Por Jesús Michel Narváez
Desde el tercer año de gobierno de Vicente Fox, el Congreso de la Unión canceló la invitación para que el Ejecutivo federal acudiera a la Cámara de Diputados -sede del Congreso General- para que, al inicio de las sesiones ordinarias del primer periodo de cada año, acudiera y rindiera, de viva voz y ante la nación, toda, el informe de el año correspondiente sobre el estado general que guarda la administración pública.
Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto solamente acudieron a dos sesiones de Congreso General en sus seis años de gobierno.
Al rendir protesta y al entregar el mando al sucesor.
Al presidente Andrés Manuel López le pasa lo mismo, por lo menos en sus tres informes de gobierno oficiales, formales, no los mini informes que rinde cada 3 meses, que deberían llamarse “el recuento de los logros y mi ego”.
El Artículo 69 de la Constitución, reformado en 4 ocasiones para adecuar el texto, señala: En la apertura de Sesiones Ordinarias del Primer Periodo de cada año de ejercicio del Congreso, el Presidente de la República presentará un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país.
Cada una de las Cámaras realizará el análisis del informe y podrá solicitar al Presidente de la República ampliar la información mediante pregunta por escrito y citar a los Secretarios de Estado y a los directores de las entidades paraestatales, quienes comparecerán y rendirán informes bajo protesta de decir verdad. La Ley del Congreso y sus reglamentos regularán el ejercicio de esta facultad.
En la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, el artículo 6º. Señala: 1.- El 1o. de septiembre, a las 17:00 horas y el 1o. de febrero, a las 11:00 horas, de cada año, el Congreso se reunirá en sesión conjunta en el salón de sesiones de la Cámara de Diputados para inaugurar sus periodos de sesiones ordinarias.
Se acostumbró, durante décadas, que el Informe del Presidente ocurriera a las 11 horas… hasta que Porfirio Muñoz Ledo hizo valer lo escrito en la Ley Orgánica del Congreso.
Hoy, 1º. De septiembre, dejó de ser el Día del Presidente. Porque ya no al Palacio Legislativo a leer, como el caso de Luis Echeverría, un documento durante cinco horas. Y después, en Palacio Nacional, la gran fiesta: el besamanos. Todos los “sectores vivos de la sociedad, están presentes”, se le informaba al “señor presidente”. Durante la lectura, atentos o dormidos, políticos, diplomáticos, militares, empresarios, dirigentes obreros, presidentes de los partidos y un largo etcétera culminado con los clérigos.
La Ley es clara: el Congreso apertura sus sesiones a las 17 horas. Ni un minuto antes el presidente de la República puede, personalmente o por enviado, entregar el Informe de Gobierno en el lobby de San Lázaro.
Pero el presidente, el actual, decidió violarla.
Y dará a conocer “a la nación” su III Informe de Gobierno a las ¡10 de la mañana!
Lo hará frente a su gabinete, según información oficial, sin invitados especiales. ¿Qué harán los miembros que lo acompañan en su gestión?
¡Aplaudir!
Habrá concierto de focas y el “Señor” -que debe estar en los Cielos- sonreirá y vociferará como es su costumbre. Hablará con otros datos, los suyos y dirá, por ejemplo, que en sus dos años y 9 meses las reservas internacionales aumentaron (falso), que ha cumplido con los mexicanos en materia de salud y que nadie se ha quedado sin atención (falso) y ratificará que 60 millones de mexicanos han sido vacunados (falso), al tiempo que “informará” que pese a la pandemia la economía va requetebién y los empleos se recuperaron (falsedades totales).
Como colofón pregonará que, con la pandemia en el dedo meñique, le hizo lo que el viento a Juárez y la cuatroté avanza.
Confesará, cínica o socarronamente, que tiene la conciencia tranquila y está satisfecho con lo alcanzado.
Nada nuevo bajo el techo de Palacio Nacional.
Ni violar la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, es novedad.
Como Fox, Calderón y Peña Nieto pisará las alfombras y mármoles del Palacio Legislativo de San Lázaro cuando se vaya… si se comporta como demócrata y se va a Palenque el 1º. De septiembre de 2024.
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