“Fortaleza y debilidad de la UNAM” 35 Años de asuntos Resueltos y Pendientes

Las Revueltas de Silvestre

Por Silvestre Villegas Revueltas

En abril de 1986 el rector Jorge Carpizo presentó ante el Consejo Universitario un documento que titulado “Fortaleza y debilidad de la UNAM” señalaba toda una problemática existente en el diario quehacer de la institución y al mismo tiempo planteaba de manera puntual diversas soluciones en torno a asuntos como: el pase automático, el tema de las cuotas universitarias, la debida especialización y actualización de su personal académico y el indispensable nexo que debería existir entre la UNAM y los sectores productivos “público y privado”. Paulatinamente, en los siguientes 35 años de vida universitaria se fueron resolviendo muchas cuestiones señaladas en el documento de Carpizo y otras siguen durmiendo en algún archivo universitario (respecto a los documentos de la rectoría consúltese el libro coordinado por Martha del Río Grimm y el numérico resumen existente en Wikipedia).

El rectorado de Sarukhán tuvo que navegar en aguas turbulentas, pero cuando el siguiente rector, Barnés de Castro, volvió a presentar en 1999 las reformas esenciales del documento carpiziano, apareció y se fortaleció una entidad llamada el CGH que materializó por diez meses un ilegal paro de labores y ocupación de las instalaciones universitarias. Semejante criminal accionar del CGH contó al principio con el abierto apoyo y luego inacción por parte del gobierno federal encabezado entonces por el presidente Ernesto Zedillo, hasta que el clamor popular obligó a dicha administración priista (?) ordenara a la Policía Federal Preventiva ingresara y devolviera las instalaciones universitarias a sus autoridades. Barnés renunció, Juan Ramón de la Fuente llegó a la rectoría y durante su rectorado reconstruyó gradualmente los puentes necesarios para devolverle a la institución su trabajo diario, y los apoyos indispensables por parte de la sociedad mexicana y de empresarios privados que respaldaron a la UNAM con la formación de programas de becas,  proyectos de investigación avanzada, el patronato de la orquesta filarmónica de la UNAM, etcétera. Los siguientes rectorados de Narro Robles y el actual del doctor Graue Wiechers, con sus profundas diferencias desde la perspectiva del rector como jefe nato de la UNAM, siguieron introduciendo poco a poco aquellas medidas reformistas que en el 86 Carpizo había presentado al Consejo Universitario y que en aquellos días hicieron posible la aparición del Consejo Estudiantil Universitario donde además de los líderes históricos (Ímaz, Ordorika y Santos) militaban simpatizantes como los jóvenes Claudia Sheinbaum, Hugo López Gatell y aguerridos académicos como el recientemente fallecido  e ilustre historiador Alfredo López Austin. Todo ello lo viví en la UNAM, pero desde la acera de enfrente.

Estimados lectores, todo lo anterior sucintamente narrado, sirve de marco para informar lo que ha sucedido en la UNAM en las últimas tres décadas, y en este sentido descifrar las declaraciones del presidente López Obrador sobre la Universidad y el hoy (28.10.21) señalamiento de la Jefa Sheinbaum en el sentido de que la UNAM desde finales de la década del ochenta  hasta la actualidad se ha derechizado, perdiendo su esencia de análisis social hasta aprobar, como sucedió hace unos días, la licenciatura en Turismo a impartirse en la ENES León (Escuelas Nacionales de Estudios Superiores que, en diversas ciudades de la república, han sido muy apoyadas por las últimos rectores). Adentro de este violento forcejeo entre la Presidencia y sus malquerientes,  e igual a lo sucedido desde la aparición del documento “Fortaleza y debilidad de la UNAM” hasta la contemporaneidad, vuelve a aparecer un caballo de troya que sirve a manera de advertencia para el doctor Narro Robles respecto al señalamiento del peligro de atentar y/o perder “la autonomía universitaria”, ésta, un animal camaleónico que cada quien lo percibe de manera distinta.  Más aún, el enfrentamiento con el presidente López Obrador que lo mismo está en las críticas respecto a la construcción del aeropuerto, los cubanos, los defraudadores fiscales y ahora con el tema de la UNAM, sirve para las nada convincentes declaraciones de gentes como Aguilar Camín o Gabriel Quadri relativas a la Universidad… ¡¡así no me ayudes compadre!!

Debemos afirmar que no hay una sola UNAM, porque en su organización existen dependencias escolares que tratan con jóvenes de 15 o más años hasta institutos, posgrados en facultades y actividades culturales como cine, teatro y escultura cuyo personal académico, laureado y reconocido internacionalmente ronda en la década de setenta y ochenta años de edad. Hay dependencias universitarias como los institutos de Investigaciones Jurídicas o el Instituto de Matemáticas Aplicadas cuyas instalaciones físicas, conectividad en la nube y presencia internacional las colocan como sus pares en Estados Unidos y Francia, pero también las hay como algunos CCH y mi original Facultad de Filosofía y Letras cuyas instalaciones han sido vandalizadas por grupúsculos que lo mismo están financiados por el crimen organizado, que por colectivos bajo las banderas de los pueblos indios, del feminismo radical o de cualquier otra causa. A pesar de lo último que se ha materializado en paros, mis alumnos del posgrado en Historia han llevado desde la conflictividad del 2018 hasta la actualidad todas las clases que marca el calendario escolar, lo mismo podría decir de mis colegas del IIH que muchas veces han dejado reuniones zoom porque tienen que conectarse con sus alumnos, bajo la modalidad de educación a distancia que ha impuesto la pandemia del Covid 19. Lo señalado líneas arriba quiere decir que la UNAM en los años 2020 y lo que se lleva del 2021 continuó trabajando en dos de sus actividades fundamentales: docencia como formación de recursos humanos e investigación en los conocimientos de Humanidades, Ciencias Sociales, Ciencias Exactas. La tercera actividad fundamental que es la Difusión Cultural, si bien estuvo parada porque los conciertos y exposiciones implican la reunión de mucha gente lo cual es opuesto a las medidas para evitar la propagación de la pandemia, últimamente ha retomado más actividades. Todo este trabajo cotidiano contradice la afirmación presidencial de que la UNAM no ha laborado durante este tiempo covidoso, pero hay que conceder que el STUNAM ha sido el más interesado en que el personal administrativo no vuelva a la Universidad y con ello el funcionamiento parcial de las instalaciones, aduciendo con razón o sin ella, que sus agremiados son objetivos fáciles de contagiarse del Covid.

Finalmente las mafias y la elección del rector. ¿Quién no pertenece a alguna mafia, grupúsculo de interés, cofradía de poderes inconfesables en la UNAM como en otras instituciones de educación pública o de la iniciativa privada en la producción de artículos manufacturados o de comunicación como las televisoras y radiodifusoras? Un universitario de toda la vida y que por igual durante décadas fue docente y funcionario, de manera jocosa decía que uno debería pertenecer a alguna mafia académica y si se podía estar en dos o tres mejor. ¡¡Por favor no se rasguen las vestiduras quienes se ofendieron por una verdad de Perogrullo!! Por último, quisiera subrayarle al presidente López Obrador que no es el Consejo Universitario sino la Junta de Gobierno de la UNAM quien designa al rector; lo hará en el 2023, que es mucho tiempo dado los estragos diarios del Covid que no se acaba, pero concedemos que si hay algo clientelar -por llamarla de manera elegante- es la susodicha Junta. Órgano universitario que durante décadas ha recibido severas críticas por parte de los académicos más comprometidos con el trabajo plural de la institución.

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