Pedir y Ofrecer

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Hoy es el cumpleaños de mi esposa Nidia Marín.
Desde aquí, mis felicitaciones con todo mi
respeto y amor. Gracias Nidia por los años de felicidad.

Alguien, quizá la letrada escritora que tiene en su currículum ser su esposa, le pudiera explicar a su marido el uso de las frases: pedir disculpas y ofrecer perdón.

En el primero de los casos, se piden cuando el hablante es ofendido; se ofrecen cuando el agresor es el que se dirige a la o las personas. Ofrecer perdón es cuando el ofendido decide olvidar todo y volver a la normalidad, sin filias ni fobias; pedir perdón es aceptado por la RAE como la acción de ‘remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente’.

Durante meses -quizá años como candidato y activista político- Andrés Manuel López ha “pedido disculpas” cuando debió ofrecerlas. Ante los Yaqui, les ofrece perdón. Debió pedirlo, porque, según la historia que reescribe permanentemente, desde la Conquista hasta los días del siglo XXI, los pueblos originarios -no tribus como airó Alfonso Durazo- fueron despojados de sus tierras, de su agua, de sus principios.

Aceptado sin conceder que así hubiera sido, en su actitud que busca “reparar los daños ocasionados”, habría que pedirles perdón no ofrecérselos.

En su lenguaje tabasqueño -supongo que reprobó ortografía y gramática-, confunde los tiempos y utiliza equivocadamente el sustantivo y confunde el verbo dar que es irregular.

Para los que o siguen y aplauden todo lo que diga el presidente “es lo correcto”. Para los que lo criticamos, encontramos las perlas de la virgen en el mal uso de los verbos, los tiempos de la fraseología.

Quizá el presidente López supone que los Yaquis, a los que “les hace justicia” regresándoles 20 mil hectáreas y comprometiéndose a que con el agua será igual -devolverles caudales, aunque en Hermosillo se mueran de sed- son ignorantes y al escuchar les ofrezco perdón, ellos lo miren como una deidad que tiene el don de perdonar o condenar.

Resulta irritante mirarlo durante sus mensajes, discursos o mítines. El de Basabi, Sonora no deja duda. Sus expresiones: “Estado no debe permitir nunca más el abuso contra grupo étnicos o culturales en el país”.

Contradictoria afirmación al ofrecerles a los Yaquis el perdón.

Debió pedirlo a “nombre de la Presidencia de la República, no del Estado Mexicano”.

No parece entender que el ESTADO no es él. Y comprender que no es Luis XIV y tanto el Estado no es él.

El ESTADO moderno ofrece la definición: El Estado tiene cuatro elementos básicos y generales: 1) posee gobierno (poder político), 2) tiene un pueblo (como nación); 3) ostenta territorio; y, 4) está regulado con base en un estado de derecho que lo legitima y que basa su organización en la división de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Le pregunto, presidente: ¿cuándo consultó al pueblo y a los otros Poderes de la Unión para hablar a nombre del Estado y ofrecer perdón?

No sé si se trate de ignorancia, mala fe o cimientos de la construcción de un Estado en el que solamente sus chicharrones truenan.

¿Seguirá rescatando a las otrora tribus de la nación?… a las comunidades indígenas ¿les dará el mismo trato?

Como dirían el centro de control de Cabo Cañaveral: ¡Ya lo perdimos!

Los mexicanos no merecemos un gobierno que no busca la unidad sino impulsa la división. Vivir de los errores o aciertos del pasado no lo hace ni lo haré “el mejor presidente de México”, con lo cual borraría de la historia “oficial” a Benito Juárez.

Y en lo personal no le ofrezco perdón, ciudadano presidente. El exijo ofrecer disculpas por las condiciones en la que estamos todos los mexicanos.

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por el 760 de Amplitud Modulada.

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