*Ganso Protege a Criminales, Pero usa Instituciones Para Perseguir a “infieles”
Por Miguel A. Rocha Valencia
Lo dijo desde un principio: quien no está con mi proyecto, está en mi contra. Frente a la advertencia no hay engaño, a los de casa, gracia e impunidad, para los otros, persecución, chantaje, amenazas y si es posible, cárcel.
Por eso y luego de lo de Salgado Macedonio, toda aberración jurídica se puede esperar del Ganso de Macuspana, quien justifica a delincuentes como Delfina Gómez, sus hermanos Pío y Martín, su propio enriquecimiento inexplicable, la recepción de miles de millones de pesos en sus cuentas, lo mismo de trabajadores extorsionados que de políticos y patrones “simpatizantes”, donde Julio Scherer fue pieza determinante incluso para realizar las extorsiones disfrazadas de acuerdos con empresarios.
A muchos de estos últimos se les citó en Palacio Nacional y ahí se les plantificaron dos documentos: uno averiguaciones previas iniciadas en su contra y otro con un acuerdo nuevo ya sea para el pago de impuestos de manera directa sin que fueran a la Tesorería de la Federación o contratos con reformas favorables al gobierno.
Hay quienes afirman, como el abogado Paulo Diez, que, desde esa posición, Scherer Ibarra construyó su propio esquema de ingresos ya sea mediante el “diezmo” o el “coscorrón” que les daba a esos entres, ya sea de empresarios aportantes a la “causa” que, extorsionados desde la Presidencia, aprovechando el cargo clave que usufructuó, o políticos que prefirieron el ostracismo a la persecución.
Para ello fueron utilizados como garrote la Unidad de Inteligencia Financiera anteriormente con Santiago Nieto y la Fiscalía General de la República con el anciano vengativo de los pies fríos, Alejandro Gertz Manero, quienes también se beneficiaron de su posición.
Pero a lo largo de estos días quedó claro que el camino del caudillo de Tepetitán se pavimentó con dinero de dudosa o de indudable procedencia, fruto de extorsiones, robos y fraudes como los cometidos en los gobiernos de Macuspana y Veracruz por sus cuñadas, el de Texcoco por Delfina Gómez, Chiapas, Nuevo León, Ciudad de México y los que tarde o temprano saldrán a la luz.
Se trata de denuncias públicas que cobran mayor relevancia cuando el propio profeta de la 4T trata de desestimarlas en la mañanera donde se exhibe como protector de delincuentes y exige, lo que no pide para los contrarios, pruebas y denuncias ante autoridad ministerial o judicial, las cuáles al final de cuentas de nada habrán de servir.
Ahí está el caso de Félix Salgado Macedonio a quien varias mujeres acusaron de delitos sexuales o la propia secretaria de Educación a quien el Tribunal Federal del Poder Judicial en pleno acusa de extorsionar a trabajadores de Texcoco a quienes robó parte de su salario y entregar millones a la causa del mesías tropical. A ambos los sostiene y defiende.
Lo mismo hace con el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez a quien califica de personaje ejemplar y que sin embargo está cuestionado por complicidades con el crimen y asumirse, como lo hace el machuchón de Palacio Nacional, en la personificación de la Ley.
Defiende también a otro sujeto cuya bajeza está comprobada, Pedro Agustín Salmerón, a quien premia con la embajada de Panamá, sin tener mérito alguno y asentando un nuevo golpe al Servicio Exterior Mexicano, convertido hoy en área de premios a los incondicionales y sometidos, incluyendo varios gobernadores como los enviados a Madrid y Barcelona.
Y a todas las acusaciones fundadas y hechas públicas por él mismo, las descalifica y afirma se trata de una escalada de sus enemigos políticos que quieren dañar su proyecto, cuando es su propia estrategia la que destruye al país y sus instituciones.
No va a cambiar y mientras en el corto plazo, se avecina una gran tormenta de la cual como sucede con la pandemia gritaremos “sálvese quien pueda”, pues la Cuarta no se hará responsable de nada y acusará a los de antes de ser culpables de las desgracias causadas por la ignorancia, improvisación, soberbia y venganzas del mesías tropical.
