El Arte de Engañar

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Mentir sin ruborizarse e ir puliendo paulatinamente la forma de expresar, convierte a quien lo ejerce en maestro en el arte de engañar.

Hay quienes sin mentir engañan. Utilizan su verdad, aunque sea falsa, para actuar en consecuencia.

Algunos analistas señalan que el presidente López no engaña… lleva a cabo sus acciones basado en su personal criterio y sin entrar en el conflicto de que sea discutido.

Quizá tengan razón.

Lo cierto es que de siempre el huésped temporal de Palacio Nacional manipulaba a sus seguidores y sorprendía a sus opositores. Hacía verdades de mentiras construidas en su mente. Las neuronas se cruzaban y, sin embargo, no variaba el concepto.

Lo sigue haciendo. Ahora con mayor disciplina, menos contacto con la realidad y más elementos que ha descubierto en el arte de mentir.

Tiene a su favor a todos aquellos que suponen haber encontrado la verdad en la palabra del profeta. Y no son pocos los que pierden la noción de la realidad y se aferran a la mentira como parte de sus vidas.

Decir, por ejemplo, que ya se «ya se cuenta con recursos suficientes para financiar los programas de bienestar», no deja de ser mentira y manipulación.

Baste releer los Sentimientos de la Nación, las razones juaristas para las Leyes de Reforma y tratar de entender el proceso de la Revolución Mexicana para darse cuenta de que el presidente López no es un iluminado por las transformaciones reales que han dado rumbo y tumbo a México.

Tomar de los movimientos sociales, en los que, en efecto participó el pueblo, temas aislados y pretender trasladarlos a un cuarto mal intento de transformación y presentarlos como “el ideario del siglo XXI”, no es sino un plagio.

Desde la Independencia se clamó por la igualdad de las personas. Los ricos y los pobres tendrían los mismos derechos, las mismas oportunidades y el mismo trato.

Con las Leyes de Reforma se logró que la Iglesia dejara ser parte del gobierno. Si bien formalmente no estaba en el gabinete, en la realidad las decisiones se consensuaban para que se llevaran a cabo.

Y en la revolución mexicana, etiquetada como la “primera revolución social del siglo XX”, se planteó lo que cien años antes se había proclamado: igualdad.

Los años han pasado y nadie los puede borrar, como tampoco se borran los ideales, que fueron y son eso: ideales que no se concretaron y ahora se ofrece su cumplimiento y cuando el mundo global es otro, la conceptualización de las acciones de gobierno en México, siguen siendo las mismas: inerciales.

Y se conforman con promesas, con dádivas, con el maniqueísmo y la desigualdad manifiesta.

No obstante las pruebas en contrario, el presidente López sostiene que “vamos requetebién” lo que no solamente es una mentira sino un tratamiento psicológico que infecta a las minorías, porque eso son, que nunca vieron la luz de una vela.

El presidente ha pulido la forma de mentir. Ha llegado a perfeccionar el tono de su voz, la mirada de águila, el movimiento corporal a grado de suponer que es el “bienamado” del pueblo, todo.

Es todo un artista del engaño. El arte personal de mentir no se comparte con nadie.

Es como el mago que no enseña sus trucos y que, en cambio, sorprende al auditorio al realizarlos.

Y aunque todo mundo sabe que la magia no existe, que son trucos bien armados y estudiados, hay quienes creen en lo que ven.

Si López perfecciona aún más su forma de mentir y engañar, pasará a la historia no como el “mejor presidente que haya tenido México”, sino como el embustero que no tuvo empacho en actuar como tal.

Es el arte de engañar diciendo su verdad, aunque sea más falsa que una moneda de 12 pesos.

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada.

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