Faltó un Cero

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Con relación con la entrega de ayer sobre los costos que representan las tres obras magnificentes del gobierno federal, recibo un mensaje de José Luis Beato, en el que me hace notar que me ¡faltó un cero!

Me dice: “Estoy leyendo tu artículo caros caprichos y tienes una cifra muy errónea. Al pasar los casi 9,000 millones de dólares de la refinería a pesos pusiste que son 18,000 millones y de ahí seguiste sumando con el aeropuerto y el tren y obtuviste 300,000 millones. Los casi 9000 millones son 180,000 y cuando le sumas el aeropuerto y el tren deben salirte poco menos de 500,000 millones.

“En lo particular, porque en uno de los textos que escribo estoy haciendo cálculos, estimó dentro de 10 años vamos a conocer que las tres obras nos costaron más de un billón de pesos, si es que se acaban conforme a lo planeado”.

Hasta ahí el mensaje.

Me quedé corto. No solamente en la multiplicación sino en el costo real que los expertos tienen estimado.

Hablar de un billón de pesos se dice fácil y se escribe igual. Colocar los ceros correspondientes ya es una odisea. Valorarlos se convierte en un esfuerzo matemático que solo las máquinas y las mentes privilegiadas pueden soportar.

Por supuesto que en el gobierno federal están más peleados con los números que yo. Para el presidente y su séquito, las obras que se realizan y que serán benéficas para millones de personas, se construyen bajo la regla de “austeridad franciscana”, que genera “cuantiosos ahorros que se destinan a apoyar a los pobres”.

Sin embargo, de acuerdo con las cifras de Lobato, tienen el dato duro: no costarán lo que se informa sino el triple.

Por supuesto, las bitácoras de las obras y las corridas financieras quedarán a buen resguardo por, cuando menos, 12 años.

Igual que el costo del segundo piso. Presupuestado en 2 mil millones de pesos de 2002, al parecer hacer lo alcanzó los 6 mil millones. Y es momento en que no se ha transparentado la realidad. Claudia Sheinbaum asegura que la información está en la página x y a la que todo mundo tiene acceso. No he podido encontrar el sitio y menos el contenido. Quedaría comprobado que la fórmula la conoce bien el presidente López y la aplicará de nueva cuenta para demostrar que “se puede hacer mucho con menos y cuando no hay corrupción”.

Así como me faltó colocar el cero en la conversión de dólares a pesos, el gobierno y sus operadores hacen lo mismo o peor. Quedé a deber un cero… en los casos oficiales hay cifras a las que le faltan dos. Y, claro, la obra o la compra de servicios, artículos y productos, aparecen con precios “de Julio”, el de los regalos.

La realidad es otra. Y la corrección que me hace José Luis Lobato es digna de tomarse en cuenta para iniciar a hurgar en los “rincones de los comprobantes” hasta dónde se oculta el verdadero costo de los caprichos tabasqueños.

Ahora se entiende en qué gasto-desvío los casi 900 mil millones de pesos de los fideicomisos que heredó esta administración.

¿En la bolsa de quién están?… ¿quién los administra?… ¿dónde están los comprobantes que sustenten su utilización?

Claro, de esto no se dice nada en los sermones matutinos.

Y como dijo el Monje Loco: nadie supo, nadie sabe, nadie sabrá.

Gracias José Luis por tan importante información.

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