Desigualdades Económicas Durante la Pandemia

ITZEL TOLEDO GARCÍA

El empresario estadounidense Jeff Bezos, fundador de Amazon, quien tiene un patrimonio neto de alrededor de 180 mil millones de dólares, se mandó construir un superyate de lujo de 127 metros por un costo aproximado de 500 millones de dólares. El superyate ‘Y721’ está siendo construido por Oceanco, compañía propiedad del milmillonario omaní Mohammed Al Barwani, con sede en Ablasserdam, Países Bajos. Hace unos días se hizo público que, una vez terminado, el superyate necesita pasar por Rotterdam para salir al mar, pero que la altura de los tres mástiles será tal que probablemente será necesario desmantelar una parte del Puente Konigshoeven. Este puente es un símbolo de la ciudad, sus habitantes le llaman “De Hef” y tiene casi 100 años; en 2017 fue renovado y en ese entonces las autoridades de la ciudad se comprometieron a no volver a desmantelarlo. La noticia de un posible desmantelamiento para que el superyate de Bezos pueda salir llevó a que gente de la ciudad neerlandesa armara un grupo en Facebook para programar una protesta para aventar huevos podridos al superyate. Las personas en este grupo no están de acuerdo en que se tenga que hacer una modificación a un símbolo citadino para cumplir el capricho de un milmillonario, consideran que se sentaría un precedente de que en Rotterdam el dinero lo puede todo.

Este superyate es uno del centenar de los que están siendo construidos de más de 100 metros de largo. Durante dos años de pandemia, han sido varios los multimillonarios que han decidido comprar este tipo de embarcaciones, de hecho, las ventas de barcos de lujo alcanzaron en 2021 los niveles más altos desde la crisis financiera de 2008. Se calcula que un superyate puede llegar a emitir hasta 2,020 toneladas de CO2 al año, mientras que el promedio global es de 5 toneladas por persona. Los especialistas en el mercado consideran que el aumento de las compras se debe a que los multimillonarios piensan que así pueden estar en un espacio seguro con todas las comodidades. Pueden así estar aislados de los problemas internacionales. Por ejemplo, en marzo de 2020, el milmillonario David Geffen, co-fundador de DreamWorks Animation que tiene un patrimonio neto de alrededor de 10 mil millones de dólares, publicó en su cuenta de Instagram imágenes del atardecer desde su superyate ‘Super Sun’ (que le costó 590 millones de dólares), diciendo “Aislado en las Granadinas evitando el virus. Espero que todos se mantengan a salvo”. En un momento en que la mayoría de las personas estaban encerradas y se veían imágenes de hospitales y morgues llenas debido a la expansión de la Covid-19 alrededor del mundo, este comentario causó indignación en las redes sociales y denotó la falta de consciencia social del milmillonario.

 

Estos casos muestran la lejanía entre la vida que tienen los milmillonarios y el resto de la población mundial, que durante los últimos dos años ha visto su vida modificada drásticamente. La mayoría de la población se ha ajustado a nuevas reglas de convivencia social con confinamientos y uso de mascarillas. Han sido muchas las mujeres que han tenido que dejar de laborar para cuidar a las personas que se quedan en casa durante los confinamientos y son muchas las niñas que han dejado sus estudios por la misma razón. Además, muchas personas han enfrentado reducciones en sus salarios y/o perdido empleos, se calcula que 114 millones de seres humanos perdieron su trabajo en 2020. Millones de personas han lidiado con la pérdida de familiares y amistades durante la pandemia; oficialmente se registran 5,5 millones de muertes por Covid-19 desde que comenzó la pandemia, pero se estima que han muerto dos o cuatro veces más personas. Debe mencionarse que el número de muertos por Covid-19 en países en vías de desarrollo es el doble del de países ricos, y es la población de estos últimos la que ha tenido mayor y fácil acceso a la vacunación.  

El 17 de enero, Oxfam Internacional publicó un reporte titulado “Las desigualdades matan. Se requieren medidas sin precedentes para acabar con el inaceptable aumento de las desigualdades por la Covid-19” señalando que, en el par de años pandémicos, los 10 hombres más ricos del mundo han duplicado su riqueza de 700 mil millones de dólares a 1.5 billón de dólares, mientras que 99% de la humanidad ha visto una disminución en sus ingresos y la pobreza ha aumentado a nivel mundial. Los diez millonarios más ricos del mundo son: Elon Musk, Jeff Bezos, Bernard Arnault, Bill Gates, Larry Ellison, Larry Page, Sergey Brin, Mark Zuckerberg, Steve Ballmer y Warren Buffett. Ellos tienen seis veces la riqueza que los 3.1 miles de millones más pobres.

Además, se estima que ellos y otros diez milmillonarios generan emisiones 8,000 veces más grandes que los mil millones más pobres. Oxfam Internacional calcula que, si se aplicara un impuesto único del 99% a la riqueza que los 10 hombres más ricos han obtenido en dos años de pandemia, se podrían fabricar vacunas para toda la población mundial, se podrían financiar servicios de salud y protección social universal, se podría cubrir el déficit de financiación de medidas climáticas y se podrían generar programas para disminuir la violencia de género. 

La propuesta de Oxfam Internacional es una de las varias que se han visto últimamente sobre la necesidad de gravar a los ricos. Recordemos que el 13 de septiembre de 2021, con motivo de la promoción de medidas socialdemocráticas respecto a la desigualdad en Estados Unidos, la política de ese país, Alexandra Ocasio-Cortez, portó un vestido blanco con las palabras TAX THE RICH (grava a los ricos) en la gala del Museo Met en Nueva York. Es evidente que se necesitan medidas para disminuir las desigualdades económicas entre milmillonarios y el resto de la población mundial y es claro que gravarlos ayudaría a cubrir muchos programas sociales y educativos para disminuir la extrema desigualdad entre ellos y el resto de la población, pero los gobiernos no se muestran muy dispuestos a hacerlo, ¿qué se necesita para que lo hagan?

Mientras tanto estamos a la espera de que las autoridades de la ciudad de Rotterdam decidan si aceptan desmantelar parte de “De Hef” para que pase el superyate de Bezos y de aceptarlo, si los costos los paga la constructora del barco o Bezos pues sería una injusticia que lo tuviera que pagar la población local.

 

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