Las Variantes Están Causando Estragos en los Estados y la CDMX

Tema Principal

*El Nuevo Contagio Presidencial Tampoco Servirá de Experiencia Para AMLO

*Ómicron y Delta Cobran a los Mexicanos Relajar Medidas y no Usar Cubrebocas

*Tanto Desaire a las Recomendaciones de los Científicos hoy Hacen Agua

*¿Y Dónde Está el Equipo Médico que se Supone Debe Cuidar al Presidente?

*La Historia de la Pandemia Pareciera que Sobrepasará el 2022

*¿Aprendimos Tras las Consecuencias que Pagan Enfermos y Deudos?

Por Alberto Almazán

Como huracán que arranca de tajo árboles. Como la tormenta perfecta que inunda todo. Como el terremoto que derriba construcciones… así actúa Ómicron la nueva variante de Covid-19 y arrasó en el gabinete presidencial, contagiando por segunda ocasión a Andrés Manuel López, a las secretarias de Economía, Tatiana Clouthier y de Medio Ambiente, María Luisa Albores; también llegó a San Lázaro y cuando menos 19 legisladores están en cuarentena.

El lunes 10 el presidente de la República se presentó en el Salón Tesorería de Palacio Nacional y encabezó su conferencia matutina. Estaba ronco y su malestar lo calificó como una “gripita”. Como es su costumbre, no utilizó el cubreboca. Por la tarde daba a conocer en su cuenta de Twitter que había sido contagiado por la titular de Economía (Tatiana Clouthier) quien el viernes 7 dio positivo. Horas antes había tenido una reunión con el presidente.

Andrés Manuel López recibió la tercera dosis, la de refuerzo, el 7 de diciembre. Pasaron 34 días y el Ómicron no perdonó la investidura.

Horas después del contagio presidencial, el subsecretario Hugo López-Gatell alertó de la escasez de pruebas. “Si todas las personas que tienen tos, dolor de garganta, se aceleran a ir por una prueba COVID, lo que va a ocurrir es que se van a angustiar, porque van a estar en una fila esperando recibir una prueba COVID, pero además le van a restar la oportunidad de tener una prueba a una persona que por razones médicas es imprescindible que se determine si tiene o no COVID”, señaló.

En los primeros 11 días de enero, la Secretaría de Salud confirmó el elevado número de contagios cuyo récord histórico se estableció el sábado 8 con 30.671 casos. Un reporte periodístico de El País reveló que entre el 3 y el 9 de enero casi 135.000 mexicanos se contagiaron.

Enero ha sido el mes en que se rebasaron los contagios y las muertes.

Oficialmente se informó que ya suman 4 millones 136 mil casos confirmados y el número de fallecimientos superó los 300 mil al llegar a 300 mil 412.

De acuerdo con el registro de la Secretaría de Salud, a la mitad de la semana se habría contabilizado 148 mil 194 casos activos, que corresponden a las personas que registraron síntomas en los últimos 14 días. Con esta cifra se estima una tasa de incidencia de 113.9 por 100 mil habitantes.

EL MAL EJEMPLO PRESIDENCIAL

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han recomendado no relajar las medidas sanitarias. Lavarse las manos constantemente, utilizar gel antibacterial, mantener la sana distancia y ¡usar cubrebocas!

Desde el arribo de la pandemia de coronavirus -aún no se le asignaba el nombre de Covid-19-, el presidente López y el epidemiólogo López-Gatell, desestimaron las recomendaciones y llamaron a no usar la mascarilla “porque no sirve para nada”, repitió una y otra vez el funcionario de Salud, en tanto el Jefe del Ejecutivo federal pidió no tener miedo y salir a comer al restaurante, a la fondita y abrazarse.

No obstante que en enero de 2021 fue contagiado por primera ocasión, lo que obligó a su cuarentena de 14 días, el presidente de la República mantuvo su postura de no usar cubrebocas y tampoco ponerse el gel en las manos cada mañana antes de iniciar sus conferencias.

Obligado por los protocolos, Andrés Manuel López se cubrió nariz y boca al abordar los aviones comerciales y cuando se presentó en la Comisión del Consejo de Seguridad de la ONU. También durante su visita a la Casa Blanca atendió la instrucción de colocarse el cubrebocas. Sin embargo, en México se niega a utilizarlo siguiendo las instrucciones de López-Gatell.

Al recontagiarse -igual que requetebién-, el presidente inició su conferencia de prensa del lunes 10 sin cubreboca.  Estuvo sin guardar la distancia con el titular de la Profeco, Ricardo Sheffield, quien tampoco lo usaba y tomó el mismo micrófono por el cual hablaba.

Al presidente no le importó la presencia de las nuevas variantes. Primero la Delta y después la Ómicron.

Sin tomar medidas sanitarias de ninguna manera, convocó a que el “pueblo” acudiera a su informe el primero de diciembre. Según los datos oficiales, al evento asistieron 189 mil personas. En la multitud que lo ovacionaba y lo hacía sentir feliz, no se observaba el uso del cubrebocas en cuando menos la mitad de los presentes. El presidente, por supuesto, retó a Ómicron: no se cubrió.

El mal ejemplo presidencial cundió sobre todo en la Ciudad de México, en donde la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ordenó organizar una verbena popular en la Plaza de la Constitución a la que se dio acceso libre a quienes quisieran visitarla y no se exigió ninguna medida de protección sanitaria.

Sin embargo, ante el elevado índice de contagios que se presentaron, canceló la “fiesta de fin de año” que encabezarían Los Ángeles Azules en el monumento a la Independencia.

Y EL EQUIPO MÉDICO ¿DÓNDE ESTABA?

Los Jefes de Estado cuentan con un equipo médico que vigila cotidianamente su salud. Más cuando alguno de ellos padece enfermedades crónicas, como es el caso del mexicano.

Con dos infartos, uno de los cuales puso en peligro su vida, hipertensión y otras afectaciones, que lo obligan a tomar un “coctel de pastillas”, se presume que contaría con un staff de galenos altamente calificados para prevenir cualquier evento que lo obligue a abandonar, aunque sea por horas, su responsabilidad.

Presumiblemente todos los miembros de los Gabinetes, el legal y el ampliado, cuentan con servicios médicos que los atienden hasta de una “gripita”.

Sin embargo, enero ha evidenciado que ni el presidente López ni sus secretarios, directores generales de instituciones y colaboradores cercanos, se atienden.

No hay explicación para que el presidente se haya recontagiado por segunda ocasión si a su lado están médicos y especialistas para atender cualquier eventualidad.

En la Casa Blanca, por ejemplo, durante la pandemia se revisaba la salud de todas aquellas personas que ingresaban y más en tratándose de reuniones con el presidente de Estados Unidos. En Palacio Nacional no hay controles sanitarios y si existen no se aplican las medidas estrictas. No son pocos los asistentes a las conferencias matutinas o que acompañan al presidente en sus giras que se contagiaron.

LA OBLIGACIÓN DE IR A CLASES PRESENCIALES

Desde Palacio Nacional surgió la instrucción: se reinician las clases presenciales.

Después de 15 meses de tomar clases a distancia, los estudiantes de primaria y secundaria fueron obligados a regresar a las aulas.

Durante semanas diversas organizaciones encabezadas por los padres de familia y profesores, expusieron que las escuelas no estaban en condiciones de ser reabiertas de inmediato, porque en miles de ellas no había agua ni luz, además de estar deterioradas en su mobiliario y sus instalaciones.

La pandemia seguía. Nada importó. Ni el número de contagiados ni el de fallecimientos.

El reclamo se hizo general al anunciarse que el personal docente estaba vacunado en un 70 por ciento. No obstante, el regreso a clases se hizo obligatorio.

La semana pasada, el secretario de Gobernación, supliendo al presidente López en la conferencia matutina, anunció que durante este mes que se aplicarán 2 millones 686 mil 320 vacunas Moderna, en 30 entidades del país. Baja California y Colima concluyeron el proceso el pasado 8 y 9 de enero.

La titular de Educación, Delfina Gómez, dio a conocer que el proceso de vacunación de refuerzo contra el virus COVID-19 se realizó en 24 estados del país, del 12 al 16 de enero, para el personal educativo de escuelas públicas y particulares.

Aunque en las escuelas oficiales la asistencia es obligatoria, en las universidades y centenares de escuelas privadas, la mayoría de las clases se mantienen a distancia.

En la UNAM solamente algunas facultades abrieron sus puertas.

La reticencia de quienes dirigen las instituciones privadas y en algunos casos oficiales de no obligar a los alumnos a asistir a las aulas, se fundamenta en la presencia del Covid-19 y de sus variantes.

LA VACUNACIÓN, AÚN REZAGADA

La Secretaría de Salud dio a conocer que 152 millones 051 mil 707 dosis suministradas para frenar la pandemia de COVID-19.

“En total, 82 millones 425 mil 639 personas han sido vacunadas. De ese total, 74 millones 107 mil 031, que equivale a 91 por ciento, tienen esquema completo, y ocho millones 318 mil 608, es decir, 9 por ciento, recibieron su primer biológico”.

Según datos oficiales de la dependencia, México ha recibido 201 millones 299 mil 735 vacunas de las cuales 49 millones 248 mil 028 se encuentran bajo resguardo.

A pesar de que la OMS y la OPS han recomendado aplicar la vacunación a menores de entre 5 y 18 años, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, se niega a iniciar en el proceso en los más pequeños.

Ha sostenido que no vacunará a sus nietos y que no es recomendable para los niños. En el caso de los adolescentes, la aplicación del biológico se encuentra apenas en la primera etapa.

Mientras en el mundo los gobiernos han decidido que los antígenos sí deben aplicarse a los menores como medida preventiva, México se niega a hacerlo.

LARGAS FILAS PARA LAS NUEVAS PRUEBAS

A diferencia de la aplicación de las primeras dosis, a las que la gente asistió en cantidades menores, aunque significativas, a partir de la llegada de la Delta y ahora de Ómicron, hay largas filas para tomarse las pruebas.

Sin embargo, en la Ciudad de México se realizan en mínimas cantidades. No más de 400 por módulo cada 24 horas.

La gente muestra desesperación por no lograr una ficha y pasa horas intentando que el personal sanitario la realice.

A pesar del elevado número de contagios, los fallecimientos son inferiores a los registrados hacia el fin del año pasado.

Los hospitales de todo el país, según la información de la Secretaría de Salud, la ocupación de camas generales aumentó un punto porcentual y se ubica en 21 por ciento, mientras que la demanda de camas con ventilador mecánico subió dos puntos porcentuales y se sitúa en 14 por ciento.

Con el recontagio del presidente López, se activaron las alertas y pareciera que se retomarán algunas medidas para contener el avance de la pandemia.

No obstante el crecimiento de contagios, las autoridades de salud tanto federal como local, priorizan la reactivación económica a la salud. En la Ciudad de México, el gobierno ha señalado que no hay razón para cancelar actividades no esenciales. El ejemplo cunde. Sin embargo, 12 entidades abandonaron el semáforo verde y se encuentran en amarillo acercándose al naranja.

La pandemia, sus variantes, tienen la fuerza de seguir contagiando a millones de personas a pesar de contar con la vacunación completa incluida la tercera aplicación.

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