Las Películas que nos (de) Formaron

La Tiendita de los Horrores

Por Gerardo Gil Ballesteros

La nostalgia está de moda. Dame un recuerdo audiovisual y te entregaré un contenido. En Las películas que nos formaron (Netflix, 2019) la anécdota se convierte en razón de ser y fondo. La serie documental de dos temporadas y ocho episodios, narrada por Donald Ian Black, Danny Wallace y Jennifer Julian, ha sido una discreta tendencia en la plataforma, pero éxito seguro, ya que su descarga es constante sin la necesidad de una gran campaña publicitara.

Los procesos creativos, origen, producción de varios largometrajes que forman parte de la cultura pop se narran en esta serie con tono de ligero documental, y lo hace no desde la perspectiva de los protagonistas, sino de quienes están, si no en las sombras, por lo menos no en la luz del reflector: guionistas, fotógrafos, actores de reparto, cuentan las diferentes anécdotas de cómo se filmaron películas que hoy forman parte de nuestra festiva memoria audiovisual.

El recurso de contar la historia – así en general- a través no de los protagonistas, sino de los testigos mudos pero esenciales es una tendencia actual y en esta ocasión se aplica al séptimo arte. Esto, da un tono más sincero y no tan sesgado o complaciente a los hechos que se relatan.

Eso sí, nunca se renuncia al sentido del humor. Hay un tono de desparpajo en cada episodio que, por momentos, raya en poca profundidad, pero perdonable, ya que cada capítulo viene cargado de sabrosos chismes sobre alguna celebridad, que son además víctimas del tono irónico con el cual se desarrolla la serie. Las películas que nos formaron, es una desmitificación en el tono, peor en el fondo, consolida el mito. Cultura pop pura y dura.

El menosprecio que como proyecto menor era vista Dirty Dancing (Emile Ardolino 1987) durante  su filmación hasta convertirse de forma sorpresiva en uno de los principales éxitos ochenteros, las dificultades para crear la casa que será el escenario principal de Home Alone (Chris Columbus, 1987) y la negativa de Joe Pesci en un principio para participar en el proyecto, son algunos de los asuntos que trata la serie documental, todo contado a través de fotógrafos, guionistas, escenógrafos, quienes se dan vuelo humorístico y burlón, con una muy buena edición y música incidental, al contar las anécdotas de filmación.

Los absurdos del guion de Back to the Future (Robert Zemeckis 1985), hasta decidir eliminar la aparición de un mono como personaje importante, el cambio de protagonista ya avanzada la filmación y por supuesto luego de meses de tropiezo, el sorpresivo éxito final. El milagro de un taquillazo con una mediocre historia, de la cual estaban consientes, incluso el autor, un cínico escritor J.F Lawton de plano de medio pelo con Pretty Woman (Garry Marshall 1990) hasta que la repetición de tomas, en diferente tono actoral logran, gracias a la edición hacer una comedia –chick flick- emblemática del género para asombro sobre todo de los actores, se ve en esta serie.

El cinismo y desparpajo es protagonista de esta serie. El éxito como factor –muchas veces- de un proceso inexplicable para diversos filmes que han logrado permanecer en la memoria del público. Los capítulos evitan un tono solemne y se enfocan a una ligera narrativa.

Tal vez, las películas que nos formaron, no sea la típica tendencia de Netflix, pero es de esas pequeñas  joyas que hay que ver para pasar de manera simple un buen rato y, sobre todo, desmitificar nuestros añorados bastiones culturales.

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