecutivo federal desmintió a Kerry. Dijo: “Si hubo un planteamiento de que se mantuviese la comunicación sobre el tema y que participara un grupo, pero ellos plantearon eso y yo no me quede callado. No se aceptó, a lo mejor ellos pensaban que eso iba a ser aceptado y alguien se adelantó a decir que nosotros íbamos a aceptar que un grupo pues casi vigilara nuestra actuación”. Concretó: “ (…) mi gobierno no es entreguista ni sumiso”.
Tema delicado. Si se hizo el planteamiento y no se aceptó, error y garrafal de Kerry anunciar el acuerdo; si ocurrió lo contrario, doble yerro presidencial.
Pareciera no entenderse que la relación con Estados Unidos es fundamental para la economía mexicana. Se puede no estar de acuerdo con su forma de buscar influir en las decisiones mexicanas, pero las respuestas deben ser cuidadosamente estudiadas. Un desmentido como el pronunciado el pasado viernes por el presidente López, podría tomarse como una forma de ignorar, abiertamente, los planeamientos surgidos por la reforma eléctrica y que, desde el punto de vista estadounidense -y Canadá opina lo mismo- violenta el T-MEC.
De manera sorprendente, el presidente pidió a los diputados del PRI “rebelarse” -no dijo contra quién- y apoyar la iniciativa de reforma eléctrica en sus términos. Es sabido que para lograr el propósito presidencial, su partido, Morena y satélites, requieren de 57 votos -suponiendo que todos los aliados votaran un SÍ rotundo- que podrían salir de la bancada tricolor o la albiazul. La Alianza Va por México ha rechazado con insistencia aprobar la iniciativa y quizá el presidente se encuentra más que urgido por obtener un triunfo que, en tiempos electorales, le representaría demostrar su “preocupación por el pueblo”.
Durante su petición-exigencia, textualmente expresó: “Que se rebelen y que se pongan del lado del pueblo para que sean auténticos representantes populares. Va a ser una vergüenza el que se ponga del lado de las empresas extranjeras, que recuerden lo que decía el general Cárdenas, quien entrega los recursos naturales del país a extranjeros es traidor a la patria”.
El mensaje está enviado. ¿Tendrá efecto positivo o la reforma hará cortocircuito?
Durante la semana, el presidente dedicó suficiente tiempo para hablar del futuro envío de una propuesta de reforma electoral en la que propone que los 11 consejeros del INE y los 7 magistrados del TEPJF sean electos por los ciudadanos. No encontró eco, no por lo menos en los primeros días. Prevé enviar la iniciativa el 12 de abril, dos días después de la jornada para la revocación de mandato. La decisión presidencial obedeció o aceleró su proyecto, a la orden del Tribunal de frenar el decretazo que interpreta la Ley de Propaganda Política.
El otro tema que estuvo en la palestra fue el Tren Maya. Al presidente López le calaron los mensajes de los famosos -cantantes, comediantes y actores y actrices- en los que exponen que el proyecto destruye zonas reservadas, rompe el equilibrio ecológico, pone en riesgo los cenotes y los ríos subterráneos y carece de estudios de impacto ambiental.
La respuesta fue lanzar la contracampaña y mostrar videos en los que aparecen pobladores originarios de la zona defendiendo la obra emblemática del sexenio.
