Un Relevo Esperado y con Cola Grande

*Regresa al Senado Para Apoyar las Reformas Prioritarias

*La Sensibilidad de Ricardo Monreal Manifiesta en Twitter

*Pasará a la Historia Como la Primera Mujer en Gobernación

Por Joel Armendáriz

El relevó de Olga Sánchez Cordero como titular de la Secretaría de Gobernación -dos años y 11 meses con 26 días- no sorprendió. Era esperado. La ineficiencia marcará su paso como la primera mujer en ocupar el más alto rango, después de la Presidencia de la República, en el gobierno federal.

Lo que llamó poderosamente la atención fue su reintegración al Senado de la República para operar las iniciativas presidenciales, lo que equivale a una forma nada sutil de relegar al senador Ricardo Monreal, quien en los 3 años de ejercicio demostró ser leal al presidente de la República, pero no sumiso.

Ha defendido la independencia del Poder Legislativo, lo que le ganó distanciamiento de su amigo y compañero de lucha desde hace poco más de 22 años.

De acuerdo con versiones no oficiales, pero no desmentidas, Sánchez Cordero se reunió con el presidente Andrés Manuel López y éste le solicitó apoyar desde el Senado las reformas prioritarias del gobierno.

Supuestamente llega al Senado para dirigir y apoyar personalmente las reformas impulsadas por el Presidente. Será “el brazo derecho del Jefe del Ejecutivo”, según las versiones difundidas el fin de semana pasado.

La sensibilidad de Monreal no puede ignorarse. En su cuenta de Twitter, envió el mensaje: “La doctora Olga Sánchez Cordero es una mujer con prestigio y con talento, que contribuirá de manera importante al trabajo legislativo que estamos desarrollando y a concretar el proceso de transformación que vive el país, vía la agenda legislativa que nos propusimos.

“Estamos convencidos que contribuirá mucho a mantener la cohesión y la unidad en nuestra fracción parlamentaria, así como en el Senado”, señaló.

¿Qué podrá hacer mejor Sánchez Cordero que Monreal en el Senado?

No se sabe.

Hace un par de semanas, la entones secretaria de Gobernación cabildeó con senadores y diputados de las oposiciones -que en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión tuvieron la fuerza de frenar los periodos extraordinarios para avalar caprichos presidenciales- para alcanzar un consenso que permitiera incorporar la Ley Reglamentaria de la Revocación de Mandato, que le urge al presidente de la República.

EL fracaso fue total. Por un voto, los morenistas y aliados se quedaron a la orilla de la playa que les permitiría pisar suelo firme y conceder al presidente López la petición.

Durante su estancia en Gobernación, no fueron pocas las ocasiones en que Sánchez Cordero habló de cómo sus pares -como secretarios- no la tomaban en cuenta en las sesiones del gabinete de seguridad que se realizan todas las mañanas. También, en un protagonismo inesperado, se “descartó para el 2024”. Nadie la había considerado como posible candidata presidencial por dos razones: su corta carrera política, aunque larga en el Poder Judicial, y su poca actividad como la persona que debe mantener la gobernabilidad y la buena relación con los gobernadores del país.

Justo cuando Germán Martínez Cáceres renunció a la dirección del IMSS porque no “será un florero” -alusión a no ser tomado en cuenta para las decisiones de la institución- la periodista Martha Anaya publicó que, si de floreros se trata, doña Olga es de la dinastía Ming.

En algunos de los actos públicos a los que acudió en representación del presidente de la República, tuvo resbalones que, milagrosamente, no le fracturaron los tobillos. Uno de ellos, en Baja California. Se discutía en la Suprema Corte de Justicia de la Nación la inconstitucionalidad de la llamada “Ley Bonilla” y declaró que la reforma era, ciertamente, inconstitucional. Su afirmación estuvo conforme a la ley. Pero alguien se molestó en Palacio Nacional.

Le faltó aprender a dar el manotazo sobre el escritorio cuando era necesario. Pensar que personajes que la antecedieron -Manuel Bartlett, Jorge Carpizo, Emilio Chuayffet, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y el reciente Miguel Ángel Osorio Chong, por citar solamente a algunos- permitirían que un gobernador u otro secretario de Estado desobedecieran una instrucción, estaba fuera del radar.

Desde Gobernación se debe tener el control del país. Políticamente. Saber cómo actuar frente a acciones que tiendan a desestabilizar a la República.

Nada impidió que 10 gobernadores formaran la casi moribunda Alianza Federalista, desde la que, lanzaron todo tipo de misiles al Gobierno federal. Y nada se hizo, ahora sí, para defender la institución presidencial.

Pasará a la historia por haber sido la primera mujer en ocupar esa cartera, desde que existe la República Mexicana. No será por los logros de gobernabilidad.

En el Senado llegará, si las versiones son certeras, con el “poder que le otorga el presidente”.

Mala señal. Aunque, a decir verdad, no parece que doña Olga sea el personaje de la mano dura que requiere el Presidente para que sus iniciativas de reformas se aprueben ipso facto.

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