Pasan los días y las críticas por los lujos en los que vive el “el primer junior del país”, no amainan como tampoco ceden las críticas presidenciales a los medios de comunicación y a los periodistas, con nombre y apellido.
El presidente de la República no dirigiere la investigación de Mexicanos Contra la corrupción y Latinus sobre la forma em que José Ramón López Beltrán decidió tomar su camino personal, abandonar el país, disfrutar de las riquezas -presuntamente de su esposa, según el huésped temporal de Palacio Nacional- y todos los días arremete contra Carlos Loret de Mola, Carmen Aristegui y Brozo.
Del primero exigió que informe cuánto gana mensualmente y quién le paga, omitiendo que el periodista no es empleado del Gobierno; de la segunda, insiste en que siempre presumió de “paladina de la libertad” y todo fue un engaño. Del tercero cuestionó que se una a las falsedades periodísticas de Loret.
El fuego está que arde en el entorno familiar presidencial.
Quizá la misma irritación que le produjo el reportaje lo llevó a “pausar” las relaciones con España, aunque en sus palabras estableciera “Vale más darnos un tiempo, hacer una pausa. A lo mejor cuando cambie el Gobierno mexicano ya se restablecen las relaciones”, lo que implícitamente se entiende como una ruptura con el país ibérico. Ante la ola de cuestionamientos por su decisión, que por supuesto fue apoyada por Morena y sus corifeos, corrigió y señaló que ““Lo que dije ayer (miércoles) vamos por el bien de nuestros pueblos a tener una pausa, vamos a serenar la relación, que ya no se esté pensando que se va saquear a México impunemente, ya eso pasó, es una falta de respeto, deberían de ofrecer hasta disculpa, no lo han hecho, no importa”.
Lo que se hizo un escándalo tanto en México como en España y en la Unión Europea, pareció no importarle al titular de exteriores, Marcelo Ebrard, quien el primer día de las declaraciones presidenciales, se negó a hablar del tema y mantuvo el silencio en los posteriores.
Todo indicaría que ignoraba lo que el presidente López iría a decir en su mañanera. Si esto es así, su figura se empequeñece más aún después de que su jefe anunciara los nombres de quienes ocuparían embajadas y consulados. El tropiezo mayor lo representó la nominación de Pedro Salmerón como representante de México en Panamá, que fue rechazada por el gobierno de Laurentino Cortizo. Ante la respuesta, el presidente propuso a Jesusa Rodríguez quien a quien también se le negó el beneplácito.
¿Qué hace el señor Ebrard en la Secretaría de Relaciones Exteriores?
Es la gran pregunta que nadie ha respondido y que refleja la sumisión a la que está sometido desde Palacio Nacional.
El Parlamento Abierto en el que se analiza y se escuchan las voces en pro y en contra de la Reforma Eléctrica no aportó, hasta ahora, claridad de lo que los legisladores tomarán en cuenta e incorporarán para su aprobación.
Desde ahora las oposiciones se niegan a aprobar la iniciativa presidencial y han sostenido que si el próximo 25 la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados la envía a comisiones, simplemente en el Pleno “no pasará”.
Así las cosas en el México bizarro en el que estamos viviendo .
