Por Alberto F. Mena Mallen
El concepto “austeridad” así como el de “corrupción” manejado por el presidente desde antes de su campaña y ahora como gobierno, ha sido un eje central o guía que está presente casi todos los días del gobierno morenista para atraer a sus seguidores que consideran que eso es verdad en su gobierno.
Sí, es verdad a medias porque se ha pasado de la raya con la reducción de recursos para muchos sectores y dependencias que ya no ven lo duro sino lo tupido. Y más cuando canceló todos los fideicomisos que le dieron al gobierno cerca de 70 mil millones de pesos.
Hay acusaciones en el sentido de que algunos funcionarios de la 4T gastan a manos llenas para trabajar más a gusto, mientras que algunos sectores sensibles como el de salud y específicamente el de los medicamentos para niños con cáncer aún sufre, porque primero, no se tenían los insumos necesarios para atacar este mal en los peques y ahora escasean frecuentemente en los hospitales.
También es cierto de que muchos votamos por Andrés Manuel López Obrador con la “esperanza” de que esta austeridad sea una realidad, así como el combate a la corrupción, lo que hasta la fecha no se ha visto concretar.
Pero no esperábamos que el recorte de los recursos comenzara a afectar la operación de muchas tareas, mismas que han sido cubiertas, de alguna manera por los mismos mexicanos. Ahí está el remozamiento de escuelas donde los padres de familia tuvieron que intervenir para que realmente se hiciera realidad el regreso a clases.
Hay muchos ejemplos de que en gobiernos pasados al de AMLO, los recursos públicos fueron utilizados en aspectos personales. Uno de ellos es el de David Korenfeld, quien era director de la CONAGUA, utilizaba casi a diario el helicóptero de la dependencia para ir de su casa al trabajo, y eso se supo cuando un vecino del funcionario lo grabó y evidenció en Huixquilucan cuando, junto a su familia y maletas se preparaba para ir de viaje, lo que primeramente fue negado por este personaje, pero al estar en redes sociales, tuvo que aceptarlo y pedir disculpas por estos hechos. Al poco tiempo tuvo que renunciar al cargo.
Y así como lo anterior hubo muchos abusos que, al conocerse en medios de comunicación y redes sociales, los mexicanos, al ver una alternativa de cambio, votaron por “El Peje” que, aún no ha dado los resultados que todos esperábamos.
A través de las redes sociales se informa de que muchos sectores y dependencias empiezan a sufrir por falta de presupuesto. En enero del presente año, durante la primera conferencia de prensa matutina el mismo presidente señaló: “Este año tiene que ser destinado a seguir fortaleciendo la política de austeridad republicana; no a la corrupción y no a los lujos en el gobierno”.
El jefe del Ejecutivo indicó que uno de los propósitos es reducir aún más el gasto del gobierno y “que no le cueste tanto al pueblo mantener al gobierno porque si hay menos aparatos burocráticos, se liberan fondos para el desarrollo, para la educación, para la salud, para el bienestar del pueblo. Si todo el presupuesto se lo consume el aparato burocrático, no le llega nada a la gente”. Pero este año el presupuesto del sector salud fue disminuido.
Con políticas públicas equivocadas y verdades a medias el mandatario considera que el reducir a la burocracia hay un ahorro con ello, pero no tiene en cuenta de que conforme crece la población en el país, los requerimientos para atenderlos se amplían ya que ni usan las nuevas tecnologías para sustituir a quienes eliminan del gobierno.
El presidente presume en sus mensajes -spots-, con motivo de su tercer informe de gobierno -aunque lleva 10 porque rinde 4 por año-:
“Dijimos que íbamos a gobernar con austeridad república y cumplimos. Aquí en Palacio Nacional, donde vivió y murió el mejor presidente de México, Benito Juárez García, se informó que, en 2018, la Oficina de Presidencia ejerció 3 mil 600 millones de pesos y ahora con ahorros solo ocupamos 600 millones. Hechos, no palabras”, agrega.
Pero no habla de otros recortes del presupuesto que verdaderamente han afectado a la población, y uno de ellos es al de salud, donde continúan escaseando las medicinas, aunque se afirma que este problema se ha presentado porque la industria farmacéutica quiere boicotear a la 4 T y no surte adecuadamente sus productos, pero no habla de la mala administración y operación del sector que ha generado dichos conflictos
La realidad sólo el gobierno la conoce, pero afortunadamente las “benditas” redes sociales han mostrado los desaciertos del gobierno que contrasta mucho con las afirmaciones que se hacen desde las mañaneras, en Palacio Nacional, incluso desde el exterior o fuera de nuestras fronteras, se analiza el comportamiento del primer mandatario y se destaca que hasta el plan para combatir la pandemia es ortodoxo y austero.
Se dijo que mientras otras naciones latinoamericanas responden a la emergencia sanitaria dando salarios de emergencia a trabajadores informales, han incrementado a niveles históricos el gasto público o eliminaron el pago de servicios como la electricidad y el agua, pero no en México, ya que solo se otorgaron micro créditos, pero no hubo apoyos para muchos sectores, quizá con el pretexto de la austeridad.
El profesor, académico de la UNAM y consultor Jesús Rivero Casas, en un análisis “La política de austeridad como instrumento para el bienestar y el crecimiento económico en el gobierno de la “cuarta transformación”: lógica y problemas de implementación, destaca lo siguiente: “si bien el nuevo gobierno, desde la presentación en campaña de su plataforma electoral, tuvo a la política de austeridad como principal instrumento de sus prioridades, nunca contó con una estrategia de negociación para implementar con éxito una medida más pragmática y controversial en relación a lo que se había venido haciendo en los últimos sexenios. La falta de persuasión y negociación con los principales actores políticos le ha cobrado un alto costo que puede seguir aumentando subsecuentemente si el gobierno corrige la forma de hacer política e implementar las políticas”.
