*Acaba por Medirse en los Diversos Procesos Electorales
*Sucede Cuando se Ratifica o se Rectifica al Partido en el Poder
*Es Oscilante y se Otorga o Retira Según las Circunstancias
*La Cercanía al Final y la Disminución de la Credulidad en el Mandatario
Por Ezequiel Gaytán
El concepto de confianza en el gobierno alude a una abstracción general y es, en muchos sentidos subjetiva, ya que se basa en percepciones y construcciones sociales que abarcan aspectos económicos, políticos, sociales y culturales. Por lo mismo, es el supuesto social de que una persona o grupo de personas tienen certidumbre acerca de las conductas y decisiones que los gobernantes tomarán ante determinadas situaciones. En otras palabras, la confianza ciudadana hacia un gobierno implica reforzamiento y certeza de que los objetivos son compartidos por el consenso social y que la estrategia es la correcta para alcanzarlos.
En una democracia la confianza social en el gobierno se asienta en diversos aspectos. Algunos de ellos son a la persona, al partido político y su ideología, a la composición del gabinete, las decisiones asumidas, el rumbo político y económico, el respeto a la división de poderes, la política de transparencia y rendición de cuentas, la eficiencia y los resultados, lo cual es tan complejo que las encuestas respecto a la confianza en el gobierno oscilan con las circunstancias. Lo que es un hecho es que por el desgaste de la acción de conducir a la sociedad la confianza se va perdiendo en la medida que pasa el tiempo.
De ahí que el apego al Estado de Derecho, la regularidad y la predictibilidad son esenciales en la construcción de la confianza ciudadana respecto a un gobierno. Dichas categorías permiten fortalecer el pacto social y la legitimidad. Aún más, son un plebiscito cotidiano que al refrendarse invita en lo económico a la inversión, la productividad y el crecimiento. En lo político al reforzamiento de la vida democrática y la participación social, en lo administrativo a la facilitación de trámites sin necesidad de palancas o corrupción. Esto redunda en desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida. En otras palabras, la confianza en el gobierno es creer en las instituciones y en la reciprocidad de que el encuentro entre sociedad y gobierno fortalece la capacidad de influir en la orientación de la toma de decisiones y sobre todo en el empoderamiento social como forma de articulación de la política nacional.
Es un tema que tiende a dividir opiniones debido a los intereses de las personas, de los estamentos sociales, gremiales y profesionales, de los partidos políticos, de las convergencias y divergencias ideológicas con los grupos de opinión y de presión, por citar algunos casos. De ahí que las evaluaciones de las empresas encuestadoras, aunque sus metodologías son las adecuadas, tienden a ser interpretadas de manera subjetiva. Realmente la confianza en el gobierno acaba por medirse en los procesos electorales cuando se ratifica o se rectifica al partido político en el poder.
La idea de confianza entre particulares es diferente a la que existe entre la sociedad y el gobierno. En el primer caso cuando se pierde la confianza, muy difícilmente se recupera. Por el contrario, la confianza en el gobierno es relativa, ya que nunca es total o parcial. De ahí que es oscilante y se otorga o retira según las circunstancias. Léase, el relativismo de la confianza en la conducción de la Administración pública está vinculado con la idea de la protección del Estado y la eficaz atención a las demandas y necesidades sociales. Con lo cual es necesario estimar las expectativas de los grupos sociales y su grado de satisfacción o desilusión si el gobierno les cumple o no les cumple.
Lo anterior se demuestra cuando al diseccionar la acción de un gobierno la sociedad tiende a creer más en el perfil de las personas que están al frente de una secretaría o ministerio. Así tenemos que los niveles de aceptación o reprobación respecto al desempeño laboral de los titulares de un gabinete o de los gobernadores varían. Aún más, la sociedad tiende a calificar y evaluar a instituciones por su historia y méritos o deméritos. Tal es el caso de las corporaciones policiacas que comúnmente resultan descalificadas en el tema de confianza y el caso contrario lo encontramos en los cuerpos de bomberos.
Ya fue aprobada la Ley Federal de Revocación de Mandato y la pregunta se basará en la idea de la confianza hacia el presidente de la República. Con lo cual se cae en la idea subjetiva de que la confianza en el titular del poder Ejecutivo Federal es la misma que en su gobierno. Es claro que no es lo mismo y también es muy posible que en la medida en que la actual administración se aproxime a su fin, la confianza en el primer mandatario disminuya. El tiempo nos lo dirá.